The Rolling Stones revela cuál fue su canción más difícil de grabar

En 1965 la banda lanzó una canción que se convertiría en su primer número uno en el Reino Unido.

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The Rolling Stones / AFP

Según Keith Richards, este tema fue “el más difícil de grabar” para la banda, un reflejo de la presión de construir un sonido auténtico que definiera su identidad como compositores y no solo como intérpretes de clásicos del blues y el R&B.

Hasta entonces, la banda británica se había ganado su reputación con versiones de temas icónicos del blues estadounidense, un género que formaba parte de su ADN. Sin embargo, “The Last Time” marcó un cambio: fue la primera vez que Mick Jagger y Keith Richards asumieron plenamente el reto de componer un sencillo para los Stones.

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“No era difícil escribir canciones pop, pero escribir algo que sonara genuino para los Stones era otra historia”, confesó Richards en According to the Rolling Stones (2003). Este esfuerzo representó una transición fundamental hacia la consolidación del dúo Jagger-Richards como una de las asociaciones creativas más influyentes en la historia del rock.

Aunque la canción fue presentada como una composición original, Richards nunca ocultó que estuvo profundamente inspirada en el góspel “This May Be the Last Time”, de The Staple Singers. “Intentaba aprenderla en la guitarra, sentado con el disco, tratando de captar sus acordes. Fue un ejercicio de inmersión”, recordó. A partir de esta base, los Stones moldearon una versión que reflejaba su propio estilo, manteniendo las raíces del blues y el góspel como núcleo emocional de la canción.

Richards describió a “The Last Time” como “un puente” que les permitió pasar de ser intérpretes a creadores. La reacción de la banda al escuchar la canción fue positiva, lo que cimentó su confianza para seguir explorando este camino. “Nos dio algo sobre lo que construir”, explicó Richards. Este sencillo no solo los consolidó como músicos originales, sino que también abrió las puertas a una explosión creativa que resultaría en clásicos como “Satisfaction” y “Paint It Black”.

Décadas después, “The Last Time” volvió a ser protagonista, esta vez en una amarga batalla legal. En 1997, The Verve utilizó una versión orquestal del tema, interpretada por The Andrew Oldham Orchestra, como base para su icónica canción “Bittersweet Symphony”. Esto desató una disputa de derechos de autor en la que The Rolling Stones reclamaron el 100% de las regalías, dejando a Richard Ashcroft, líder de The Verve, sin beneficios económicos. No fue hasta 2019 que los derechos fueron restituidos a Ashcroft, cerrando un capítulo que subrayó la complejidad de la industria musical.

“The Last Time” fue más que un éxito comercial; fue el catalizador que impulsó a los Stones a convertirse en arquitectos de su propio legado. Richards lo expresó con claridad: “Nos dio confianza y nos metió en el juego. Una vez dentro, no hubo piedad. Tuvimos que seguir avanzando”. Así, esta canción permanece como una pieza fundamental en la historia del rock, no solo por lo que logró en su momento, sino por cómo transformó a The Rolling Stones en la leyenda que conocemos hoy.

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