Niña prodigio compone ópera para navidad
Con la ayuda de su cuerda de saltar, Alma Deutscher ha escrito una ópera que se estrenará la próxima Navidad en Viena, la capital de la música clásica. Es la última creación de esta niña de 11 años.
Música desde los dos años, compositora desde los seis, esta niña inglesa se ha dicho a menudo que si fuera "un hombre viejo y gordo con una barba, (la) tomarían quizá un poco más en serio", asegura, con una sonrisa.
Pero, añade, la imagen que tienen de ella los demás está cambiando, desde que Viena, tierra de Mozart, Schubert y tantos otros, programaron su "Cenicienta" para las fiestas de fin de año, producida por una asociación austríaca dedicada a los jóvenes talentos.
El estreno de esta ópera de dos horas de duración está previsto para el 29 de diciembre y Alma asistió este mes a los ensayos en Viena, en tanto respetada maestro.
Ataviada con un vestido floreado, la niña acompaña al piano a los solistas que la triplican en edad.
En el país de 'Transilvania'
"Escuché su música antes de conocer su edad, quedé boquiabierta. Tiene tonos realmente complejos, realmente especiales", describe la soprano australiana Anna Voshege.
La "Cenicienta" revisada y corregida por Alma tiene como marco una ópera. La heroína es una joven compositora que regala una melodía a su príncipe, un poeta. Voshege interpreta a una de las dos hermanastras, unas "divas pretenciosas".
Alma sitúa la acción en "Transilvania", un país imaginario en el que le gusta perderse, habitado por músicos imaginarios como Antonin Yellowskin, su preferido. "Le he robado" una composición, asegura la niña con una seriedad y una malicia desconcertantes.
El padre de Alma, Guy Deutscher, recuerda cuando su hija, con dos o tres años, soltó: "¡Qué bella puede ser la música!", dejando entrever ya una personalidad fuera de lo común.
"Cuando empezó a componer sus propias obras, entendimos que estábamos delante de alguien muy especial", explica este lingüista de formación, aficionado a la música.
A los seis años, creó su primera sonata para piano, a los siete, una miniópera, "El barredor de sueños", y a los nueve, un concierto para violín.
A Alma no le gusta la música actual, "demasiado ruidosa", y conoce tan poco a Justin Bieber como a los Beatles, dice cándidamente.
Pero le encanta "subirse a los árboles y correr por todas partes", asegura su padre, que junto a su esposa, organiza su escolaridad en casa, al sur de Londres. La niña cada vez está más solicitada para producir en el extranjero.
"Sólo Alma, no Mozart"
Una versión para orquesta de cámara de su "Cenicienta" fue presentada el año pasado en Israel. En la versión larga montada en Viena, Alma tocará el violín y el piano en la orquesta.
Dejará entre bastidores su instrumento fetiche: la cuerda de saltar. Es gracias a ésta que nacen sus melodías, explica.
"En realidad no salto, pero la agito así y me cuento a mí misma historias", dice, trazando curvas en el aire con su juguete.
"Y a menudo nacen melodías en mi cabeza, entonces corro a apuntarlas en mi libreta", agrega.
Pero esta técnica sólo es posible con su cuerda de saltar, con sus tiras verdes brillantes en los extremos, ya que "las otras no funcionan", asegura Alma, segura de sí misma.
Elogiada por jefes de orquesta como Daniel Barenboim, Zubin Mehta y Simon Rattle, la pequeña prodigio no escapa a las comparaciones con Mozart, que tenía sólo 11 años cuando fue interpretada su primera ópera, en 1767.
"Prefiero que no me comparen con nadie, escribir mi propia música y ser solamente la pequeña Alma", afirma. "Porque contentarse con rescribir Mozart sería más bien aburrido".