Joven fue al ginecólogo porque sentía cólicos muy fuertes y descubrió que tenía un tumor del tamaño de una naranja
La mujer jamás se imaginó que sus dolores menstruales los estaba causando un tumor enorme en uno de sus ovarios.
Caitlin Simpson, una joven de 23 años residente de Kirkcaldy, Escocia, enfrentó una dura batalla contra su salud tras años de soportar intensos dolores abdominales y trastornos en su ciclo menstrual. Lo que inicialmente fue diagnosticado como un quiste inofensivo, terminó revelándose como un tumor peligroso del tamaño de una naranja en su ovario izquierdo, lo que desencadenó una serie de eventos que culminaron en la extirpación de su ovario y trompas de Falopio.
Caitlin comenzó a experimentar síntomas preocupantes en 2021, cuando notó cambios en su cuerpo que se manifestaban en forma de fuertes cólicos y ciclos menstruales irregulares. Tras una primera consulta en septiembre de ese año, los médicos identificaron un quiste hemorrágico en su ovario izquierdo, de 1,2 cm de tamaño. En ese momento, los especialistas aseguraron que este quiste no representaba un riesgo mayor y que desaparecería por sí solo. Le indicaron regresar en seis meses para una revisión de seguimiento.
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Sin embargo, la situación tomó un giro inesperado. La cita médica, que debía confirmar la desaparición del quiste, fue cancelada sin previo aviso, lo que dejó a Caitlin sin respuestas y lidiando con un dolor cada vez más intenso. Durante dos años, los calambres se volvieron insoportables y, al no ver mejoría, decidió consultar nuevamente a un ginecólogo.
Las pruebas realizadas por su nuevo médico revelaron algo mucho más grave de lo esperado: el quiste que le habían diagnosticado había crecido considerablemente, convirtiéndose en un tumor de 6 cm, aproximadamente del tamaño de una naranja. Pero el tamaño no fue lo único que alarmó a los doctores. Se le advirtió que este tumor, de no ser tratado de inmediato, podría tornarse canceroso, lo que aumentaba la urgencia de una intervención quirúrgica.
Ante esta situación crítica, Caitlin fue sometida a una cirugía en la que no solo le extirparon el tumor, sino que, debido a su extensión, también le fue removido su ovario izquierdo y las trompas de Falopio.
Tras su cirugía y recuperación, Caitlin decidió compartir su experiencia en redes sociales con el objetivo de alertar a otras personas sobre la importancia de prestar atención a los síntomas y exigir atención médica oportuna. En su publicación de Facebook, compartió el siguiente mensaje:
"Debo dejar claro que no busco simpatía, pero la moraleja de la historia es que hay que presionar al servicio de salud para pedir ayuda y no sentirse culpable por ello", escribió con sinceridad.
Además, hizo hincapié en la importancia de acudir al médico si algo en el cuerpo parece no estar bien, instando a sus seguidores a no desestimar las señales de advertencia. "Si usted o alguien que conoce piensa que algo no está bien: ¡ve a un médico! Tuve que perder mi ovario en el proceso, pero ahora estaré bien. Si hubiera ignorado esto por más tiempo, quién sabe dónde estaría".
El caso de Caitlin subraya un problema común que muchas mujeres enfrentan: la normalización del dolor menstrual y la falta de seguimiento médico ante síntomas persistentes. A través de su historia, Caitlin busca generar conciencia sobre la importancia de la atención médica temprana, especialmente cuando se trata de la salud reproductiva.