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Investigaciones realizadas en diferentes partes del mundo han demostrado que la mayoría de las personas prefieren dormir de lado. Un estudio en Dinamarca, que utilizó sensores de movimiento, reveló que el 54% del tiempo las personas duermen de lado, el 38% boca arriba y solo el 7% boca abajo. Además, con la edad, la preferencia por dormir de lado se hace más pronunciada.
Los bebés suelen dormir boca arriba por recomendación médica, mientras que los niños pequeños alternan entre diferentes posiciones. Sin embargo, en la adultez, el cuerpo se inclina naturalmente a descansar de lado, lo que sugiere que esta postura podría ser la más favorable para el descanso.
Uno de los mayores problemas asociados con dormir boca arriba es el aumento de los ronquidos y la apnea obstructiva del sueño, un trastorno en el que la respiración se detiene y reinicia repetidamente mientras se duerme.
Un estudio con marineros en un buque carguero encontró que los problemas respiratorios eran más frecuentes en aquellos que dormían boca arriba. Esto se debe a que, en esta posición, la lengua y la úvula pueden bloquear la garganta, dificultando el paso del aire.
Dormir de lado, en cambio, despeja las vías respiratorias y reduce la probabilidad de ronquidos. En algunos casos, simplemente cambiar de postura ha sido suficiente para resolver problemas de apnea del sueño sin necesidad de tratamientos adicionales.
La postura al dormir también afecta la salud musculoesquelética. Un estudio en soldadores de barcos en Nigeria mostró que quienes dormían boca arriba tenían más probabilidades de sufrir dolor de espalda.
Sin embargo, no todas las posturas de lado son beneficiosas. Investigadores en Australia detectaron que las personas que dormían en posiciones retorcidas, con una pierna sobre la otra y la columna girada, reportaban más dolor de cuello. En contraste, aquellos que mantenían una postura alineada y con buen soporte tenían menos molestias.
Un experimento en Portugal con adultos mayores pidió a personas con dolor de espalda que durmieran de lado y a quienes tenían molestias en el cuello que intentaran dormir boca arriba. Después de cuatro semanas, el 90% de los participantes reportó una reducción del dolor, aunque el estudio fue pequeño y se necesitan más investigaciones para confirmar estos hallazgos.
Para quienes sufren de reflujo ácido, la postura en la que duermen puede marcar la diferencia. Dormir sobre el lado izquierdo parece reducir los síntomas, ya que mantiene la unión entre el estómago y el esófago por encima del nivel del ácido gástrico.
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En cambio, dormir sobre el lado derecho puede relajar el esfínter esofágico, facilitando el paso del ácido hacia el esófago y empeorando la sensación de ardor. Los médicos también recomiendan elevar la cabeza con almohadas para evitar el reflujo nocturno.
Aunque dormir de lado es beneficioso para la respiración y la espalda, tiene un impacto en la piel. Un artículo de cirugía estética comparó la piel con una “alga marina flotante” y sugirió que la presión repetida sobre un lado del rostro podría contribuir a la aparición de arrugas con el tiempo.
Quienes priorizan la apariencia de la piel podrían considerar dormir boca arriba para evitar la compresión facial. No obstante, si el objetivo principal es reducir ronquidos, aliviar dolores o mejorar la digestión, dormir de lado sigue siendo la mejor opción.