'Plastic Odyssey', el buque que enseña en Senegal a luchar por un mundo más limpio
Medio Ambiente
Dakar, Senegal/Baptiste Lomenech, de 26 años, explica a jóvenes emprendedores de Senegal cómo funciona uno de los sistemas de reciclaje del "Plastic Odyssey", un barco que surca los mares del mundo para enseñar a luchar contra la contaminación por plásticos.
En el puerto de Dakar, la tripulación, una veintena de personas, recibe a responsables locales y les muestra las técnicas de reciclado con la maquinaria de la que dispone el barco, que zarpó de Francia para dar una vuelta al mundo de tres años. Este año, el recorrido incluye a América Latina.
En 2023, el "Plastic Odyssey" visitará Fortaleza y Belem en Brasil, Georgetown en Guyana, la isla de Martinica, Puerto Príncipe en Haití, Puerto Limón en Costa Rica, Guayaquil en Ecuador y Lima. En 2024, navegando rumbo a Asia, hará escala en Hanga Roa, principal ciudad de la Isla de Pascua, Chile.
El navío ofrece un circuito completo de reciclaje: una trituradora para que los residuos queden reducidos a virutas, una cuba de lavado, una centrifugadora para secarlos y una extrusora para transformarlos.
La idea es enseñar cómo funciona una tecnología sencilla de utilizar, sin patentes y fácilmente accesible.
Las preguntas son numerosas. "¿Cuánto tarda en enfriarse?", "¿Cuánto cuesta?", "¿Hay alguna forma de aumentar la densidad?"
Los visitantes están desarrollando proyectos relacionados con el plástico y esperan que la formación a bordo del barco les permita acelerarlos.
"Estar aquí amplía mi campo de acción y de pensamiento. Vi que era factible instalar máquinas de reciclaje de bajo coste. Sabíamos que teníamos capacidad para hacerlo, pero no sabíamos cómo", explica a la AFP Boubacar Diakhité, de la empresa Défaratt, con sede en Gandiol (norte).
"Es increíble poder conocer a todos estos empresarios", dice Lenora Hamon, de 29 años, que tiene previsto poner en marcha una unidad de transformación de plásticos en Casamanza (sur) con la asociación Nio Far.
Las calles y las playas de Senegal están llenas de residuos plásticos y abundan los vertederos salvajes.
El de Mbeubeuss, cerca de Dakar, uno de los mayores de África, recibe cada día más de 3.000 toneladas de basura, que contaminan el suelo y el agua.
Según Simon Bernard, cofundador de la asociación "Plastic Odyssey", es necesario a la vez reciclar las inmensas cantidades de plástico abandonadas y reducir drásticamente la producción de residuos.
Cada minuto, cerca de 20 toneladas de plástico acaban en el océano y se transforman en micropartículas irrecuperables.
Aunque las autoridades senegalesas prohibieron las bolsas de plástico de un solo uso en 2020, "la ley sigue sin aplicarse y no se proponen soluciones alternativas", afirma Aisha Conte, presidenta de la asociación Residuos Cero.
Proyecto piloto
Jóvenes emprendedores como Abdoul Bakhy Mbacke intentan cambiar las cosas. Su compañía Ciprovis puso en marcha actividades que van desde la sensibilización hasta el reciclaje.
La idea de implicarse en la gestión de residuos se le ocurrió en su barrio.
"El camión de recogida solo pasaba por las calles principales, y se creaban vertederos no autorizados por todas partes. Se nos ocurrió utilizar triciclos para pasar por las calles pequeñas y ofrecer un servicio local de recogida de residuos", explica.
El emprendedor muestra un centro de reciclaje situado en la zona industrial de Diamniadio, a unos 30 kilómetros de Dakar, donde se depositan los residuos plásticos de empresas y hogares que pagan una cuota de entre 6.000 y 9.000 francos CFA al mes (entre de 9 a 13 dólares).
Cada día recoge 15 toneladas de residuos, de los que alrededor del 20% son plásticos.
Actualmente depende de varios socios para el tratamiento, pero quiere poner en marcha un proyecto piloto con "Plastic Odyssey" para desarrollar su propio negocio de reciclaje.
Abdoul Bakhy Mbacke cree que el sector debería estar subvencionado.
"Los costes se repercuten en los clientes, cuando habría que animarles a reciclar", afirma.
"Hoy sustituimos un poco al Estado, pero eso no nos desanima. Este es nuestro Senegal. Si el Estado decide unirse a nosotros, estaremos encantados de recibirles, pero no esperamos a nadie", asegura.