Enrique Iglesias se entrega en un íntimo y apasionado concierto en A.Saudí
El cantante español Enrique Iglesias se entregó este viernes en cuerpo y alma a un apasionado público en Al Ula, en el oeste de Arabia Saudí, donde fue recibido como un "héroe" y rompió a golpe de autofotos y abrazos cualquier posible barrera cultural con esos fans envueltos en holgadas togas.
En medio de la poco poblada joya arqueológica de Al Ula y en el marco del festival Invierno en Tantora, un auditorio con capacidad para sentar a apenas 500 personas acabó abandonando sus asientos a la carrera y bailando a los pies del escenario entre globos gigantes y trozos de papel blanco que caían del cielo.
Empleados y guardaespaldas estaban atónitos, pues fue, arguyeron algunos, la primera vez que se vio tal arranque de pasión en unas instalaciones por la que han pasado en las últimas semanas artistas de la talla de los británicos Jamiroquai.
Hasta hace poco, la tónica en Arabia Saudí era la segregación por sexos y la total ausencia de muestras de afecto en el ámbito público.
El lugar, escondido entre altas formaciones rocosas, también estuvo a la altura. El auditorio Maraya cosechó el pasado diciembre el récord Guinness al edificio formado por espejos más grande del mundo y refleja su exterior refleja unos paisajes que ahora intentan abrirse al turismo.
Flanqueando el camino hasta la puerta, había hombres a caballo.
Con los franceses Gipsy Kings como teloneros, Enrique Iglesias empezó a golpe de "I'm a freak", ataviado con un pantalón de cuero negro y una camisa del mismo color, sin dejar atrás, por supuesto, sus características gorra y cadena a la cadera.
Un DJ, dos baterías, un teclado, una corista y tres guitarras le acompañaban al fondo.
El artista, que acaba de tener a su tercera hija, se recorrió el escenario de punta a punta animando al público con las manos arriba a ritmo de "I like how it feels", pero no fue hasta que se dio su primer baño de masas cuando los asistentes comenzaron a entrar en una suerte de histeria colectiva.
El artista comenzó dando la mano a un fan envuelto en la tradicional toga blanca árabe y con pañuelo rojo y blanco en la cabeza y unos cuantos se aventuraron a rodearle ansiosos por una fotografía o un roce, algo en lo que el español no escatimó.
Fue la primera de muchas tomas de contacto con el público, a cada cual más intenso y con cada vez más gente acercándose a toda velocidad al lugar donde se encontraba su ídolo.
No faltaron baladas en inglés, como "Hero", y también en español, como el clásico "Bailamos". Ni ritmos más movidos como "Tonight", "El perdón" o "Súbeme la radio".
Enrique Iglesias interactuó con el público en todo momento.
"¿En español o en inglés", preguntó para que los asistentes escogiesen su versión favorita, a lo que un fan gritó "en árabe".
"En árabe, ya me gustaría", bromeó. Al final cantó la canción en español.
Sin embargo, se aventuró con algún que otro "shukran", que significa gracias en árabe.
La mayor parte del auditorio eran chicas, muchas de ellas envueltas en las tradicionales abayas negras, y buena parte de ellas afirmaron estar solteras cuando el cantantee pidió que se hicieran oir y levantasen la mano.
A falta de mecheros, durante una balada la gente sacó, a petición de Enrique Iglesias, sus teléfonos móviles iluminados y el lugar se inundó de luces en la penumbra, moviéndose al son de la música.
Tras muchos baños de masas, a cada cual más apasionado, buena parte del auditorio quedó vacío mientras los fans se arremolinaban ensimismados junto al cantante a los pies del escenario, poniendo el broche a una jornada mágica a ritmo de "I like it".