Odiado por la humanidad entera. Ha logrado avanzar con su ejército infeccioso por todo el mundo, destruyendo economías, alterando la rutina, colapsando los sistemas de salud y obligando a más de la mitad de los habitantes del planeta tierra a confinarse en sus casas.
No tienen capas, ni espadas y tampoco súper poderes. Trabajan las 24 horas, durante los 365 días al año. Mientras todo el país duerme, ellos están de centinelas y cuando se presenta una emergencia, sea lo que sea, el primer grito de auxilio que suele resonar entre la multitud es: ¡Llamen a los bomberos!.
Los padres en Panamá son víctimas de machismo y hasta son excluidos dentro de la burbuja del poco me importa. Es una realidad que pasa inadvertida ante nuestros ojos y la empecé a notar desde el momento que me convertí en papá.
Este 21 de mayo se celebra el día del médico en Panamá y considero oportuno el momento para reflexionar sobre esta profesión que está cargada de muchísimos sacrificios.
Estamos a poco menos de un mes para se den las elecciones generales en Panamá y los políticos están en las calles desesperados tratando de convencer a los panameños para que los escojan. Muchos a pesar de sus constantes metidas de pata, están pidiendo una segunda, tercera y hasta décimas oportunidades para supuestamente cambiar el país.
Se acerca el año escolar 2019 y aunque la nostalgia no me invade porque no regresaré como alumno a un aula de clases; si reconozco que muchos recuerdos de mis años como estudiante de secundaria aparecen.
La visita del papa Francisco a Panamá estuvo cargada de mensajes a la juventud y a los líderes políticos del mundo para que tomen acciones positivas que permitan una convivencia más humana entre todos los vivimos en la “casa común”.
La Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) es un evento de trascendencia internacional que ha puesto a Panamá en la mira de todo el mundo. Una actividad que bien puede ser definida como el mundial de fútbol de la Iglesia católica.
El 2019 decidí iniciarlo con un artículo donde buscaba educar a la población sobre los tradicionales estilos de hacer política en Panamá y cómo hacer para detectarlo y enfrentarlo, sin embargo a ningún panameño parece llamarle la atención el tema y están más enfocados en otros asuntos que poco tienen que ver con el futuro del país.
Llegó el 2019 y Panamá se encamina a una elección general el próximo 5 de mayo. En esta justa electoral debemos escoger a las autoridades que dirigirán los destinos de la patria hasta el 2024.
Este 13 de noviembre, los periodistas panameños hacen un alto en su funciones para reflexionar sobre su profesión y celebrar; sin embargo también es importante mirar con luces largas el futuro del periodismo en un mundo cada vez más controlado por la vorágine digital.
Educar a un niño con ojos críticos en cuanto a cultura refiere es invertir en un adulto que será muy responsable en lo que escoge para consumir a nivel de entretenimiento. Este principio debería ser indispensable en la educación panameña, especialmente cuando de productos audiovisuales se trata.
En orden de importancia para un Estado, los niños deberían ser la prioridad, especialmente, porque aunque suene repetitivo, son el futuro de una nación y quienes deberán dirigir los destinos de la patria; sin embargo en Panamá, los pequeños no tienen mucha envergadura cuando de políticas sociales, educación y protección de sus derechos se habla.
La mentira tiene patas cortas. Estamos en medio de un año preelectoral, donde todos los partidos preparan sus mejores cartas para conquistar el poder, pero a diferencia de elecciones anteriores, en esta ocasión los electores no se están comiendo las falsas promesas de los políticos.
Estamos a menos de un año para que volvamos a las urnas a escoger a las autoridades que nos representarán los próximos cinco años; sin embargo, en estas elecciones que se avecinan el descontento, la frustración y la desilusión de la gran mayoría de los panameños con respecto a la clase política tendrá mucho peso.
Al llegar a la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV) de San Antonio de Los Baños en Cuba, te topas con una especie de mural colgado en una de sus paredes que dice: “Para que el lugar de la utopía, que por definición no está en ninguna parte, esté en alguna parte…” La frase fue dicha por el cineasta argentino Fernando Birri, durante la inauguración de esta escuela un 16 de diciembre de 1986.
Dentro del protocolo legislativo a los diputados, les antecede la palabra “honorables”; sin embargo, en medio de todos los señalamientos de los que son objeto a diario, surge la pregunta: ¿Son realmente honorable los diputados?
Pretender ser diferente en un mundo cargado de prejuicios absurdos es lo peor que le puede pasar a cualquier ser humano sobre el planeta. Pensar distinto al vecino, cuando unos cuantos han definido la línea de pensamiento, es estar muerto en vida. Esto describe una sociedad, donde la ideología aplasta la humanidad y que Panamá no escapa a ese comportamiento; cuando de matrimonio igualitario se habla.