La agotadora huida de los desplazados de Gaza
Gaza, Territorios Palestinos/Fadwa al Najjar caminó 30 kilómetros con su familia tras la orden israelí de evacuar el norte de la Franja de Gaza, antes de alcanzar las tiendas de campaña levantadas por la ONU para acoger a los desplazados en el sur del territorio asediado por Israel en el marco de su guerra con Hamás.
Las tiendas fueron instaladas por la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA, por sus siglas en inglés) en el oeste de Jan Yunis, una localidad del sur del enclave.
Najjar, de 38 años, cuenta que caminó 30 kilómetros con su familia después de que Israel ordenara hace una semana evacuar la parte norte de la Franja.
"Abandonamos nuestra casa a las diez de la mañana y llegamos a las ocho de la tarde", cuenta esta madre de siete hijos. "Intentamos descansar por el camino, pero los bombardeos eran intensos, así que echamos a correr".
El territorio, donde malviven 2,4 millones de palestinos, ha sido intensamente bombardeado por Israel en respuesta a la ofensiva de Hamás en suelo israelí el 7 de octubre.
Los gazatíes esperan por un lado la llegada de ayuda humanitaria a través del paso de Rafah, fronterizo con Egipto, que no tendrá lugar antes del sábado, según la ONU. Al mismo tiempo siguen temiendo una invasión terrestre del ejército israelí, que mantiene asediado el enclave.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó el jueves que el número total de desplazados dentro de la Franja "podría haber alcanzado el millón". La agencia de Naciones Unidas teme seriamente una penuria de comida y de agua potable.
Bombardeos
Fadwa al Najjar explica que dejó su casa, junto con cerca de 90 parientes que viven en un edificio de viviendas. Como no tenían dinero para pagar los alrededor de 250 dólares exigidos por un chófer de bus, se resignaron a caminar.
"Israel bombardeó coches delante de nosotros, en los que iban desplazados. Vimos cadáveres", y "rezamos pensando que íbamos a morir", cuenta Fadwa al Najjar.
Israel desmiente haber atacado a los civiles que huyen hacia el sur y acusa a Hamás de usar a la población como "escudos humanos", lo que a su vez niega el movimiento islamista palestino.
"Hubo bombardeos sobre nuestras cabezas a lo largo de todo el camino. Habría preferido no irme y que nos quedáramos en nuestra casa, y morir allí", dice una hija de Fadwa al Najjar, Malak.
Su madre dice que no ha podido ducharse "desde el primer día de la guerra".
Más de 3.780 palestinos, en su mayoría civiles, han muerto en los bombardeos israelíes sobre la Franja de Gaza desde el 7 de octubre, según las autoridades locales de este territorio gobernado por Hamás.
Desde esa fecha, más de 1.400 personas murieron en Israel a manos de los milicianos de Hamás, en su mayoría civiles tiroteados, quemados vivos o mutilados en el primer día del ataque del movimiento islamista, según las autoridades israelíes. Hamás secuestró también a unas 200 personas.
"Ni mantas ni colchones"
Sentada en su tienda, Um Bahaa Abu Jarad, de 37 años, vivía en Beit Lahia, en el norte de la Franja, en un edificio con "alrededor de 150 personas que ahora están dispersadas entre Rafah [en la frontera con Egipto] y Jan Yunis", dice.
"Agarramos un carro tirado por un burro para llegar a la ciudad de Gaza [en el norte de la Franja, más abajo de Beit Lahia] por 30 séqueles", el equivalente de ocho dólares, "y luego pagamos 400 séqueles [100 dólares] para un coche que nos llevara a Jan Yunis", explica. "Es una suma importante, y hay gente que se aprovecha".
Antes de obtener una tienda de campaña, Um Bahaa Abu Jarad y otras 27 personas pasaron cinco días durmiendo al raso en el patio de un edificio de oficinas de la UNRWA. "Hacía mucho calor por el día y mucho frío por la noche".
La mujer muestra un jarabe que compró para la tos de su hijo, que tomó frío. "No hay ni mantas ni colches", dice.
También muestra las erupciones cutáneas y las comezones causadas por la falta de higiene. "Tenemos que esperar en fila delante de los baños junto con decenas de personas, y puede llevar una hora hasta que nos toque".
Huyeron en un camión de ganado
Una de sus primas, Faten Abu Jarad, madre de siete hijos, cuenta que iba caminando por una carretera de la ciudad de Gaza cuando se produjeron unos bombardeos israelíes.
"Empezamos a correr", hasta alcanzar un camión de ganado. "Le suplicamos al conductor que nos llevara hacia el sur, y tuvimos que pagar 400 séqueles", unos 100 dólares, explica.
"Estábamos todos hacinados, jóvenes y viejos, sobre los excrementos de las vacas, y llegamos aquí en un estado lamentable".
Hanaa Abu Sharj lava su ropa y la de su familia en un cubo, tras haber logrado hacerse con algunos litros de agua.
"No tenemos ropa limpia, y utilizo el agua con mucho cuidado para no malgastarla", concluye.