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Iron and Wine ofreció esta noche en Barcelona su versión más acústica

Iron and Wine
Efe
07 2015 - 19:15

Trece años después de su debut, el célebre y fundacional disco "The Creek Drank The Cradle", Iron & Wine, nombre tras el que se esconde el cantautor norteamericano Sam Beam, actuó esta noche en Barcelona (noreste) dentro del 47 Festival Internacional de Jazz, en una versión más acústica e íntima.

Cercano, comunicativo, sensual, tranquilo y muy barbudo son algunos de los adjetivos que se pueden aplicar a este músico nacido en 1974 en Florida, aunque establecido en Carolina del Sur, desde donde fraguó una carrera y un sonido peculiar emparentado a músicos como Neil Young, Nick Drake o Elliot Smith, y etiquetado a menudo como country alternativo o indie folk.

Bean, que apenas ha actuado hasta ahora en España, hizo esta noche en la sala BARTS un repaso a su ya consolidada carrera, con temas de la mayoría de sus álbumes, entre los que destacaron las cuatro canciones del disco "Kiss Each Other Clean" (2013) como "Big Burned Hand", "Me and Lazarus", "Rabbit Will Run" y "Tree by the River". Algunos de los temas fueron "discos solicitados" por el público, mayoritariamente extranjero, que llenaba la BARTS.

También visitó en varias ocasiones el que fuera su segundo álbum, "Our Endless Numbered Days", del que interpretó durante la velada "Fever Dream", "Naked As We Came" y "Passing Afternoon"; y tres más de "The Shepherd's Dog" (2007): "Boy With a Coin", "Resurrection Fern" y "Flightless Bird, American Mouth", casi al final de la velada, una canción que formó parte de la banda sonora de la película "Crepúsculo".

No es casual esta gira en la que se enfrenta al público armado únicamente con su guitarra, pues acaba de editar "Archives Series 1", un disco en el que ha incluido material inédito que grabó en la época inicial de su carrera, y del que también interpretó algún tema.

Lejos de su sonido habitual con banda o sinfónico, cuando le acompaña una orquesta, el barbudo cantante comenzó con una nueva canción, a la que ha seguido "Such Great Heights", una versión hiperralentizada de este tema tecno de The Postal Service, que en 2006 formó parte de uno de sus singles.

Seguidamente, Bean cantó dos de sus temas más populares, "Resurrection Fern", una balada con regusto sureño, y "Me and Lazarus", un tema originariamente más eléctrico, al igual que "Rabbit Will Run", en esta ocasión sin distorsionar su cálida voz.

En el ecuador del concierto, el cantautor norteamericano interpretó otro de sus temas que más lo popularizaron, "Tree by the River".

Antes ha alternado cortes tranquilos como "Caught in the Briars" o "Fever dream", en el que Bean casi susurra la letra de la canción, con otros más movidos como "Communion Cups and Someone's Coat".

Para la segunda parte del concierto, Iron and Wine dejó una antología de sus mejores canciones, entre ellas poemas cantados cual rapsoda como "The Trapeze Swinger", que resulta casi una letanía, o "Upward over the mountain".

Estando en un festival de jazz no podía faltar la jazzística "Lovers' Revolution", a la que siguió "Lion's Mane", de su disco inaugural, en la que el cantante norteamericano parece contarnos un cuento antes de ir a dormir.

En la recta final entonó la melódica "Big Burned Hand"; y "Passing Afternoon", que se hizo popular después de que sonara durante el final del último capítulo de la 4ª temporada de la serie "House".

Sam Bean demostró que con poco elementos, una escenografía mínima, ni siquiera minimalista, algo de iluminación, una voz dulce y una guitarra, puede trasladar al público con su música a la América más profunda, aquella en la que aún resuenan los acordes del blues y el country.

Así sucedió con las muy acústicas "Nakes as we came" y "Jezebel", en las que no sólo se oyen los rasgados de las cuerdas sino incluso la profunda respiración de Bean.

Sean Bean continuará su gira europea mañana en Madrid, después de haber actuado también en Bilbao y en Cartagena.

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