Mujer denuncia a su exnovio por violencia machista y este se cambia de sexo para seguir acosándola
Violencia de Género
El caso dejó un claro vacío en las leyes de protección hacia la mujer en España.
Una mujer en España enfrenta una pesadilla prolongada de violencia y acoso a manos de su expareja, quien ha utilizado una vía insólita para continuar con los abusos: cambiar legalmente su sexo para evitar la justicia. Tras haber sido condenado a 15 meses de cárcel por quebrantar una orden de alejamiento y amenazarla, el agresor registró formalmente su cambio de sexo antes de cumplir la condena.
Esta medida, lejos de ser un gesto de identidad, parece haberse convertido en una estrategia para eludir su ingreso en prisión y seguir acosando a su víctima.
Te puede interesar: Ex primera dama argentina declara contra Alberto Fernández por violencia de género
Te puede interesar: Argentina sacudida por denuncia de violencia de género contra expresidente Fernández
La mujer, quien es madre de dos hijos con su agresor, explicó en una entrevista con el terror que aún siente: "Nadie sabe el miedo que se pasa", afirmó, relatando cómo su expareja continúa acosándola a pesar de la distancia física entre ambos. A menudo se presenta en su hogar y ha conseguido atacarla, como ocurrió el pasado 9 de julio.
"Cuando llegué de trabajar estaba en el portal, y cuando abrí la puerta empezó primero con bofetones y luego con un puñetazo en el brazo", relató. Aunque viven a unos 18 kilómetros de distancia, la víctima señala que su agresor no ha dejado de seguirla. La situación empeoró con el cambio legal de sexo. En la última agresión, cuando la policía llegó al lugar, él alegó que no podía ser detenido ya que ahora es legalmente una mujer. Este cambio no solo ha complicado la intervención policial, sino que también ha tenido consecuencias en el ámbito judicial.
El Juzgado de Violencia de Género que originalmente llevaba su caso se inhibió, pues ahora no se considera competente para juzgar a una persona registrada como mujer. Como resultado, el caso ha sido trasladado a un juzgado ordinario, lo que ha ralentizado el proceso y ha dejado a la víctima sin medidas de protección. El abogado de la víctima, José Antonio Sires, explicó que la mujer rompió la relación hace cinco años, después de una década de maltratos físicos y psicológicos. En 2014, obtuvo varias órdenes de protección, pero el agresor las quebrantó repetidamente.
En 2019, fue condenado a 15 meses de prisión por amenazas y quebrantamiento de condena, sumándose a una pena anterior de 18 meses de cárcel por maltratar a una expareja. Sin embargo, la ejecución de la sentencia actual fue aplazada tras una solicitud de indulto, y poco antes de que se hiciera firme, el agresor realizó el trámite de cambio de sexo.
Este caso ha encendido un debate sobre el mal uso de la ley trans en España, que permite a las personas cambiar su género en el Registro Civil sin necesidad de un certificado de antecedentes penales.
Fuentes jurídicas explican que las agresiones machistas denunciadas antes del cambio de sexo se juzgan bajo la ley de violencia de género, pero si ocurren después, se consideran violencia doméstica. La ministra de Igualdad, Ana Redondo, advirtió que se perseguirá cualquier fraude de ley, aunque matizó que estos casos son un "porcentaje ínfimo" y no representan el espíritu de la ley trans.
"Se perseguirá a quienes cometan fraude de ley y utilicen la ley trans para librarse del castigo que el ordenamiento jurídico establece para los maltratadores de la violencia de género", aseguró.
Para la víctima, el cambio de sexo de su expareja fue una sorpresa: "Me enteré cuando fui a denunciarle", confesó, al descubrir que este había registrado el cambio sin su conocimiento. Ahora, muestra vídeos y audios que evidencian el continuo acoso que sufre, lo que la mantiene en un estado constante de alerta. "Me siento desprotegida", expresó, lamentando que la única solución que le han ofrecido algunas veces sea "esconderse". Con una profunda sensación de injusticia, cuestionó: "¿Por qué tengo que cambiar yo mi vida?".
Este caso pone de manifiesto los desafíos legales y humanos que pueden surgir en la intersección entre las leyes de identidad de género y la protección contra la violencia de género. Si bien las autoridades aseguran que se tomarán medidas para evitar el fraude de ley, la realidad es que esta mujer sigue viviendo con miedo, mientras su agresor continúa libre.