Trastorno Generalizado del Desarrollo en bebés: ¿Qué es y cómo identificarlo?
Bebés
Ciudad de Panamá/Durante los primeros cinco años de crecimiento, los niños comienzan a presentar los primeros signos del Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGD), el cual se manifiesta en los mismos con graves deficiencias en diversas áreas del funcionamiento como las emociones, comunicación, relaciones sociales, entre otros.
Previo a la pandemia, cerca del 90% de los niños transcurrían su desarrollo con normalidad dentro de sus hogares. Debido al confinamiento, estos porcentajes aumentaron alrededor del 95%.
De acuerdo con diversos estudios recientes, la prevalencia del Trastorno Generalizado del Desarrollo se encuentra presente en 4 a 5 niños por cada 1,000 de ellos.
Todo lo anterior se desprende por declaraciones del Dr. Hermes Pimentel, pediatra-neonatólogo, en el programa Jelou!, quien señalo que los primeros signos de alarmas que se presentan son la simetría, utilización de una parte del cuerpo más que otra, falta de interacción visual hacia los cuidadores, falta de atención a ruidos, entre otros.
De acuerdo con el Manual de Diagnóstico y Estadístico de Clasificación de los Trastornos Mentales (DSM), estos tipos de trastornos se clasifican de la siguiente forma:
- Trastorno Autista
- Trastorno de Asperger
- Trastorno Autista no Especificado
- Trastorno de Rett
- Trastorno Desintegrativo Infantil
Es importante realizar una detección temprana desde el momento en que se presentan los primeros signos para que estos niños puedan recibir el tratamiento adecuado y no afecte de forma significativa su desarrollo.
Para realizar una detección, se pueden aplicar distintas pruebas visuales dependiendo de la etapa de desarrollo en la que se encuentre.
En el caso de los recién nacidos, estos pueden detectar visualmente una gama de colores en escala de gris. Para la prueba visual, el Dr. Pimentel señaló que estos pueden distinguir los movimientos y objetos por lo que pueden seguir estos movimientos.
A partir de los dos y tres meses, estos ya son capaces de detectar el color rojo siempre y cuando se encuentre a una distancia máxima de 30 centímetros para que pueda darle seguimiento al objeto.
Desde los seis a nueve meses, se comienzan a desarrollar la parte motriz y comunicativa siendo el infante capaz de producir fonemas y presentar una mayor movilidad en el cuerpo.
En el caso de que estos no atiendan a los movimientos, objetos, colores y no esté recibiendo ningún tipo de estímulo, se le debe brindar una terapia de estímulo u ocupacional de forma inmediata, así como acudir donde un especialista idóneo en estos tipos de trastornos.
Finalmente, Pimentel señaló que es importante la interacción que los cuidadores le brindan a los niños, así como llamarlos por su nombre para que estos puedan identificar con mayor facilidad el lenguaje.