El 'Juego del Bicho' la lotería clandestina más importante del mundo
Lotería
Los juegos de azar son tan antiguos, que se remontan a tiempos antes de cristo, incluso se dice que la Gran Muralla China fue financiada a través de la venta de billetes 'keno' de la dinastía china Han entre 205 y 187 A. C. Sin embargo, desde su instauración de forma legal la lotería clandestina ha estado presente a las sombras, generando miles de millones de dólares de forma ilegal.
Al igual que ocurre en Panamá con la 'Casa Grande', en muchos países, especialmente de América Latina, también existe la lotería clandestina cómo una forma de generación de ingresos. En Brasil se juega la más grande e importante del mundo, una organización que solo en la ciudad de Río de Janeiro llegó a emplear a más de 50 mil 'bicheiros', las personas encargadas de vender los cartones clandestinos.
'El juego del bicho' nació hace más de 100 años como una forma de atraer visitantes al zoológico de Río, lo que a la larga se convirtió en la bolsa de apuestas ilegales más longeva del continente, llegando a sobrevivir a más de 30 gobiernos desde dictaduras hasta democracias. Un fenómeno que ha sido motivo de estudio de científicos e investigadores, y un dolor de cabeza para las autoridades.
Cómo surge
El embrión del juego surgió en 1892, cuando Juan Bautista Drummond decidió crear una rifa para atraer más visitantes a su zoológico, ubicado en Vila Isabel, en la zona norte de Río de Janeiro.
Todas las mañanas, el hombre elegía un animal en una lista de 25 bichos y colocaba su imagen en una caja de madera, justo en la entrada del zoo. A medida que apostaban, los jugadores recibían una estampa con alguno de esos animales y, al final del día, Drummond revelaba la figura guardada en la caja de madera. Quienes coincidían, ganaban 20 veces el valor de la entrada -que en aquella época superaba el saldo mensual de un carpintero.
Con el tiempo, la lotería fue bautizada 'jogo do bicho' y en poco tiempo se convirtió en furor: los billetes no sólo se vendían en el zoológico, sino también en varios locales de la ciudad. Tan pronto como pudieron, las autoridades criminalizaron la actividad “por el bien de la seguridad pública”. Pero aquí sigue, tan vigente como entonces.
Cómo funciona
En el juego del bicho, cada uno de los 25 animales corresponde a cuatro números: desde el avestruz (01 a 04) hasta la vaca (97 a 00).
Hay diferentes opciones de apuestas, y el premio varía según la posibilidad de ganar.
En general, su boleto gana si las dos últimas cifras del número de lotería anunciado por la Lotería Federal coinciden con el rango de números de su animal. Por ejemplo: si la lotería sacó el número 3350, el ganador es el gallo (49 a 52).
También es posible jugar con el número entero (la llamada "apuesta de cabeza"): elegir los cuatro números y esperar que los cuatro salgan en el primer sorteo. Es la jugada más alta: suele pagar 4,000 reales (alrededor de US$800) por cada real apostado.
"Los bicheiros intentan ampliar su negocio y ofrecer algo que atraiga a los jugadores. Cuando una apuesta funciona en un lugar, probablemente será copiada por los vecinos y probada en otros mercados", explica Danilo Freire, cientista político que realizó una investigación sobre este juego de azar.
La estructura del juego tiene tres niveles de jerarquía. Los bicheiros o corredores de apuestas son la cara más visible del negocio: venden las apuestas con sus sellos.
Los gestores son contables que se ocupan de los bicheiros de una zona determinada, hacen de intermediarios del dinero con los llamados banqueros, la élite financiera del juego.
Un estudio reciente de la Fundación Getúlio Vargas estimó que este tipo de lotería clandestina recaudó entre 1,300 y 2,800 millones de reales (entre 260 y 554 millones de dólares) en el país en 2014, un montante que algunos consideran que está subestimado.
Se calcula que en la década de los 90 el sector llegó a emplear a 50,000 personas sólo en la ciudad de Río de Janeiro cuando el gigante Petrobras, por ejemplo, tenía 68,000 empleados.
"Aunque el juego es ilegal, la ley nunca se aplicó con mucho rigor. Hoy en día se considera que ofrecer el jogo do bicho es sólo una contravención que prevé de cuatro meses a un año de prisión. El castigo no es fuerte y nunca amedrentó a los bicheiros, quienes compensan el riesgo de ser arrestados con los beneficios diarios de recaudación” concluye Freire.
****Esta nota fue publicada previamente en www.bcmundo.com***