Hallazgos arqueológicos confirman relatos bíblicos sobre Jerusalén

El equipo logró establecer un vínculo directo entre eventos narrados en el Antiguo Testamento y evidencia arqueológica.

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Imagen con fines ilustrativos / Pixabay/Licencia libre y gratuita

Tras una década de investigaciones en la Ciudad de David, se descubrió que el muro oriental de esta histórica urbe fue construido durante el reinado del rey Uzías, en el siglo IX a.C., después de un devastador terremoto mencionado en los textos bíblicos. El estudio, liderado por la Autoridad de Antigüedades de Israel en colaboración con la Universidad de Tel Aviv y el Instituto Weizmann, desafía las teorías tradicionales sobre la cronología de la expansión de Jerusalén.

Durante años, se asumió que estas fortificaciones pertenecían al reinado del rey Ezequías en el siglo VIII a.C. Sin embargo, los nuevos análisis ubican la construcción un siglo antes. “El gran terremoto marcó el inicio de una renovación en la ladera oriental durante el reinado de Uzías”, explicó Joe Uziel, uno de los principales arqueólogos del proyecto, en una entrevista con History Channel.

Según los investigadores, esta obra no solo fue una respuesta al desastre natural, sino también parte de una estrategia más amplia de fortificación y expansión de la ciudad. Los resultados se basan en más de 100 análisis de radiocarbono realizados en materiales orgánicos recuperados de las excavaciones en el Parque Nacional de la Ciudad de David. Estos permitieron establecer una línea temporal que abarca desde el 1200 a.C. hasta la destrucción de Jerusalén por los babilonios en el 586 a.C.

Yuval Gadot, profesor de la Universidad de Tel Aviv, destacó la relevancia de este descubrimiento: “Estos datos ofrecen una cronología precisa que conecta eventos bíblicos con evidencia científica”. El hallazgo también refuta la creencia de que el crecimiento de Jerusalén se dio tras el exilio asirio en el siglo VIII a.C., al confirmar que este proceso comenzó durante el reinado de Uzías.

El terremoto mencionado en los textos bíblicos no solo dejó huellas en la geografía, sino que transformó la historia de la región. Según Uziel, “la evidencia arqueológica demuestra que la ciudad siguió creciendo y prosperando hasta su destrucción por Babilonia”. Este descubrimiento redefine cómo entendemos el desarrollo de Jerusalén y refuerza la conexión entre el relato bíblico y el registro arqueológico.

El estudio sobre el muro oriental no es el único caso reciente en el que la ciencia ha arrojado luz sobre eventos narrados en las Escrituras. Un ejemplo destacado es el milagro de los panes y los peces, descrito en los Evangelios. Investigaciones publicadas en Water Resources Research sugieren que un fenómeno natural en el lago Kinneret, también conocido como mar de Galilea, podría ofrecer una explicación científica al relato.

De acuerdo con el estudio liderado por Yael Amitai, los vientos de la región generan olas internas que alteran la temperatura y los niveles de oxígeno en el agua, provocando que los peces queden atrapados y mueran en grandes cantidades en las zonas costeras. Este fenómeno coincide con el área donde, según los textos sagrados, Jesús realizó el milagro.

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