Los robots para suplir carencias afectivas continúan su expansión
Los robots destinados a suplir carencias afectivas y de comunicación son una de las apuestas más prometedoras del sector de la robótica, que desde hoy muestra sus novedades en el mayor evento mundial de la industria en Tokio, la iREX.
Una cifra récord de 612 compañías de 15 países presentan hasta el sábado los avances del sector en el centro de convenciones Big Sight de la capital nipona, donde aunque la maquinaria industrial sigue siendo predominante, el número de robots interactivos diseñados para aportar compañía y asistencia a los humanos no dejan de crecer.
La presencia de estos aparatos en la Exposición Internacional de Robótica de Tokio (iREX) ha crecido un 26 % con respecto a la edición anterior de la cita bienal hasta abarcar casi una quinta parte del evento en 2017, hasta donde llegan apuestas como el robot social para personas mayores Pocobee.
Con la apariencia de un "tanuki" (mapache japonés), Pocobee ha sido diseñado por el gigante nipón Toyota para captar únicamente la voz del usuario, reduciendo otros ruidos del ambiente, lo que facilita el reconocimiento de voz instantáneo y una conversación fluida, con el propósito principal de ofrecer compañía y asistencia al creciente número de ancianos.
Además de comprender el tema y el contexto de la conversación gracias a funciones en red, este animal artificial puede captar las emociones del hablante en su tono de voz y sacar a colación recuerdos u ofrecer recordatorios de las tareas diarias pendientes.
En línea parecida pero con un público joven en mente, la compañía RayTron ha creado a Chapit, una criatura zoomorfa con apariencia de peluche que además de conversar puede conectarse con aparatos como el aire acondicionado o la luz eléctrica para regularlos.
La asistencia a los discapacitados es otro de los puntos donde ha puesto el foco este nicho robótico, con la presentación durante el evento de depurados robots capaces de coger objetos y llevarlos hasta una persona impedida, o armazones robóticos que permiten volver a caminar o hacer rehabilitación.
Desde que hace doce años comenzase a desarrollarse la foca Paro (llamada en España Nuka), empresas de todo el mundo se han sumado a la creación de dispositivos con fines terapéuticos y de asistencia ante la marcada tendencia del envejecimiento social.
"Necesitamos hacer algo ante este descenso y creo que los robots pueden suplir esa falta de recursos humanos", dijo hoy a Efe el secretario general de la Asociación de Robots de Japón (JARA), Shigeaki Yanai, quien considera que el sector privado se ha dado cuenta de este nicho y en muchos casos enfoca su negocio hacia él.
Yanai cree que la robótica es un ámbito "muy, muy prometedor" y que su uso en el sector servicios es una de las grandes tareas pendientes.
Ante el escepticismo de los creen que la expansión de los robots puede hacer peligrar el empleo tradicional, Yanai reflexionó que gran parte de los dispositivos que se crean actualmente requieren el control remoto de un operario y que más que sustituir, dan apoyo.
"Es cierto que cuando surgen nuevas tecnologías, hay personas que pierden su empleo, pero al mismo tiempo se producen cambios en las empresas, que crean filiales (dedicadas a los nuevos sectores) y a su vez ofrecen nuevas oportunidades de trabajo", destacó Yanai.
Según estimaciones de la consultora McKinsey Global Institute, el uso de la robótica avanzada podría tener un impacto económico de hasta 4,5 billones de dólares en 2025.
Entre otros de los grandes atractivos de la iREX están los robots humanoides como el T-HR3, la tercera generación de estos androides de Toyota, que se muestra por primera vez en acción en Tokio.
Los asistentes al evento se agolpaban para ver las demostraciones del robot, que controla con fluidez la fuerza y los movimientos de su cuerpo hasta el punto de quedar a la pata coja e incluso levantar una pierna por encima de sus hombros sin perder estabilidad.
Controlado remotamente, la compañía asegura que T-HR3 es capaz tanto de desempeñar tareas cotidianas del hogar y cuidar a personas mayores y niños, como de trabajar en fábricas o entornos peligrosos, como escenarios de desastres.