Mujer con cáncer de ovario en etapa avanzada reveló los síntomas a los que no le puso atención
Una de las mayores dificultades para diagnosticar el cáncer de ovario es la naturaleza vaga de sus síntomas.
Heidi Paolone, decidió compartir su experiencia con una enfermedad que silenciosamente afecta a miles de mujeres en todo el mundo. Su testimonio busca alertar sobre los síntomas iniciales que, a menudo, pasan desapercibidos. Según la Sociedad Estadounidense de Cáncer, se espera que para 2024 se diagnostiquen alrededor de 20,000 nuevos casos de esta enfermedad en mujeres, siendo una de las principales causas de mortalidad femenina.
El cáncer de ovario se detecta generalmente en mujeres mayores de 60 años, pero Paolone se enfrenta a este diagnóstico a una edad más temprana: “Es devastador encontrar el cáncer en etapas más avanzadas cuando podría haberse detectado antes y haberse beneficiado de una intervención temprana. Quiero dejar claro que esto no es culpa de los médicos, simplemente se necesitan más herramientas de detección y educación para las pacientes”, explicó en una entrevista con el medio Parade.
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Heidi vivió durante meses con síntomas inespecíficos que le dificultaban identificar la gravedad de su situación. Nauseas, malestar y acidez estomacal persistente fueron sus primeros signos, pero, como ella misma relata, no les dio la importancia suficiente: “Sufrí estos malestares durante nueve meses, sin imaginar que se trataba de algo tan serio”, comenta. Aunque estos síntomas no son típicamente asociados al cáncer de ovario, fueron el primer indicio de que algo no estaba bien.
El Dr. Joshua G. Cohen, oncólogo y ginecólogo en el City of Hope Orange County de California, quien atiende actualmente a Paolone, señaló que una de las mayores dificultades para diagnosticar el cáncer de ovario es la naturaleza vaga de sus síntomas. “Los signos suelen manifestarse cuando el cáncer ya se ha propagado, lo que complica su detección temprana”, explicó.
Los síntomas más comunes incluyen necesidad frecuente de orinar, fatiga extrema, dolor durante las relaciones sexuales, disminución del apetito, estreñimiento, diarrea e hinchazón abdominal. Sin embargo, el caso de Paolone fue particularmente atípico, ya que no presentó estos signos tradicionales. A pesar de llevar un estilo de vida saludable, con una dieta equilibrada y actividad física regular, fue diagnosticada con un sarcoma del estroma endometrial (ESS) de ovario en estadio 3C, un tipo de cáncer extremadamente raro.
La persistencia de la mujer fue clave en su diagnóstico. Durante meses comunicó sus inquietudes a su médico, quien, ante la falta de claridad de los síntomas, decidió realizar exámenes más exhaustivos. “Sabía que algo no estaba bien y lo mencioné siempre que iba a mis consultas”, recuerda. Tras una histerectomía selectiva, se descubrió el cáncer que afectaba su sistema reproductor, una revelación inesperada tanto para ella como para su equipo médico.
“Si no hubiera sido por esa cirugía, jamás hubiéramos sabido que tenía cáncer de ovario”, expresó Heidi, agradecida con los médicos que la atendieron. Después de la intervención, fue derivada al Dr. Cohen para iniciar un tratamiento hormonal, descartando la quimioterapia. “Optamos por un inhibidor de aromatasa, que actúa sobre la biosíntesis de los estrógenos”, detalló Cohen sobre el enfoque del tratamiento.
A día de hoy, Heidi continúa su lucha contra el cáncer bajo tratamiento hormonal, sometiéndose a controles anuales de oncología para monitorear su estado de salud. Su historia es un recordatorio urgente para las mujeres de la importancia de prestar atención a su cuerpo y no ignorar síntomas que, aunque aparentemente menores, pueden esconder algo más grave.