Sabina no le niega a Medellín sus clásicos en un conmovedor concierto
El cantautor español Joaquín Sabina conmovió a Medellín con la complicidad de un público que le permitió presentar, con algo de rebeldía y mucho coqueteo, su nuevo álbum "Lo niego todo" para después cantar juntos los clásicos y evocar al escritor García Márquez.
Ante cerca de 4 mil personas, el artista recordó el último encuentro que tuvo en Medellín hace más diez años con "amigos desconocidos", esos a los que se negó a llamar "fans" y que le permitieron desplegar un repertorio realzado por nuevos temas, algunos cargados de poesía y otros de mucho rock and roll.
Con un traje rojo y guitarra en mano saltó al escenario para conseguir sin proponérselo que el público empezara a rendirle culto a un "canalla" lleno de anécdotas que comenzó cantando "Cuando era más joven" y "Lo niego todo".
A partir de ahí empezó un camino que se movió entre la nostalgia y la insolencia, cuando decidió tocar temas nuevos, movido por el orgullo que le ha generado volver a grabar un disco después de ocho años.
Antes de conseguir que esas nuevas canciones empezarán a ocupar el lugar que las viejas tienen en la "memoria sentimental" de la gente, llamó a la "piedad" de los asistentes para conseguir desgranar agradablemente ese disco que ya lo ha llevado por varios países de Europa y Latinoamérica.
"19 días y 500 noches" fue el bálsamo que utilizó para hacer con su espectáculo un desfile de emociones, avivado por las luces y un fondo artístico que llenaron de color con acuarelas que alternaron con imágenes de periódicos con fotografías de Sabina.
Junto a su "familia", como presentó a los siete músicos que lo acompañaron en escena, regaló temas como "Lágrimas de mármol", "Sin pena ni gloria", "No tan de prisa" y "Las noches del domingo acaban mal".
Luego, cuando alternó su versión bohemia con otra vigorosa y roquera, habló de las "canciones fronterizas", de las fusiones culturales y del muro que será levantado entre México y Estados Unidos su presidente, Donald Trump, a quien definió como un "emperador como Calígula".
El cantautor de 68 años le cedió el protagonismo a su bella corista Mara Barros, quien con sensualidad y picardía le dio un segundo aire a la presentación cuando cantó a dúo con el español, y al interpretar en solitario el tema "Hace tiempo que no", en homenaje a "Gabo".
"Con el nobel de Aracataca, que me dio el honor de cenar muchas veces conmigo en México, un día le pregunté '¿cómo estás, Gabo', y me dijo 'hace tiempo que no me hago caso'. Yo pensé que me estaba regalando un verso maravilloso, lo seguí y terminó en la letra de una canción", contó Sabina.
Ahí empezó el reencuentro con el pasado. Y terminó de conectar por completo con el público con su interpretación de "Donde habita el olvido", para dejarse llevar entre los cantos de esos amigos desconocidos que vibraron con "Una canción para Magdalena", "El bulevar de los sueños rotos" y "Princesa".
Entre bromas y relatos sobre su "exilio" en Londres y las mujeres que "no lo aguantaron", Sabina lució más terrenal que nunca, para vivir un momento sublime con "Y nos dieron las diez" y empezar a perfilar su despedida entre intensos aplausos con un "Hasta siempre".
Con la presentación en Medellín, Sabina inició una nueva etapa de conciertos que continuará con su presentación en Bogotá el viernes, para luego dejar Colombia y continuar con recitales en Puerto Rico, México, Guatemala, Nicaragua, Costa Rica, El Salvador, República Dominicana y Estados Unidos.