La utopía latinoamericana que espera al papa Francisco en la JMJ
Fue Tomás Moro, un santo de la Iglesia católica que en el año 1516 publicó su obra “La Utopía”, una pieza literaria que describe una sociedad ideal. Algo que en América Latina es muy difícil de alcanzar y que el papa Francisco desde su liderazgo religioso trata de cambiar.
El Papa se bajará de un avión el próximo 23 de enero en Panamá, se subirá al conocido “papamóvil” y saludará a una multitud de jóvenes que se han reunido con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
Será el Istmo centroamericano, el escenario, donde Jorge Mario Bergoglio de nacionalidad argentina deberá dirigir un mensaje a miles de chicos de todo el mundo y además tendrá que enfrentarse a la realidad de América Latina, una región fuertemente golpeada por la desigualdad social, la pobreza, el narcotráfico y la corrupción de los gobiernos.
Un informe presentado a inicios de este 2018 por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), revela que la situación de pobreza y desigualdad han aumentado en la región. Uno de cada 10 latinoamericanos viven en pobreza extrema.
El panorama se pinta cada vez peor para una Centroamérica donde muchos jóvenes sin oportunidades se montan en caravanas migrantes para buscar mejores oportunidades en Estados Unidos.
Otros caen en manos de la delincuencia, el narcotráfico y las pandillas. “Los mercaderes de la muerte” que tanto ha criticado el llamado “Obispo de Roma” están detrás de esta destrucción social.
Las estadísticas del reciente informe de la Cepal avala el poco favorable escenario para los países de la región. “En 2002 había 57 millones de personas en situación de carestía extrema en América Latina, cifra que creció hasta los 62 millones en 2017 y que ha vuelto a aumentar en un millón más, hasta alcanzar los 63 millones de latinoamericanos en 2018”.
El papa Francisco no es ajeno a esta realidad y la Iglesia que dirige tampoco. Ya ha demostrado en otras visitas que ha hecho a América, que le importa lo que está pasando en la esfera política y social.
Un claro ejemplo es cuando el 20 de septiembre de 2015, durante una eucaristía en “La Plaza de la Revolución” en La Habana, Cuba, Francisco provocó que cientos de colombianos presentes saltaran y celebraran con aplausos sus palabras, donde alentada al gobierno del expresidente Juan Manuel Santos y a los representantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarios de Colombia (FARC) para que alcanzaran la paz.
"En este momento me siento en el deber de dirigir mi pensamiento a la querida tierra de Colombia, consciente de la importancia crucial del momento presente, en el que, con esfuerzo renovado y movidos por la esperanza, sus hijos están buscando construir una sociedad de paz", dijo aquel día el Papa.
El Vaticano de Francisco también tuvo participación en el histórico acercamiento entre Cuba y Estados Unidos y el cual sirvió para ponerle fin al distanciamiento diplomático entre estos dos países. Algo que Donald Trump destruyó.
Las acciones de los gobiernos de Venezuela y Nicaragua le han costado la vida a miles de jóvenes que han salido a las calles a pedir libertad y democracia.
En la Nicaragua de Daniel Ortega, la Iglesia de Francisco, ha tenido un papel crucial en medio del conflicto, que aún no encuentra la luz.
Ante esta realidad, Francisco Rodríguez de Caritas Internacional y quien se encuentra como voluntario para la Jornada Mundial de la Juventud, aseguró que el Sumo Pontífice en su viaje apostólico viene a acercarse con ese pueblo de Dios: pobre, excluido y marginado.
“La escogencia por parte del papa Francisco de Panamá como sede de la JMJ, obedece a esa cercanía con los excluidos, con los olvidados (…) Nuestra realidad latinoamericana es que muchos jóvenes no iban a poder participar de una Jornada Mundial de la Juventud si se hacía en otro lugar del planeta y aquí se quiere tratar con ese pueblo desplazado”, señaló Rodríguez.
América también es un lugar donde los católicos tienen fuerte presencia. Según un informe del "Annuarium Statisticum Ecclesiae 2016", actualmente en el continente hay un 48.6% fieles que profesan la fe católica.
Francisco llegará a un territorio que conoce su realidad, que habla su idioma y donde lo espera una generación de jóvenes ansiosos de cambios, con ganas de escuchar lo que tenga que decir sobre: migración, medio ambiente, pobreza, corrupción y paz mundial.