Una sencilla aplicación desvela complejos misterios de los tiburones en las Galápagos
La reserva marina de Galápagos, a donde llega posiblemente la mayor cantidad de tiburones a nivel mundial, cuenta ahora con una sencilla aplicación tecnológica que ha permitido multiplicar la información sobre la megafauna de las también llamadas "islas encantadas" de Ecuador.
Datos que antes se limitaban al ojo experto de los científicos, ahora pueden ser registrados por buzos y aficionados a ese deporte en la aplicación Sharkcount, ideada en Ecuador y desarrollada en Estados Unidos con una inversión de unos 20,000 dólares.
Una aplicación "súper amigable" y gratuita que se baja como cualquier otra en el teléfono móvil y en la que el usuario explica en líneas generales si es científico, guía o turista, antes de encontrar en la pantalla fotografías de varias especies, entre ellas, tiburones y mantarayas.
El proceso inició en 2007 con bitácoras y no funcionó.
Ya en 2016 con las nuevas tecnologías se creó la aplicación que facilitó el ingreso de información sobre las especies avistadas con un simple clic sobre las fotografías y otro tipo de información en español e inglés.
Tras un año de pruebas desarrolladas por el Parque Nacional Galápagos, la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) y Galapagos Conservancy, la aplicación arrojó 600 reportes, que se sumaron a 300 obtenidos "en los últimos diez años", comenta a Efe el británico Alex Hearn, involucrado en el proyecto.
Enmarcada en la llamada "ciencia ciudadana", la aplicación facilita que los buzos informen sobre las especies, ubicación y cantidades avistadas, con lo cual se pueden establecer medidas de manejo, explica a Efe, Eduardo Espinosa, responsable de seguimiento de ecosistemas marinos de la Dirección del Parque Nacional Galápagos.
Se busca establecer una línea base de información para marcar tendencias a largo plazo, y los primeros resultados revelan las preferencias de las especies por determinadas islas y meses del año a fin de permanecer en la reserva.
Una de las grandes incógnitas es la llegada a Galápagos de manadas de hembras de tiburón ballena (el pez más grande del mundo con hasta 16 metros), mientras en otros lugares del planeta la concentración se limita a machos de hasta cinco metros.
"En Galápagos tenemos hembras de 12 y 14 metros y no están alimentándose. ¿Qué hacen allí?", se pregunta Hearn.
Los inmensos animales llegan, "están unos días y se van a aguas abiertas, 1,500 kilómetros hacia alta mar", agrega al suponer que están en etapa de gestación.
Una incógnita que pretenden despejar con ultrasonidos, pero es "un trabajo largo. Todavía no nos quieren compartir sus secretos", dice entre risas.
En Galápagos hay más de 33 especies de escualos, entre ellos el martillo, y en islas del norte como Darwin y Wolf, no es raro encontrar quinientos de esos tiburones en un mismo grupo, "algo poco frecuente" en otras áreas protegidas, comenta Espinosa.
Una realidad por la que el archipiélago ecuatoriano -patrimonio natural de la humanidad desde 1978- es considerado "la meca" para el buceo entre los cientos de tiburones que nadan en los más de 130.000 kilómetros cuadrados de reserva marina.
Una extensión "imposible de abarcar" para los científicos, que agradecen que con la aplicación para teléfonos móviles se hayan agregado cientos de ojos adicionales en las profundidades del mar.
Y es que sin una línea base de información, ni Espinosa ni Hearn se atreven a calificar la situación de los escualos en Galápagos, pero coinciden en que es "uno de los pocos sitios en el mundo" donde todavía se ven grandes cardúmenes de varias especies de tiburón.
No obstante, de diálogos con buzos y guías veteranos Hearn deduce que el área "no está tan bien como estuvo, pero sí mejor que en otros sitios".
Si bien la situación de los tiburones es más estable que en otras partes del Pacífico tropical, esta no depende del esfuerzo de conservación en Galápagos, sino de otros factores regionales que afectan a la mayoría de las especies migratorias.
Por ello es indispensable que la flota pesquera artesanal y semiindustrial de la costa tenga sistemas satelitales que permitan su rastreo, medidas de protección para los tiburones durante su migración, analizar la pesca incidental y asegurar las aguas territoriales para que barcos foráneos no ingresen en la reserva.
Y es que especies longevas que pueden llegar a vivir más de treinta años, los tiburones son imprescindibles para mantener el balance en la cadena alimenticia por ser el depredador tope.
"Son un grupo de animales que no han cambiado mucho en casi medio millón de años", lo que los convierte, según Hearn "en una ventana a nuestro pasado, a entender la evolución de la vida en nuestro planeta".