'Matar a Jesús': una reflexión de la violencia, humanidad y venganza
La directora colombiana Laura Mora presenta en Panamá su producción “Matar a Jesús”, inspirada en el asesinato de su padre. La película es una reflexión sobre el deseo de venganza, la justicia y todos los factores que rodean y provocan la violencia.
El filme presenta a Paula, una joven que presencia el homicidio de su padre, un profesor universitario. Desde ese momento, desea venganza y nada debe impedirlo. Pero, situaciones y emociones aparecen en su camino.
La película profundiza en todos los aspectos que generan violencia y sobre la resistencia a ésta.
La cinta, que ya estrenó en Colombia y ganó casi 14 premios en circuito de festivales, forma parte de la séptima edición del Festival Internacional de Cine de Panamá (IFF). Se proyecta nuevamente este martes 10 de abril a las 7:00 p.m. en el Teatro Gladys Vidal.
Aquí lo que TVN Noticias conversó con la directora sobre la película.
Alexandra Howard: Bienvenida a Panamá. Su película ya ha ganado casi 10 premios en festivales. ¿Cómo ha sido la respuesta? ¿Qué ha sido lo más especial en el recorrido?
Laura Mora: Creo que lo más especial, es lo que le dije ayer (domingo) a los espectadores en la primera proyección, me ha permitido entender que el cine es una conversación con el mundo. Sin siquiera yo estar presente. Los festivales son maravillosos porque me permití entender la película de un montón de puntos de vistas porque la gente se apodera de la historia, genera un debate tan profundo. Entonces, hay veces que te dicen cosas que nunca imaginaste pudiera pasar. Estando yo o no, creo que la película dialoga con la humanidad y eso ha sido lo más bonito, enriquecedor y muy conmovedor.
Así como anécdota en particular, la primera proyección en San Sebastián es quizás de esas que van a pasar a la memoria de esta película. Fue La primera vez con los dos actores, con un público muy conmovido, muy enérgico y una sala muy grande. Ese fue el principio de un buen presagio. Desde entonces, la película ha estado en latitudes tan diversas desde El Cairo, Zurich, La Habana. Eso me ha reafirmado el valor universal de la historia.
AH: La película está inspirada en una experiencia personal y también profundiza en los aspectos de la violencia, no solo en los aspectos directos. Sino en lo que está detrás de la violencia. ¿La película aborda todo?
LM: Para mí, lo más importante era no quedarme en la anécdota. Siento que las películas, muchas salen de anécdotas, pero la idea es sobrepasar eso para que cumplir con el sueño de la universalidad del cine, con la promesa del cine. Partí de esa pérdida tan dolorosa y tan personal pero indagué más allá sobre cuestiones que me interesan, sobre la responsabilidad del Estado, de las injusticias, sobre los sistemas de exclusión, que creo al final son cuestiones le deberían interesar al mundo.
Están muy presentes en el contexto colombiano, pero están muy presentes en la humanidad. Entonces, me interesaba eso y por eso todos los años fueron fundamentales en este proyecto para sobrepasar esa anécdota y volverla una historia de muchos.
AH: ¿Cuánto tiempo te tomó el montaje de “Matar a Jesús”? Mientras desarrollabas la idea, ¿cuándo decidiste quiero plasmar esta historia pero también abordando otros aspectos?
LM: Tras la pérdida de mi papá, que es como el punto de partida de esta película, me demoré muchos años y empecé a escribir unos textos sobre un encuentro imaginario entre una víctima y su victimario. Entre la víctima, el hombre asesinado y el sicario. Las titulé “conversaciones con Jesús”, que partían de un sueño que había tenido donde un chico de mi misma edad en ese momento, de 23 años, me decía que se llamaba Jesús y que había matado a mi padre. Eso era un sueño, no tiene nada que ver con la realidad. P
ero de ahí empecé a tener a modo de catarsis, escribir estos textos para darme cuenta más adelante que habían unas reflexiones muy profundas que podían abarcar no solo la historia de Colombia sino que creía que podían importarle a muchísima gente. Y que de ahí, pues de alguna manera, estaban unas imágenes potentes, unas inquietudes potentes para el relato. Ya después todos los años escribiendo el guion junto a Alonso Torres, que es un guionista increíble colombiano y un gran amigo mío, y luego presentarla a todos estos fondos que hay que apostarle para poder hacer la película… En total es un proyecto de casi 12 años.
AH: La película ya estrenó en Colombia. ¿Cómo fue la acogida? Sé que es un tema complicado de tocar y porque mucha parte de Colombia ha sufrido la violencia…
LM: Yo creo que todos, indirectamente o directamente, hemos sido tocados por la violencia. Ya sea directamente por algún miembro de nuestra familia asesinado, come es en mi caso, o también con vivir en medio de la zozobra, tener unos miedos que son heredados de todos esos años de conflicto. Teníamos mucho susto porque, precisamente, es un país que teme mucho como mirarse, que siente que repetimos el tema de la violencia. Yo siento que ha sido más la televisión que lo ha tocado, lo ha banalizado un poco. Contradigo ese discurso.
