Los Obama, una perpetua historia de amor

Desde que llegaron a la Casa Blanca siempre se han mostrado como una pareja estable y feliz, en la que las muestras de cariño, respeto y admiración del uno hacia el otro no han faltado.

El presidente estadounidense Barack Obama (R) baila con su esposa la Primera Dama de los Estados Unidos Michelle Obama el 20 de enero de 2009 en Washington, DC.
El presidente estadounidense Barack Obama (R) baila con su esposa la Primera Dama de los Estados Unidos Michelle Obama el 20 de enero de 2009 en Washington, DC. / EFE
17 de enero 2017 - 12:19

El amor ha estado y sigue presente en la popular pareja que conforman los Obama. A lo largo de sus ochos años en la Casa Blanca, Barack y Michelle han dejado claro que se quieren, que se aman y que ni las vicisitudes políticas han podido con ellos.

No son pocas las muestras de amor que se han prodigado en público y también en privado, aunque esos momentos, quizá más íntimos, han sido notorios gracias a sus perfiles sociales, unos instantes que reflejan un amor enrocado.

Pero, como en otras bonitas historias de amor, los celos también pueden aparecer ocasionalmente, e incluso juegan malas pasadas. Y eso fue lo que le ocurrió a Michelle Obama durante el funeral de Nelson Mandela en Johannesburgo, cuando su esposo se hacia un selfi con la primera ministra de Dinamarca, Thorning Schmidt.

.- El presidente Barack Obama y la primera dama Michelle Obama comparten un momento privado en un elevador de carga. Washington, D.C.
.- El presidente Barack Obama y la primera dama Michelle Obama comparten un momento privado en un elevador de carga. Washington, D.C. / EFE

Una situación incómoda, que no gustó a la primera dama de Estados Unidos que zanjo rápidamente, pidiendo a su marido que le cambiara el sitio.

Un amor con carácter

Precisamente fue el carácter de Michelle lo que enamoró Barack. La historia de amor de los Obama se remonta a junio de 1989, cuando el aún presidente de Estados Unidos acababa de ser contratado como asociado de verano en una firma de abogados en Chicago.

Michelle Robinson fue asignada, durante unos meses, como su consejera en ese bufete. "Esto no es una cita", le dijo la joven Robinson a su colega de trabajo Obama cuando fue a recogerla en su destartalado coche para asistir a una reunión comunitaria.

Aunque en un principio ella se negó a salir con Barack Obama, a finales del verano de ese año comenzaron su noviazgo. Lo que no iba a ser una cita terminó convirtiéndose en una historia de amor conocida mundialmente.

Más durante estos últimos ocho años, en los que la pareja, a pesar de su exposición mediática, han vivido su amor con mucha naturalidad, a veces, ajenos al protocolo.

Desde que llegaron a la Casa Blanca siempre se han mostrado como una pareja estable y feliz, en la que las muestras de cariño, respeto y admiración del uno hacia el otro no han faltado.

El presidente Barack Obama abraza a la Primera Dama Michelle Obama en la Sala Roja mientras que la Asesora Senior Valerie Jarrett sonríe antes de la recepción de la Asociación Nacional de Editores de Periódicos (NNPA) 20/3/09.
El presidente Barack Obama abraza a la Primera Dama Michelle Obama en la Sala Roja mientras que la Asesora Senior Valerie Jarrett sonríe antes de la recepción de la Asociación Nacional de Editores de Periódicos (NNPA) 20/3/09. / EFE

Tanto Barack como Michelle han aprovechado cada aniversario para recordar públicamente lo mucho que quieren, y mostrar al mundo que su historia de amor se ha fortalecido. Las redes sociales han sido las plataformas elegidas casi siempre para enviarse románticos mensajes.

"Uno al lado del otro por 24 años. Que sean mucho más. #felizaniversario", escribió Obama, quien acompañó estas palabras con una imagen de él dándole un beso en la mejilla a Michelle.

"55 años joven y esta sonrisa me cautiva cada día. Feliz cumpleaños, Barack. Te quiero", escribió Michelle Obama, quien firmó con sus iniciales, 'mo'.

Hasta ahora, los Obama no han tenido problema en compartir sus momentos como pareja y son muchas las imágenes que reflejan su bonita historia de amor, forjada día a día.

“La mejor decisión de mi vida"

Una de las imágenes más tiernas de ambos fue captada justo el día en que los Obama bailaron juntos por vez primera como Presidente de Estados Unidos y ella como primera dama.

Otra instantánea para el recuerdo es la que protagonizaron, justo después de acabar la gala. Un instante en el que, a pesar de estar rodeados de asesores y personal de seguridad, ella aparecía abrigada con la americana del él, mientras se miraban tiernamente a los ojos.

En estos ocho años también han aparecido otras imágenes curiosas y cariñosas, como aquella en la que Michelle Obama coloca perfectamente la pajarita de su marido, o en aquella otra que le retiraba una mota del rostro o aquella en la que le tomaba de la barbilla para que sonriera.

La primera dama estadounidense ayuda a colocar la pajarita del presidente Obama, en la Casa Blanca en un acto celebrado el 25 de septiembre de 2015.
La primera dama estadounidense ayuda a colocar la pajarita del presidente Obama, en la Casa Blanca en un acto celebrado el 25 de septiembre de 2015. / EFE

Muchas han sido las demostraciones de afecto entre ellos, una de las últimas en la festividad de San Valentín de 2016 en la Casa Blanca, durante el programa de Ellen DeGeneres, cuando el presidente dijo: "Michelle: he tomado muchas excelentes decisiones como presidente, pero la mejor decisión de mi vida fue haberte escogido. Gracias por soportarme. Te amo''.

Y el amor a su mujer, Michelle, también estuvo en el discurso oficial con el que se despedida Barack Obama de la presidencia de Estados Unidos cuando, en la parte final y entre lágrimas dijo sobre Michelle: "eres mi mejor amiga".

En sus últimas palabras también añadió que su esposa asumió un papel como primera dama "que no había pedido" con "gracia, estilo y buen humor", y que “ha hecho de la Casa Blanca un lugar que pertenece a todos".

Mientras Obama pronunciaba su último discurso antes de dejar la Casa Blanca, Michelle, que vestía un vestido de encaje azul marino, recogía sus palabras con gran emoción. Al término, se fundieron en un cálido y entrañable abrazo, uno más, que a buen seguro no será el último.

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