Niña le dijo a su madre que escuchaba 'monstruos' en su habitación y lo que descubrieron los dejó en shock

La advertencia de una pequeña niña que insistentemente le decía a su madre que escuchaba "monstruos" en su habitación llevó a la familia a inspeccionar el lugar con una cámara térmica y lo que descubrieron los dejó petrificados.

Ashley Massis Class, una mujer que vive con su familia en una granja de más de 100 años de antigüedad, trató de tranquilizar a la mayor de sus tres hijos cuando comenzó a decirle que había monstruos en su cuarto.

"Ella me decía que escuchaba monstruos en la pared de su habitación, pero días atrás habíamos estado viendo Monster's Inc. ", por lo que cuando nos lo dijo pensamos que se refería a que había monstruos en su armario", explica la mujer a la revista People.

Para tranquilizarla, Ashley y su esposo intentaron calmarla de todas las maneras posibles. "Le dijimos: 'No hay nadie en ese armario'. Hicimos bromas sobre luchar contra el monstruo. Le dimos una botella con atomizador llena de agua que era su spray para alejar a los monstruos". Sin embargo, nada funcionó. De hecho, la angustia de la niña se agravó y comenzó a tener pesadillas nocturnas.

Ashley explicó: "Estaba aterrada. Se negó a dormir en su habitación y empezó a quedarse con nosotros y seguía diciendo que había monstruos. Pensamos, en parte, que estaba experimentando una pequeña crisis ya que yo acababa de tener un bebé en febrero y antes de eso estaba embarazada y cansada".

Pocos días después, Ashley y su esposo notaron que algunas abejas entraban a su ático. Como viven en una granja de 100 años de antigüedad, decidieron adelantarse y llamar a una empresa de control de plagas. La pareja pensó que sería tan simple como contactar a un apicultor y tapar el agujero por el que entraron, pero resultó que ese no fue el caso.

Después de contactar con varias compañías, un apicultor decidió hacer una inspección profunda y descubrir en dónde estaban las abejas. El apicultor vino preparado con una cámara térmica para evaluar la situación, pero nadie podía predecir lo que descubrirían.

"Al principio pensé que era un cuerpo. Pensé: '¿Qué es eso?'. El hombre tomó un martillo y golpeó la pared. Las abejas salieron como en una película de terror. "Había corrientes de abejas y en la pared donde golpeó brotaba enormes cantidades de miel. Pero parecía sangre porque estaba muy, muy oscura, corriendo por las paredes rosadas de mi hija. Parecía realmente extraño".

El apicultor actuó rápido, cerró la puerta y se puso su equipo de trabajo. Le informó a Ashley que tendría que abrir un hueco más grande para comprender el alcance de la situación.

"Abrió la pared y era una de las mayores ronchas que había visto en sus 40 años de carrera", dijo. "Sólo 50,000 abejas pululaban como locas en el dormitorio de mi hija. Era una pesadilla. Dejaban caer miel por todos lados, sobre todas sus cosas".

El primer día, el apicultor pudo sacar 20,000 abejas y un trozo de panal de 100 libras, pero su trabajo estaba lejos de terminar.

"Cerramos la habitación y regresó al día siguiente. Sacó otras 20,000 abejas. Ahora el agujero en la pared está cubierto de plástico y todavía siguen entrando abejas. Creemos que ahora hay otras 20,000 abejas, así que "Regresará, anticipando sacar otros 20,000".

Ashley finalmente comprendió que el temor de su hija no era infundado y que los monstruos en realidad sí existían, pues se trataba de un monumental enjambre de abejas.

"Le dijimos: 'Encontramos los monstruos, tenías razón'. Luego le presentamos al apicultor y ella dijo: 'No, él es un cazador de monstruos'. Así que lo llamó Sr. Monster Hunter durante el resto del día, lo cual fue increíble".

El apicultor incluso le mostró cómo no tener miedo, explica Ashley. "Él se dejó picar para poder dejarla sostener uno y no asustarse. Pero ella vio la enorme caja de abejas y escuchó el zumbido y dijo: 'Por supuesto que no, solo la miraré desde aquí'. "

Aún queda mucho trabajo por hacer para que la casa vuelva a la normalidad.

*Este reportaje fue publicado por la revista People en su edición digital*