Burkina Faso retoma su transición hacia la democracia

El presidente de transición de Burkina Faso, Michel Kafando / EFE
Efe
23 2015 - 16:28

Burkina Faso retomó hoy el camino hacia la democracia tras restituir a su Gobierno de transición y poner fin a un golpe de estado militar que la pasada semana sacudió sus aspiraciones.

El próximo 11 de octubre, este agitado país africano -que ha sufrido seis golpes de estado en medio siglo- estaba llamado a las urnas para culminar un proceso iniciado en noviembre de 2014, cuando derrocó en una revuelta ciudadana al presidente Blaise Compaoré, en el poder durante 27 años.

Sin embargo, el pasado miércoles, a tres semanas de esos comicios, la guardia presidencial, la unidad con mejor preparación y equipamiento del Ejército, irrumpió en el Consejo de Ministros y tomó como rehenes al presidente del país, Michael Kafando, y a su primer ministro, Isaac Zida.

Al día siguiente, el general Gilbert Diandéré, un militar muy próximo a Compaoré, anunció la disolución del Gobierno y la proclamación de una autoridad militar liderada por el denominado Consejo Nacional para la Democracia, desatando así una grave crisis.

Una semana después, y tras una enorme tensión social y militar que colocó al país al borde de la guerra civil, Kafando vuelve ahora a estar al frente del Gobierno gracias a una negociación mediada por la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), que reaccionó con urgencia al problema.

"La transición está de nuevo en marcha, continuaremos con la misión que el pueblo nos ha encomendado", aseveró hoy Kafando en una ceremonia celebrada en Uagadugú para envolver de oficialidad la vuelta del Gobierno.

En el acto estuvieron presentes jefes de Estado y representantes de países de la CEDEAO, a quienes el restituido mandatario agradeció su participación en la resolución del golpe.

El rechazo unánime internacional que generó la sublevación es una prueba de que la transición en Burkina "va por buen camino", subrayó Kafando, que aseguró que su Gobierno está "decidido a construir una verdadera democracia".

Por su parte, el general Diendéré, que tras la ceremonia se reunió con algunos jefes de Estado del bloque regional, manifestó: "Para mí, el golpe se ha acabado, ahora toca la búsqueda de la paz".

El militar, que fue jefe del estado mayor con Compaoré, aseguró que asumirá sus responsabilidades por lo ocurrido durante esta semana, en la que, según un balance provisional de los servicios emergencia, murieron 15 personas y 114 resultaron heridas.

La negociación con el consejo golpista, en la que participaron, entre otros, el presidente de Senegal, Macky Sall, parece no haber terminado.

"Había que contener rápidamente una situación que se había vuelto muy peligrosa. Ahora es necesaria una mentalidad abierta para alcanzar una reconciliación nacional", reconoció el presidente de Benin, Thomas Boni Yayi, que también participó en la mediación.

La principal pretensión de los militares era eliminar el veto a las candidaturas afines a Compaoré en las elecciones, impedimento que surgió con la reforma de la ley electoral posterior a su derrocamiento.

Para devolver el poder, pidieron además una amnistía de los soldados y líderes golpistas, así como continuar dirigiendo el país hasta las elecciones, que serían retrasadas.

El principio de acuerdo que anunció hace dos días el presidente de Senegal aceptaba la eliminación del veto electoral, la amnistía para los golpistas y el retraso de las elecciones, hasta el 22 de noviembre como muy tarde, aunque imponía la restauración inmediata del poder legítimo.

El resultado más probable es que las elecciones se retrasen "algunas semanas", tal y como admitió hoy el primer ministro de Burkina a los periodistas.

El posicionamiento del Ejército, que durante cuatro días permaneció en silencio, fue decisivo.

Los jefes de las Fuerzas Armadas ordenaron el lunes el traslado de todas sus unidades a la capital para desarmar a los sublevados, generando una situación de tensión extrema que solo se relajó gracias a un pacto para retrasar las tropas a 50 kilómetros de la capital y confinar a los militares rebeldes en cuarteles.

De momento, el desarme no se ha producido: es algo que "se tratará durante los próximos días en los términos que se acuerden", advirtió el líder de los golpistas.

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