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Cuidado | Si ves este signo en una papa, no la consumas, puede ser tóxica

Aunque las papas son uno de los alimentos más versátiles y consumidos en el mundo, su mal manejo puede convertirlas en una fuente de peligro.

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Imagen con fines exclusivamente ilustrativos / Pixabay/Licencia libre y gratuita

Las papas verdes o germinadas, aunque comunes en muchos hogares, pueden representar un grave riesgo para la salud debido a la presencia de compuestos tóxicos conocidos como glicoalcaloides, específicamente solanina y chaconina. Estos químicos son producidos de manera natural por la papa como un mecanismo de defensa contra plagas y microorganismos. Sin embargo, para los seres humanos, su consumo puede ocasionar intoxicaciones graves que, en algunos casos, podrían ser fatales.

¿Qué son la solanina y la chaconina?

La solanina y la chaconina son sustancias químicas que se encuentran en todas las partes de la planta de la papa, incluidas las hojas, los tallos y los tubérculos. Aunque en niveles bajos son inofensivas, su concentración aumenta significativamente en las papas que han estado expuestas a la luz solar, al calor o que han comenzado a germinar. Este proceso también tiende a producir un color verdoso en la piel de la papa, un indicador visual de que los niveles de glicoalcaloides podrían ser peligrosos.

El efecto tóxico de estos compuestos radica en su capacidad para interferir en el sistema nervioso humano. Según la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), los síntomas de una intoxicación por solanina incluyen náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal, fiebre, dolor de cabeza, mareos e incluso alteraciones en la frecuencia cardíaca. En casos severos, podría llevar a complicaciones graves como parálisis o coma.

Aunque la intoxicación por solanina es poco común en la actualidad debido a las mejoras en el almacenamiento y manejo de las papas, los expertos advierten que la falta de conocimiento sobre este tema aún representa un riesgo.

¿Es suficiente lavar, pelar y retirar las partes verdes?

Una creencia extendida entre los consumidores es que simplemente lavar, pelar o cortar las áreas verdes y germinadas de una papa es suficiente para eliminar los compuestos tóxicos. Sin embargo, los expertos han advertido que esta práctica solo reduce parcialmente los niveles de solanina y chaconina. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), pelar las papas puede reducir la concentración de glicoalcaloides hasta en un 30%-40%, pero no elimina por completo el riesgo, ya que estos compuestos están presentes en todo el tubérculo. .

La recomendación general es evitar por completo el consumo de papas que presenten señales de verdor, brotes o zonas blandas, especialmente si tienen un sabor amargo, ya que este puede ser un indicador de altos niveles de toxinas.

Cómo identificar una papa con niveles peligrosos de solanina

Los siguientes consumidores pueden prestar atención a los signos para identificar una papa potencialmente peligrosa:

  • Color verde en la piel: Este tono es un indicador directo de la presencia de clorofila, la cual se forma cuando la papa está expuesta a la luz. Aunque la clorofila en sí no es tóxica, su presencia suele ir acompañada de niveles elevados de glicoalcaloides.
  • Brotaciones: Las papas con brotes o "ojos" prominentes tendencia a tener concentraciones más altas de solanina.
  • Sabor amargo: Aunque no siempre es fácil de detectar, un sabor amargo o inusual en las papas podría ser una señal de que contiene niveles peligrosos de compuestos tóxicos.
  • Partes blandas o arrugadas: Papas que han comenzado a descomponerse o que tienen zonas blandas suelen estar más concentradas en glicoalcaloides.

Para evitar problemas de salud, los expertos aconsejan:

  • Almacenar las papas correctamente: Guárdalas en un lugar fresco, oscuro y seco, lejos de la luz solar o fuentes de calor.
  • Consumir papas frescas: Evite almacenar papas durante largos períodos, ya que esto puede aumentar el riesgo de germinación.
  • Comprar con precaución: Al elegir papas en el supermercado o mercado local, evite las que tengan manchas verdes, brotes visibles o una textura blanda.
  • Descartar papas sospechosas: Si una papa muestra signos de verdor o germinación significativa, lo mejor es desecharla.

A lo largo de la historia, ha habido casos documentados de intoxicaciones masivas debido al consumo de papas con niveles altos de solanina. En 1979, un brote en el Reino Unido afectó a más de 80 escolares, quienes sufrieron vómitos y diarrea tras consumir un puré de papas hecho con tubérculos que contenían niveles peligrosos de solanina.

Otro incidente conocido ocurrió en Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, cuando las dificultades económicas llevaron a muchas personas a consumir papas almacenadas durante largos períodos. Esto resultó en numerosos casos de intoxicaciones severas, algunas de las cuales terminaron en muertes.

La industria alimentaria también juega un papel crucial en la mitigación de estos riesgos. Agricultores y distribuidores deben implementar mejores prácticas para garantizar que las papas lleguen al consumidor en óptimas condiciones. Por su parte, los gobiernos y organismos de salud pueden contribuir con campañas educativas para informar al público sobre los riesgos asociados con este alimento básico.

En conclusión, aunque las papas son uno de los alimentos más versátiles y consumidos en el mundo, su mal manejo puede convertirlas en una fuente de peligro. Prestar atención a las señales de alerta y adoptar prácticas seguras de almacenamiento y consumo es esencial para evitar riesgos innecesarios. Como consumidores, la clave está en la información y la prevención.

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