Los empleados como socios pueden salvar muchas empresas en medio de crisis por el COVID-19
La pandemia por el COVID-19 ha puesto a prueba a la humanidad. La organización y el trabajo en equipo son factores claves para sobrevivir, no solo a la enfermedad, sino también en medio de una economía colapsada.
El gobierno de Laurentino “Nito” Cortizo ha usado de propaganda el término solidaridad, como instrumento para llamar la atención de los ciudadanos con recursos para que aporten y ayuden a enfrentar la crisis de diferentes formas y desde distintas trincheras.
Sin embargo, a nivel de políticas económicas para el futuro, no han usado el término y estoy seguro que la única forma de salir adelante es mediante el fortalecimiento de la economía solidaria, dicho de otro modo, el cooperativismo.
Endeudarse y que los bancos salgan a prestar, solo hará ricos a unos pocos y empobrecerá a la mayoría. Aumentando aún más la desigualdad social y económica en Panamá.
El célebre fabulista griego Esopo, nos da un ejemplo claro en su fábula sobre los “Dos amigos y el oso”, de que distanciarnos y velar por nuestros propios intereses ante la adversidad, lo único que trae es división. Como país debemos preservar la unidad entre todos los sectores para echar la carreta hacia adelante.
La clase media, la micro, pequeña y mediana empresa que son parte importante de la economía de consumo en el universo capitalista está infectada por el virus. No habrá remedio chino que le levante de una vez.
Muchos empresarios con capital seguramente escogerán la quiebra, liquidar a toda su mano de obra y volver a empezar. Otros estarán acabados y sin opciones. Es ante este escenario que planteo la idea de hacer socio a los empleados.
Todo emprendimiento comercial requiere de mano de obra que lo empuje hacia adelante. En Panamá, usualmente un inversionista con mucho dinero pone el capital para la infraestructura, contrata personal y empieza a generar riquezas.
Esas riquezas no siempre se reparten de manera equitativa entre los empleados, quienes son los hacedores de la misma. Pero con el COVID-19, los empresarios no tienen para pagar la planilla y por lo tanto su empresa no puede avanzar para lograr sumar clientes. Es en este instante que los dueños de empresas deben proponerles a los empleados ser socios.
Algunos trabajadores tendrán dinero ahorrado para aportar liquidez a la empresa y comprar insumos, otros podrán cobrar menos, pero trabajar más horas y que ese esfuerzo se contabilice.
Sería bueno que los bancos presten dinero a bajo interés a aquellos empleados que quieren aportar para salvar el lugar donde han entregado su vida laborando.
Pongo un ejemplo práctico.
El Señor Miguel tiene un gran restaurante que generaba miles de dólares semanales antes de la pandemia. Empleaba a 20 personas. La crisis lo obligó a cerrar. Pudo sostener los salarios de sus empleados por un tiempo, pero después les pidió que se acogieran a una licencia sin suelo.
Miguel todavía tiene dinero, pero no el suficiente para volver a operar con sus 20 trabajadores en medio de la llamada “nueva normalidad”. Tiene dos opciones: irse a la quiebra o volver al ruedo con el mínimo de personal.
En este caso, Miguel les propone a sus empleados que sean socios para seguir con el negocio y volver a los tiempos de bonanza.
10 de los empleados contaban con ahorros y aportan algunos dólares a Miguel para comprar materia prima. Los otros 10 dicen que no tienen dinero para aportar, pero trabajarán 8 horas y solo cobrarán 4.
El comercio comienza a andar. Dentro de dos años las ganancias volvieron a ser las mismas. En esta ocasión la riqueza no fue solo para Miguel, sino que todos los empleados recibieron dividendos en partes iguales, aumentaron su consumo y mejoraron su calidad de vida. Además, son más felices.
Obvio Miguel siempre será el socio mayoritario y recibirá más ingresos. Pero estará eternamente agradecido con sus empleados que lo ayudaron a salvar su negocio y los empleados le estarán agradecidos. porque no los dejó en la calle y los motivó entre todos a salir adelante.
Si muchos comerciantes hacen esto en Panamá y dejan de andar pensando que el Estado tiene que rescatarlos y que el desempleo no es asunto de ellos, seguramente este país saldrá adelante en corto tiempo.
La Asamblea Nacional deberá cumplir su rol y junto a autoridades del Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral, gremios de trabajadores y empresarios iniciar un análisis de esta propuesta que puede terminar en ley de la República.
No hay de otra. Unirnos o andar separados y a rogar que el oso no nos coma.