Las placas del tercer mundo
El sistema de entrega de placas vehiculares nunca ha sido muy eficiente. A veces ha habido problemas de desorden, aglomeración y de largas filas.
Sin embargo, muchos recuerdan con nostalgia aquellos mensajes que decían “Panamá soberana” o “Puente del Mundo” y otros añoran las placas ilustradas con la torre de Panamá Viejo, el Canal, el Puente Centenario y el Metro de Panamá.
En la actualidad las cosas han cambiado y tenemos la peor placa que uno puede tener: que es no tener ninguna. Por fallas, descoordinación y lentitud del servicio, un conductor de un auto nuevo debe esperar meses para obtenerla. Lo mismo ocurre con los que necesitan renovar. No reciben una nueva.
El problema en el servicio parecía solucionarse con una nueva ley que está vigente desde septiembre del año pasado y que dice que el pago del impuesto de circulación se mantiene igual pero las placas de lata iban a tener como vigencia cinco años. Se alegaron razones medioambientales, que se trata de 700 mil vehículos y que hay un problema de producción en la Escuela Vocacional de Chapala. Esto quiere decir que las autoridades decidieron bajar el volumen para así atender las necesidades de los conductores.
Tener una placa que dure cinco años es algo que se puede comprender, pero lo que es incomprensible que no estén listas las del mes correspondiente, ni el mes siguiente ni el siguiente. Poco a poco se está circulando con placas más y más antiguas porque hay problemas “en el registro”.
Es lamentable que la flota vehicular en general se está desactualizando y se genere una preocupante situación de inseguridad.
Se necesita que los servicios públicos vayan de acuerdo con los nuevos tiempos, con la pretensión de tener servicios de primer mundo, así como tenemos el Canal de Panamá, el Centro Bancario o rascacielos de país desarrollado.
Por eso, resulta bochornoso y muy molesto acudir a buscar la placa y que la respuesta sea que no está lista.
Esta mala práctica empujó a la asociación de agencias de autos de Panamá a emitir un comunicado para alertar de la gravedad de la situación y fue un mensaje muy contundente.
“La circulación de autos sin placas representa un riesgo para la seguridad ciudadana, porque esto dificulta a las autoridades poder identificar a un agresor o a quien comete un delito o infracción”, señaló un comunicado emitido hace una semana por la Asociación de Distribuidores de Automóviles de Panamá.
A ninguno de los tres mil compradores que cada mes adquieren un auto nuevo se le está otorgando su respectiva placa. Esto no tiene sentido. Se trata de una actividad económica que equivale a 50 millones de dólares (en préstamos bancarios).
Hace falta que alguna autoridad tome con seriedad el tema y lidere una estrategia para mejorar el sistema y garantizar la eficaz entrega de las placas.
Recordemos que circular con la respectiva placa es una obligación, cuya omisión es sancionada por el Reglamento del Tránsito. Se está invitando a los conductores a infringir la norma. Es una incongruencia que muchas personas han tenido que pagar 50 dólares por circular sin placa o con placa vencida, incluso se les ha retenido el vehículo.
Algunos conductores se han quejado de que antes no se entregaban las placas por un problema de producción, y ahora tampoco le entregan la calcomanía.
El llamado del Municipio de Panamá para que las personas se mantengan al día con el pago del impuesto municipal, el certificado de Paz y Salvo y el Revisado para no recibir multas, no es suficiente y produce molestias.
Es lógico que los agentes de Policía en esta época especial no impongan multas por no contar con la placa, ya que se ha suspendido la infracción por circular con la placa vencida hasta el 30 de abril, según la Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre. Se beneficia a los conductores que tengan vehículos con placas que venzan en enero, febrero o marzo de 2022. Así que nadie debiera recibir multas por esto.
Esperemos que a corto plazo haya una solución. Se necesita resolver el problema y dar tranquilidad y seguridad a los conductores.