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“Let It Be”, lanzada en marzo de 1970, no fue solo el último sencillo del cuarteto británico antes de su separación definitiva, sino también el testimonio íntimo de un mensaje maternal, un sueño revelador y una conexión espiritual que tocó el alma de millones.
Paul McCartney compuso esta emblemática canción en uno de los momentos más oscuros de su vida. Después de la grabación del White Album (1968), las tensiones entre los integrantes del grupo eran insoportables. “Habíamos comenzado a hacer un nuevo álbum. Empezaba a sentir que el grupo se estaba desmoronando, así que me quedaba despierto hasta tarde, bebiendo, consumiendo drogas, yendo de fiesta, como muchos en esa época”, confesó McCartney en una entrevista años después.
En ese contexto de incertidumbre y desgaste emocional, ocurrió lo inesperado. Paul tuvo un sueño en el que se reencontró con su madre fallecida, Mary Mohin McCartney, quien murió de cáncer cuando él tenía apenas 14 años. “Fue genial verla porque los sueños te permiten reunirte con esa persona por un momento; allí están, y casi parece que físicamente están juntos otra vez. Fue muy reconfortante”, relató McCartney conmovido en el programa Carpool Karaoke con James Corden en 2018.
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Durante ese sueño, su madre le dijo una frase que lo marcaría para siempre: “Va a estar bien. Solo déjalo ser”. Paul se despertó con una profunda sensación de alivio, se sentó al piano y comenzó a dar forma a lo que pronto se convertiría en Let It Be, una canción que no solo resonaría con su propio dolor, sino con el de generaciones enteras.
Aunque muchos interpretaron la frase “Mother Mary” como una alusión directa a la Virgen María, McCartney aclaró que se refería explícitamente a su madre. Sin embargo, no le molestaba la lectura espiritual de la canción: “No tengo problema si las personas quieren usarlo para reforzar su fe. Creo que es genial tener fe de cualquier tipo”, expresó con amplitud de miras.
Y no es casual que la canción haya sido abrazada por creyentes de distintas tradiciones. Varias líneas evocan directamente pasajes bíblicos. Según el teólogo y músico Lucas Magnin, expresiones como “tiempos de tribulación”, “palabras de sabiduría” y “hay una luz que brilla sobre mí” remiten a pasajes como Juan 1:5: “La luz brilla en la oscuridad, y la oscuridad jamás podrá apagarla”. Por otro lado, la célebre respuesta de María al ángel en Lucas 1:38, “Hágase en mí según tu palabra” también resuena en el espíritu de la canción.
Incluso la línea “Y cuando todas las personas de corazón roto, viviendo en el mundo estén de acuerdo, habrá una respuesta” ha sido asociada con Lucas 4:18: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón”.
La grabación final de Let It Be tuvo lugar el 4 de enero de 1970. John Lennon no estuvo presente; en su lugar, Linda McCartney, esposa de Paul, aportó coros y apoyo emocional en el estudio, mientras George Harrison y Ringo Starr completaban la instrumentación. Apenas unas semanas después, la canción fue lanzada como sencillo, marcando simbólicamente el cierre de una era.
Su impacto fue inmediato y duradero. En 1986, Let It Be fue elegida para cerrar el histórico concierto Live Aid en Londres, reafirmando su estatus como himno universal. Más de una década después, en 1998, sonó de nuevo con fuerza durante el servicio memorial de Linda McCartney, donde más de 700 personas la entonaron en su honor.