Juan Luis Guerra, al ritmo del merengue y bachata, puso a bailar a Panamá
El ganador de dos Grammy, 15 Grammy Latinos y varios Latin Billboard estuvo en todo momento acompañado por los inseparables 4.40, conjunto al que presentó con un número instrumental lleno de ritmos afrocaribeños, y en especial de güira y tambora.
El dominicano Juan Luis Guerra derrochó simpatía y salero en un concierto que ofreció anoche en Panamá como parte de su gira "Todo tiene su hora", y demostró una vez más que, tras más de 30 años de carrera musical, sigue siendo el rey de la bachata y el merengue.
Ataviado con su particular boina negra, con camisa blanca y chaleco, el reconocido músico y productor se metió al público panameño en el bolsillo nada más empezar a cantar, a pesar de que la acústica del Teatro Figali, a orillas del Canal de Panamá, dejaba mucho que desear.
Guerra salió al escenario decidido a hacer disfrutar y bailar a los miles de panameños que esperaron las kilométricas colas de entrada y la hora y cuarto de retraso.
Inauguró el concierto con "Cookies & cream", uno de las temas de su último disco, "Todo tiene su hora", que también le da nombre a la gira mundial que dio comienzo a mediados de año en Europa.
Tras "La Travesía", Panamá estalló de euforia con "Ojalá que llueva café", el tema que le lanzó al estrellato en los años 80 y que corearon semiextasiados los asistentes.
Para cantar "Mi Bendición", Guerra sondeó entre el público a las parejas casadas y en especial a las "de más de 31 años". "Esta es para los esposos. El que quiere a su esposa a sí mismo se quiere", dijo como sabio consejero antes de arrancar la romántica bachata.
Poco después tocó junto con su banda "Dime Nora mía", dedicada a su mujer, Nora Vega, con la que lleva "toda una vida".
El concierto en Panamá fue casi una copia del que ofreció el pasado 18 de octubre en San Juan (Puerto Rico) aunque aquí, en vez de homenajear a los salseros puertorriqueños, el dominicano tuvo unas palabras para el conocido cantante panameño Rubén Blades.
En honor a Blades, de quien dijo "aprendió la salsa", presentó un set salsero que incluyó a la famosa "Cartas de Amor".
El incombustible Guerra, a dos años de cumplir los 60, actúa el próximo 24 en Durango (México), el 31 en San José (Costa Rica) y el 7 de noviembre en Bogotá (Colombia). Después de las Navidades, pondrá rumbo a Estados Unidos para dar conciertos en Nueva York y Boston.
Como no podía ser de otra manera, el dominicano más internacional deleitó al público panameño con el merengue "El Costo de la vida", al que le siguieron la bachata "Muchachita linda" y el son "Para que sepas".
No faltaron tampoco "Visa para un sueño", "Niágara en bicicleta" y su emblemática "La Bilirrubina", que hizo disparar los flashes de los miles y miles de teléfonos móviles que abarrotaron el teatro panameño.
Cuando parecía que el show había terminado y después de hacerse de rogar durante unos eternos minutos, el dominicano volvió al escenario como si las horas no le pasasen factura y cantó la explosiva "A pedir su mano", seguida de un popurrí de bachatas míticas: "Frío frío", "Burbujas de amor", "Bachata rosa", "Que me des tu cariño" o "Bachata en Fukoka".
Como hizo días atrás en Puerto Rico, el artista puso punto final a su paso por Panamá con "Las avispas", no sin antes agradecer una y otra vez el cariño y el afecto del agradecido y caluroso público panameño, que no paró de saltar y gritar, a pesar de los desatinos de la empresa organizadora.