El vía crucis latinoamericano es presentado por jóvenes ante el Papa en la JMJ
El papa Francisco arribó este viernes 25 de enero al Campo Santa María La Antigua (Cinta Costera) para la realización de un viacrucis con profundo significado y que relató la realidad latinoamericana, en sus 14 estaciones y que se extendió por espacio de dos horas.
En un vía crucis de Jesucristo que proyectó la realidad de América Latina; se abordaron asuntos como las vocaciones, ecumenismo, indígenas, ecología, migrantes y refugiados, víctimas, jóvenes y esperanza, violencia contra la mujer, derechos humanos, corrupción, aborto y terrorismo.
Peregrinos en Panamá para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), leyeron en las 14 estaciones las realidades y peticiones de sus pueblos.
El camino de Cristo a la cruz lo iniciaron jóvenes de Honduras, acompañados por un majestuoso coro que interpretó temas musicales propios de la ocasión.
La segunda estación estuvo a cargo de jóvenes provenientes de Cuba, los cuales en medio de la reflexión pidieron unión ante los tiempos difíciles.
El Salvador, hizo alusión a monseñor Oscar Arnulfo Romero y destacaron la labor de los mártires de la Iglesia católica.
Los guatemaltecos en medio del vía crucis expusieron en su participación la realidad de los indígenas latinoamericanos.
La Cruz Peregrina, símbolo de la JMJ que ha paseado por todo el continente americano, fue pasada a las manos de los jóvenes de Costa Rica. Estos en la quinta estación, “Jesús es presentado a Pilato”, ofrecieron una profunda reflexión sobre la “casa común” de la cual habla el papa Francisco, cuando hace alusión al medioambiente.
“Nuestra casa no puede ser víctima de nuestra indiferencia…”, dijeron los costarricenses en su reflexión.
La sexta estación estuvo a cargo de peregrinos de Venezuela, quienes abordaron el tema de los migrantes y refugiados. “Las líneas que dividen a los países se están llenado de espinas…”, dijeron los chicos de Venezuela.
La Cruz Peregrina siguió su curso por la tarima del Campo Santa María la Antigua y jóvenes haitianos en la séptima estación destacaron la violencia en nuestros pueblos. Todo se dio en el marco de la estación titulada: “Jesús carga la cruz”.
“Jesús es ayudado por el cirineo”, es el nombre de la octava estación y en medio de la misma los jóvenes y la esperanza fueron parte de la reflexión.
El resonar musical del coro se escuchó en el escenario, que en medio del ocaso daba paso a la novena estación que estuvo a cargo de República Dominicana, quienes aprovecharon a un “Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén” para hablar sobre la violencia contra la mujeres.
“Señor te pedimos por todas las mujeres que sufren discriminación de género (…) pobreza, violencia, la trata y la esclavitud”, leyó un joven dominicano vestido con un traje típico de este país.
Los derechos humanos estuvieron presentes de la mano de colombianos que en la décima estación: “Jesús es crucificado”, se introdujeron en la realidad de los derechos humanos en la región.
“Jesús en el cielo, tiene la llave de la puerta de la esperanza (…) En este mundo donde la corrupción ha provocado heridas, la palabra de Jesús nos promete la conversión”, fue la parte de la reflexión de peregrinos de Puerto Rico, quienes en la onceava estación abordaron este flagelo que tanto golpea a los pueblos latinoamericanos.
“He aquí la sierva del Señor (…) Hágase en mi según tu palabra”, fue dicho por los presentes en la Cinta Costera. Ojos cerrados de jóvenes en el público que meditaban, daba paso a la estación número 12 a cargo de Belice. País que reflexionó sobre el papel de las madres.
Los jóvenes de México, país azotado por la violencia del narcotráfico, meditaron sobre terrorismo y asesinatos en el marco de la estación trece, que trata sobre la muerte de Jesús.
Peregrinos de Nicaragua en la última estación del camino a la cruz, trataron el aborto.
La noche había caído sobre la ciudad de Panamá y los jóvenes reflexionaron sobre la vida que florece sobre Jesús tras su muerte en la cruz.
“Es la tumba que se abre en el vientre de las madres (…) niños mártires, la tristeza y la injusticia que les negó el derecho a vivir. Dios nos conceda el derecho a la vida”, reflexionaron los nicaragüenses.
Al finalizar el vía crucis que pasó revista por una América Latina golpeada por la injusticia social, la violencia y los desmanes de la corrupción, se hizo una reflexión titulada: “De la cruz a la luz”.
“La cruz iluminada es el signo de la misión, de ser esperanza, de ser vida (…) Hay que convencer al mundo de una fe que transforma. Jesús vivo, así lo cantamos y lo seguiremos diciendo desde cada corazón”, leyeron jóvenes panameños.
Al canto de Aleluya, le dieron paso al papa Francisco para que diera una reflexión final.
“El camino de Jesús hacia el Calvario es un camino de sufrimiento y soledad que continúa en nuestros días”, destacó Francisco.
La presencia de Cristo se hace presente en medio de los problemas que deterioran a una empobrecida y marginada población latinoamericana; algo que Francisco estuvo dispuesto a cuestionar desde la figura del vía crucis.
“El vía crucis de tu hijo se prolonga en jóvenes con rostros fruncidos que perdieron la capacidad de soñar, de crear e inventar el mañana y se jubilan con el sinsabor de la resignación y el conformismo, unas de las drogas más consumidas en nuestro tiempo”, destacó el sumo pontífice.
La noche culminó cuando Jorge Mario Bergoglio reflexionó sobre la figura de la Virgen María y realizó una oración donde dijo que era hora de irse con un corazón alegre y en paz. “Que la Virgen los cuide”, finalizó Francisco.