Los padres también son víctimas de machismo y de discriminación

Los padres son víctimas de machismo y de discriminación en la publicidad
Los padres son víctimas de machismo y de discriminación en la publicidad / Redes sociales

Los padres en Panamá son víctimas de machismo y hasta son excluidos dentro de la burbuja del poco me importa. Es una realidad que pasa inadvertida ante nuestros ojos y la empecé a notar desde el momento que me convertí en papá.

Eso que los teóricos del conocimiento llaman “empírico”, fue lo que tuve que experimentar para darme cuenta, que tan poco valorada es la figura del padre de familia en nuestro país.

Probablemente sea el arrastre de una mala fama por los miles de malos padres que tenemos en las calles y la cultura del macho alfa, lo que ha convertido al “Día del Padre” en una fecha meramente comercial y que pasa muchas veces inadvertida.

Los tiempos han cambiado y los papás nos involucramos cada vez más en cada etapa del desarrollo de nuestros hijos. Ya no somos esa figura que embarazaba a la mujer y solo proveía comida y seguridad material a la familia. Ahora también somos un acompañamiento emocional para la madre, un soporte de ayuda en las atenciones del bebé y estamos pendientes de ese pequeñín; que necesita de todos nuestros cuidados y amor.

Sin embargo a pesar que son tiempos distintos, sigo observado como, incluso mujeres, te miran como extraterrestre cuando te involucras en el proceso de crianza de tu hijo.

Recuerdo un día, que llegué a la clínica y me baje del auto con mi bebé de 5 meses en brazos; además de una maleta y un coche que complicaban mi movilidad. Ante esta escena, pude ver como me observaban como una especie de bicho raro.

Otro día estaba en un centro comercial y el bebé se hizo caca. Me dirijo hasta el baño para cambiarlo, pensando que en el baño de caballeros me voy a encontrar con un cambiador y para mi sorpresa no existe. Solo están en el sanitario de las mujeres.

Ante la necesidad de cambiar al bebé me meto al baño de mujeres, un poco apenado y de repente aparece una doña y me dice: “usted no puede estar aquí”. Le comento: “Solo estoy aquí para cambiar el bebé” y me responde en tono más agresivo: “no debe estar aquí”.

No me quedó de otra que dirigirme a una esquina del centro comercial y cambiarlo con un poco de incomodidad.

Y cuando digo, que me quedaré solo a cargo del bebé para que la mamá descanse, porque está en el trabajo o tenga un momento de esparcimiento, también surgen los cuestionamientos de las abuelas, sobre si podré hacerme cargo del bebé yo solito.

No soy un experto, ni estuve en una escuela para cuidar niños y muchas veces mi hijo ha sido víctima de mi inexperiencia. Por ejemplo, ponerle el pañal al revés, agarrarlo mal cuando lo baño, entre otras situaciones. Pero en fin la práctica hace al maestro.

Vivimos en una sociedad, donde el cuidado de los hijos parece ser un tema exclusivo de la mujer y donde la sociedad cuestiona y no crea espacios para que el padre sea parte de esos momentos.

Parece ser que lo normal es que cuando la madre da a luz, el padre va con sus amigos, se mete a un bar y se emborracha para celebrar la llegada del nene. Mientras que la madre, las abuelas y las tías se encargan de atender a la mamá y al niño.

Después del parto es el momento, donde la mamá necesita el mayor apoyo de su pareja y además es cuando se da ese primer encuentro con esa personita que será parte importante de tu vida. La celebración es buena, pero cuando los tres (papá, mamá y bebé) estén también listos para festejar.

El padre que piensa diferente es un pendejo, la mujer lo manda, es un bobo y hasta lo tildan de “mari…”, como si la homosexualidad fuese sinónimo de debilidad. Otra muestra más de machismo hacia la figura paterna.

Ahora me voy a los anuncios publicitarios. Los creativos piensan que la familia está compuesta por madre e hijo, cuando de crear campañas para productos de niños se trata.

No he visto en las estanterías de ningún centro comercial o anuncio publicitario en cualquier plataforma, que aparezca al papá solo con el niño o que estén los tres, como debe ser.

La comunicación que manda la publicidad es excluyente y no invita desde la sutileza del mensaje a pensar diferente. Alimenta la tradición machista de que los hijos son cosas de las mujeres.

Con este artículo no busco desmeritar la figura de la madre, que es súper importante y tiene más valor que el padre, pues arriesga su vida para traer otra vida al mundo y sufre todas las consecuencias que hay detrás de un embarazo.

Su labor es divina y digna de admiración.

Sin embargo, la figura del padre debe ser ese soporte, más que material, emocional. Pues hay un principio que reza: “Madre sana y feliz, bebé sano y feliz” y por ende un adulto de bien. Ese principio lo debe cumplir el buen padre.

Hagamos que los padres, cada día se involucren más en la crianza de los hijos. No reforcemos el mensaje negativo y por el contrario trabajemos para que sea la dupleta madre – padre, los que en igualdad de condiciones sean los responsables de esa vida nueva en un mundo de tantas etiquetas, odios y discriminaciones.

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