Taxistas vs Uber ¿Quién tiene la razón?
Eran los inicios de los años 90 en Panamá y recuerdo cuando en un canal de televisión local pasaban dos series de televisión que fueron muy vistas en este país. Una se llama “Los Magníficos” (Team A) y la otra “El Zorro”. Muchos se preguntaran ¿Por qué hablo de esas series en el tema de los taxistas y Uber? Bien, a continuación mi respuesta.
En ambas series de televisión los personajes principales a quienes queríamos mucho, siempre los estaba persiguiendo la ley, no porque fueran peligrosos delincuentes, sino porque estaban contra el sistema legal establecido. En resumida unos forajidos.
Lo interesante de todo es que a pesar de ser unos perseguidos por el Estado, la gente los buscaba y les tenía aprecio, tan solo porque los ayudaban de manera efectiva. Esta trama de ficción es lo mismo que aplicado a la realidad está ocurriendo en estos momentos entre los taxistas, el gobierno y Uber.
El sistema Uber ha llegado a Panamá y ha tenido una gran aceptación entre quienes utilizan el transporte selectivo en el país. Esto ha indignado a los taxistas que en alianza con algunas autoridades del gobierno han calificado el servicio de ilegal, porque viola la legislación panameña en materia de transporte.
¿Uber viola la ley? Estoy totalmente de acuerdo. No cumplen con la legislación en materia de transporte y tampoco tienen los seguros contra accidentes adecuados para poder dedicarse a transportar personas. El Estado debe regularlos, sin embargo los taxistas en Panamá también están regulados, pero hacen los que se les da la gana.
Uber tuvo éxito en Panamá, porque durante años algunas mafias de taxistas secuestraron al usuario y lo sometieron al “no voy” y al pésimo servicio que ofrecen. Ciertamente están regulados en algunos aspectos, pero no cumplen. Recientemente tome un taxi y el mismo sin preguntarme si quiera se metió a una estación a tomar combustible. Esto la ley lo prohíbe.
“El no voy” también es sancionado por ley, sin embargo a quien denuncio que el taxista no me quiere llevar, si muchas veces los propios policías llamados a poner orden también son taxistas, debido al pésimo salario que les pagan.
Otro ejemplo de mala práctica que viví recientemente, fue cuando tomo un taxi que me cobra 3.00 dólares por llevarme de la USMA a la estación del Metro de la 12 de octubre, sin embargo toma otra carrera y le cobra 4.00 dólares por llevarla hasta Albrook. Si yo me atrevía a reclamarle a aquel taxista cuyo rostro parecía de un exconvicto, seguramente terminaría pagando los B/ 3.00 y con golpes e insultos incluidos.
Los mismos taxistas tienen la culpa de lo que está pasando y aquí se aplica un refrán árabe que dice: “No lloren como niñas, lo que no supieron defender como hombres”. Si hubiesen ofrecido un buen servicio, seguramente la gente rechazaría a Uber, pero como hicieron lo contrario, ahora paguen las consecuencias de su incapacidad e irrespeto.
La Asamblea Nacional ha salido como defensora de los taxistas, sin embargo esos diputados tienen intereses de por medio, ya que muchos son dirigentes transportistas y los que no, saben que tienen un buen caudal político en las piqueras de taxis que operan en los barrios.
Los diputados no saben lo que es sufrir el secuestro y la maleantería de algunos taxistas, debido a que traen carros exonerados de impuestos y es en lo primero que piensan apenas llegan a la Asamblea.
Así que para concluir, solo les dejo en el aire a los taxistas y diputados la siguiente idea: “Modernícense, hagan cumplir las leyes que existen y brinden un buen servicio”. Solo de están forma podrán competir y desplazar a Uber.