Debemos sembrar la semilla del entusiasmo
El Banco de Pensamientos ante el Coronavirus es un especial digital que recoge las opiniones de diferentes personalidades y profesionales panameños en relación a cómo ven Panamá después de la pandemia. Sus ideas pueden servirte de inspiración para enfrentar la crisis.
Desde que inicie mi vida laboral como docente, he tenido que enfrentar muchos cambios. Primero, tener que salir de mi casa hacia un área apartada de nuestro país donde las condiciones laborales no son las mejores, y la carencia de recursos es basta, siendo solo el mayor de ellos, mi vocación y el deseo grande de aprender de mis alumnos. Luego, trasladarme hacia el área urbana y enfrentarme con limitaciones similares y nuevos desafíos.
Toda esta experiencia me llevó a entender que toda crisis es una oportunidad de cambio, de adaptarse a nuevas realidades, nos ayuda a analizar el momento que vivimos, nuestro actuar pasado y las herramientas que adquirimos para el futuro. No cabe duda que la actitud que tomemos frente a ella marcará el rumbo a seguir.
Lo ocurrido en los últimos meses, con respecto a la pandemia del COVID-19 en el mundo, y específicamente a nuestro país trastocó cada una de las actividades, estilos de vida, formas de pensar, nuestras prioridades, inclusive hasta nuestra forma de relacionarnos con las demás personas.
Muchos vimos, como la noticia de este nuevo virus en China se empezó a generar, y tal vez, no pensamos que llegaría a nuestro país. Pero nos equivocamos, lo que pone de manifiesto que en el mundo todos estamos interconectados de una u otra forma, lo que nos afecta a unos, puede afectar a otros y viceversa.
Esta pandemia ha sido una pausa a nuestra cotidianidad y “normalidad”. Su impacto en el país ha tocado a todos los sectores de la sociedad. Aunque sabemos que a muchos panameños les ha tocado de forma más negativa que a otros. Sin embargo, podríamos rescatar algunas cosas positivas que nos podrían a ayudar a salir adelante frente a esta crisis:
- Muchas familias han compartido más tiempo juntos de lo que usualmente lo hacían.
- Muchas personas han encontrado el tiempo para desarrollar nuevas habilidades o para hacer cosas que le apasionan.
- La palabra “Solidaridad” se tradujo en acciones concretas en beneficio hacia los demás.
- La creatividad se puso de manifiesto en múltiples formas.
Estos son solo algunos de los “lados positivos” que se pueden resaltar de este tiempo de Pandemia.
Es hora de mirar al futuro y replantearnos qué queremos y hacia dónde queremos ir. Sin olvidar qué valores están en desuso u olvidados del pasado y que deben ser retomados. El Panamá que veremos en unos meses solo será la cosecha de lo que hemos sembrado durante este tiempo atrás y sacará lo mejor o lo peor de nosotros.
Como docente considero, que, debemos revalorar a la familia como cuna de valores y aprendizajes. El rol que juegan los padres en la vida de sus hijos, jamás podrá ser reemplazado, sino más bien reforzado, por la escuela y la sociedad. Todo el actuar de las instituciones debe enforcarse en acciones que busquen fortalecer la estructura angular de la sociedad, como lo es el acceso a una educación integral, que le brinde mayores y mejores oportunidades de vida.
Con respecto a una educación integral, desde mi experiencia trabajando con niños de preescolar, considero que es de suma importancia enfatizar, desde los primeros años de escolaridad el tema de los valores, y sobre todo el del bien común.
Con este virus, constatamos que todos vamos en una sola barca, si uno falla, fallamos todos. Resaltamos el hecho que “una sola persona” contagió a 60 personas más, lo que quiere decir que mi actuar repercute en la vida de los demás. Por lo tanto, debemos recalcar el concepto que todos somos seres sociales, sujetos de derechos, pero también de deberes y obligaciones, y que el seguimiento de reglas, nos da disciplina que se traduce en respeto hacia los demás. La urgencia de una formación humana integral, basada en la práctica de valores como eje transversal, se hace cada vez más notoria, sobre todo para tiempos difíciles como los que estamos viviendo.
El cuidado de nuestra casa común también es un tema de práctica de valores. Ya que no solo estamos conectados con otros seres humanos, sino con el mundo que nos rodea. La enseñanza de formas de consumo amigable y sustentable deben estar presente en el devenir educativo.
Esta pandemia, nos ha enseñado que podemos “vivir” solo con lo necesario, evitando el consumismo exagerado. En esta misma línea, una enseñanza practica son los huertos escolares y familiares, siguiendo modelos ya trabajados, o creando nuevos, en donde los propios estudiantes trabajan pequeños proyectos agrícolas con la guía de sus docentes, padres de familia y la promoción de la agricultura “urbana” en sus diversas formas.
Sembrar la semilla del entusiasmo por aprender sin importar las circunstancias, es nuestro gran reto como educadores panameños. Al vernos “obligados” a abandonar, las aulas de clases y al no poder tener una relación estrecha con nuestros estudiantes como usualmente lo hacemos, esta pandemia nos plantea la necesidad urgente de adaptarnos y capacitarnos para diferentes escenarios educativos.
La enseñanza del uso de la tecnología como medio de aprendizaje se ha de convertir en una preocupación constante de nuestra autoformación. En tiempos de distanciamiento social, la tecnología nos ha acercado. Vemos, entonces que la tecnología es un recurso valioso educativo cuando es bien utilizado.
Como panameña, siempre he creído que nuestro país es bendecido por diversas razones conocidas: posición geográfica, recursos naturales, por la diversidad y mezcla de culturas, entre otras. Creo fielmente que seremos capaces de adaptarnos a los nuevos retos que nos plantea esta pandemia, siempre y cuando la hagamos como un solo equipo, dejando el “juega vivo” que tanto daño nos hace. Poniendo nuestros habilidades y saberes al servicio de los demás, aportando todo lo que pueda a la superación de esta crisis. Debemos creer en nosotros mismos y en las capacidades que tienen los demás.
Es hora de sembrar esperanza. Es hora de sembrar valores, para en un futuro próximo cosechar un Panamá renovado. Es hora de enseñar con nuestro ejemplo, a los niños y jóvenes, que el trabajo constante y el respeto hacia los demás son fuentes de verdadera superación personal y profesional. De esta forma podremos contribuir a opacar, y por qué no, erradicar, las malas acciones de la “clase politiquera” actual, que busca beneficios económicos y de poder, aún en medio de esta pandemia y que lanzan un mal mensaje a las generaciones actuales.
Aunque el futuro es incierto con respecto al alcance de las repercusiones del COVID-19, puedo decir que los desafíos que están por venir son grandes, pero como toda época, serán tiempos de adaptación. Desde mi labor docente, así como lo he hecho anteriormente, aportaré mi conocimiento y entusiasmo, para que esta crisis se convierta en oportunidades de cambio en bien de mis alumnos, y por ende, del país.