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¿Milagro? Mujer en prisión quedó embarazada sin haber tenido contacto sexual

La pareja ideó un rocambolesco plan para concebir un hijo a pesar de las limitaciones físicas que enfrentaban.

Imagen con fines ilustrativos / Pixabay/Licencia libre y gratuita

En un hecho insólito que ha dejado en shock a la opinión pública, dos reclusos lograron concebir una niña pese a nunca haber tenido contacto físico. El caso, aunque real, parece sacado de los libros de "Ripley, aunque usted no lo crea".

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Daisy Link y Joan Depaz, ambos acusados de asesinato y recluidos en alas separadas de la misma prisión, desarrollaron una conexión emocional y planificaron un embarazo a través de métodos improvisados. Todo comenzó con una comunicación a través de los conductos de ventilación de sus celdas en el Turner Guilford Knight Correctional Center, ubicado en el condado de Miami-Dade. Este ingenioso medio les permitió mantener conversaciones prolongadas, lo que dio paso a una relación romántica, a pesar de las estrictas condiciones de aislamiento.

Según relató Link, la soledad y el aislamiento extremo fomentaron una conexión emocional con Depaz. A través del conducto de aire, intercambiaron mensajes, fotografías y confesiones personales. En una de esas conversaciones, él expresó su deseo de ser padre, consciente de que su situación legal probablemente le impediría realizar ese sueño en libertad. “Si tuvieras que elegir a alguien para tener un hijo, serías tú”, le confesó Depaz, según una entrevista que ambos otorgaron al medio WSVN.

Un plan poco convencional

A partir de esta confesión, la pareja ideó un plan para concebir un hijo a pesar de las limitaciones físicas que enfrentaban. Utilizando un método casero, Depaz logró enviar semen a Link a través de los conductos de ventilación. El procedimiento consistía en envolver el material biológico en plástico y atarlo a una cuerda improvisada hecha con ropa de cama. Link, desde su celda, jalaba la cuerda y usaba un aplicador médico para inseminarse.

El proceso se repitió varias veces al día durante un mes. Aunque las posibilidades de éxito eran mínimas, como explicó el doctor Fernando Akerman, director médico del Centro de Fertilidad de Miami, el plan dio resultados. Link quedó embarazada tras múltiples intentos. “Pensé que era imposible, pero lo logró. Es un milagro”, declaró Link, quien describió a su hija como “una bendición” y “un regalo inesperado”.

En junio de 2023, nació la niña, un acontecimiento que Depaz comparó con “la Virgen María”, destacando que nunca hubo contacto físico entre ellos. Debido a la situación de encarcelamiento de ambos progenitores, el bebé quedó al cuidado de la madre de Depaz, quien asumió la custodia legal. A pesar de estar separados de su hija, tanto Link como Depaz mantienen contacto con la niña a través de videollamadas. Según ambos, el vínculo familiar se mantiene fuerte, y expresan su esperanza en el futuro de su hija. “Ella puede llegar a ser cualquier cosa. Nació por una razón”, afirmó Link.

Repercusiones en el sistema penitenciario

El caso ha provocado una investigación interna en el sistema penitenciario de Miami-Dade. Las autoridades del Turner Guilford Knight Correctional Center buscan esclarecer cómo los internos lograron mantener un contacto tan cercano, cuestionando la efectividad de las medidas de seguridad dentro de la cárcel.

El intercambio de mensajes, fotografías e incluso material biológico a través de los conductos de ventilación plantea serias dudas sobre los protocolos de aislamiento. Además, el caso ha reavivado el debate sobre las implicaciones emocionales y psicológicas de los largos períodos de reclusión en aislamiento.

Como medida preventiva, las autoridades decidieron trasladar a los progenitores a instalaciones separadas. Depaz fue enviado al Metrowest Detention Center, mientras que Link permanece en el centro original. Sin embargo, esta separación no ha impedido que sigan en contacto a través de llamadas telefónicas permitidas por las normas penitenciarias.

La historia de Link y Depaz no solo es un testimonio del ingenio humano en circunstancias extremas, sino también una llamada de atención sobre los desafíos y fallas del sistema penitenciario. Al mismo tiempo, resalta las complejas emociones que surgen incluso en contextos de aislamiento, recordando que, a pesar de los muros y las restricciones, los lazos humanos encuentran formas de persistir. Mientras tanto, la hija de esta improbable pareja representa un símbolo de esperanza y amor en medio de un entorno marcado por la adversidad.

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