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Con su inolvidable papel en el programa de manualidades “Art Attack”, el presentador fue uno de los personajes más queridos y recordados a nivel televisivo. A pesar del tiempo transcurrido, su frase icónica, “No hay que ser un experto, para ser un gran artista”, sigue inspirando a quienes crecieron viendo su creatividad desbordante en Disney Channel.
Rui Torres, cuyo nombre completo era Rutilio Torres Mantecón, no solo enseñó a crear arte con sencillos materiales, sino que también fomentó la imaginación y la autoconfianza en sus jóvenes espectadores. Con su estilo amable y su contagiosa pasión por el arte, logró conectar emocionalmente con una audiencia que aún lo recuerda con profundo cariño.
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Sin embargo, detrás de aquella sonrisa radiante y del entusiasmo que transmitía en pantalla, Rui enfrentaba una dolorosa batalla personal. La trágica pérdida de su hija de dos años, a causa de una neumonía severa, lo sumergió en un duelo del cual no logró recuperarse. Este evento devastador habría influido en su salud mental, llevándolo a una profunda depresión. Para sobrellevar el dolor, Rui habría recurrido a antidepresivos que, según algunas versiones, lo condujeron a una sobredosis fatal.
A pesar de las especulaciones, nunca se emitieron declaraciones oficiales que esclarecieran las causas exactas de su fallecimiento. Las teorías en internet continúan circulando, pero todas coinciden en un punto: la muerte de su hija fue un golpe determinante que marcó su estado emocional.
Rui Torres no solo fue un ícono televisivo, sino también un hombre de notable inteligencia y talento. Estudió Ingeniería en Telemática en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), institución que publicó una esquela en su memoria, recordando con afecto al hermano de la Mtra. Maricruz Torres. “Siempre será recordado con cariño por su familia y amigos”, decía el mensaje que aún circula en redes sociales.
Su partida dejó un vacío en la televisión infantil latinoamericana. Para quienes crecieron con sus enseñanzas, “Art Attack” no era solo un programa de manualidades, sino un refugio de creatividad y diversión. Rui logró convertir objetos cotidianos en piezas de arte, demostrando que la imaginación no tiene límites y que el arte puede estar al alcance de todos.
A 17 años de su muerte, su legado sigue vivo en los recuerdos de aquellos que encontraron en sus palabras el valor para crear sin miedo al error. La frase que repetía al final de cada proyecto, “No hay que ser un experto, para ser un gran artista”, continúa inspirando a nuevas generaciones, demostrando que el impacto de Rui Torres trasciende el tiempo y la pantalla.