También teníamos susto por el título. “Matar a Jesús” es un título muy provocador para una sociedad tan conservadora y tan católica. Pero lo que nos ha sorprendido, que ha sido maravilloso, el público muy rápidamente sobrepaso esos obstáculos, esos dos prejuicios y se ha conectado con la historia. Ha sido muy bonito como la han recibido, como la han acogido. Todavía está en salas. La gente sigue yendo y la gente de manera muy abierta ha expuesto sus opiniones de las películas y nos hemos dado cuenta eso: que todos al final directamente o indirectamente hemos sido tocado por esa tragedia de la violencia.
AH: ¿Cómo fue el proceso de selección de los actores?
LM: Fue un proceso muy largo porque no son dos actores. Son actores naturales o no profesionales. Yo sabía desde la escritura del guion que quería trabajar con actores no profesionales. En mi búsqueda creativa se acerca más a lo que quiero. Mis cortos los había hecho con actores profesionales y pues eso implica un proceso muy largo porque lo que hace uno es ir por toda la ciudad, pensando donde estos personajes podrían estar. A Natasha (Jaramillo) la vi viendo una película y se me perdió. Dos meses después, de pura casualidad, la volví a ver en el centro de Medellín y corrí detrás de ella. Ella puso mucha resistencia, no le interesaba para nada y nunca había actuado. Pero todo coincidía con el personaje: estudiaba artes plásticas, tenía un carácter muy similar. Partió de una química entre ella y yo y convencerla poco a poco que estuviera. Yo creo que la más sorprendida de su talento debe ser ella.
Con Giovanny (Rodríguez) también, lo vimos en el centro de la ciudad, lo abordamos. Se opuso, tenía muchas dudas y cierta paranoia. No sabía quiénes éramos, es un chico que conoce muy bien esta violencia. Es muy parecido a Jesús. Accedió y ha sido muy impresionante como su trabajo y el reconocimiento que se le ha dado. Ganó el premio a mejor actor en el Festival de Guadalajara. Y, pues nada, después de un proceso muy largo de entrenamiento. Ellos nunca tuvieron un guion, le conté la película como si fuera un cuento y cada uno se relacionó muy bien con estos personajes. Entendió que sí había mucho de ellos en eso. De ahí, construimos familia y trabajamos juntos.
AH: ¿Ya está trabajando en otro proyecto?
LM: Estoy escribiendo ya, un proyecto muy distinto a la exploración visual y al acercamiento cinematográfico. Se llama los “Reyes del mundo”, recientemente fue premiado con un premio de cine en desarrollo. Digamos que me sigue inquietando el tema de la violencia, de una sociedad o un mundo que excluye constantemente a los otros. Entonces, digamos, que eso va a ser parte de este relato pero mirado desde un punto de vista muy distinto.
AH: La película también trata o menciona la parte de la injusticia. Es algo que creo que el público panameño podrá entender porque aquí también se habla mucho. ¿Tú película quiere, en cierto modo, abordar esta situación?
LM: Claro. El problema de nuestros países, no me voy a quedar solo en Colombia… Son unos países donde ha habido Estados muy débiles, que han dejado unos vacíos muy profundos, y en el caso colombiano, un sistema penal, de justicia, que ha colapsado. No solo por la corrupción sino por la magnitud de lo que ha pasado. Por ende, se ha vuelto un sistema muy inoperante, indolente que ha dejado de tener compasión y acompañar a las víctimas. Por eso mismo, ha hecho que la venganza sea tan fácil de asumir, como de tomarse la justicia por las manos.
Por eso, considero que “Matar a Jesús” es una película sobre la resistencia. Resistirse a la violencia cuando hay un Estado tan inoperante, tan indolente, es muy duro. En general, creo que si revisamos el cine latinoamericano, todas las historias de alguna manera retratan esos Estados, esos sistemas de justicia que han fallado.
AH: Ya, para terminar, la película está ambientada en Medellín. ¿Por qué escogió esta ciudad? ¿Es el lugar en que ha crecido, por eso fue tan especial plasmarlo ahí?
LM: Yo soy de Medellín, crecí en Medellín. Además, en un Medellín muy convulsionado. La película no tiene época, la película es rodada en el Medellín de hoy. No se le hace énfasis a ninguna época, ni siquiera en el evento personal mío que fue en el 2002. No intenté hacer una película de ese momento. Crecí en un Medellín mucho más convulsionado, con una violencia mucho más explícita.
Es una ciudad que amo, que me inspira, que me parece el lugar más extraño del mundo. Donde existe la misma cantidad de compasión de bondad, de belleza y de violencia. Me parece muy raro. Entonces, no había duda que Medellín iba a ser el lugar donde tenía que ser contada, era en gran parte una tercera protagonista de esta historia. Creo que ese contexto ha sido fundamental en nuestras vidas, en las decisiones que hemos tomado, para mí era muy importante casi que humanizar la ciudad tan presente en la película.
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