Hermanos Menéndez tendrán que esperar a enero de 2025 para saber si saldrán de la cárcel

La defensa de los Menéndez trabaja en tres alternativas para liberarlos tras 35 años en prisión.

Lyle y Erik Menéndez / AFP

La batalla legal para liberar a los hermanos Lyle y Erik Menéndez, en prisión perpetua por asesinar a sus padres en 1989, tendrá que esperar unos meses más, luego que un juez de California aplazara la audiencia a enero de 2025. El caso, que cautiva a la sociedad estadounidense, permanecerá en incertidumbre al menos por los dos próximos meses debido a que el nuevo fiscal de distrito del condado tiene apenas unas semanas en el puesto y necesita tiempo para revisar el caso.

Los Menéndez fueron condenados en 1996, luego de dos juicios extensamente cubiertos por los medios que les dieron amplia notoriedad. En la época la Fiscalía los acusó de haber matado a sangre fría a su padre José, un inmigrante cubano convertido en importante ejecutivo de la música, y a Mary Louise "Kitty", una exreina de belleza, para hacerse con una herencia de 14 millones de dólares. Pero la defensa presentó a los jóvenes, que tenían 21 y 18 años cuando ocurrió el crimen, como víctimas de abuso sexual y psicológico a manos de un padre extremadamente controlador y de una madre negligente.

El caso recobró fuerza en parte gracias a la miniserie de Netflix "Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menéndez" y de un documental. Lyle y Erik, recluidos en una prisión al sur de Los Ángeles, debían comparecer este lunes virtualmente, pero la videollamada no funcionó. Su defensa confirmó que escucharon la audiencia que duró unos 40 minutos vía audio.

El juez Michael Jesic pospuso para el 30 de enero una nueva audiencia sobre el pedido de la defensa de sentenciar nuevamente a los hermanos, originalmente prevista para el 11 de diciembre. Jesic falló para garantizar que la corte y el nuevo fiscal distrital de Los Ángeles tengan tiempo de revisar la extensa información sobre el caso.

"Esperamos que al final de este proceso conseguiremos la liberación de los hermanos", dijo su abogado Mark Geragos a la salida de la audiencia ante un enjambre de periodistas y cámaras. La corte escuchó a dos tías de los hermanos abogar por su liberación, a pesar de la estrecha relación con José y Kitty.

"Ningún niño debería pasar por lo que Erik y Lyle pasaron", dijo Joan Vander Molen, hermana de Kitty. "Ningún niño debería vivir cada día sabiendo que ese día, esa noche, su padre podría venir y violarlos".

"Yo quiero que regresen a casa", dijo entre sollozos Terry Baralt, hermana mayor de José. "35 años es mucho tiempo", agregó refiriéndose al tiempo en prisión.

"Mostrar apoyo"

La campaña que busca su liberación, con figuras como Kim Kardashian, tiene voz constante en Tammi Menéndez, esposa de Erik, quien la semana pasada acudió a las redes para pedir: "¡Libérenlos antes de las fiestas de fin de año!".

En medio de la expectativa por ver cómo lucen los hermanos ahora de 56 y 53 años, decenas de personas se apostaron a las puertas del tribunal para conseguir una de las 16 sillas que sorteó la corte. "Se trata de mostrar apoyo y sanar, no sólo para las familias sino para nosotros culturalmente", dijo Nick Bonanno, un excompañero de bachillerato de Erik, quien también asistió al primer juicio de los hermanos a quienes escribe ocasionalmente.

La defensa de los Menéndez trabaja en tres alternativas para liberarlos. Su abogado busca que la justicia cambie el cargo de homicidio en primer grado a homicidio involuntario. Esto podría significar la libertad inmediata para los hermanos, quienes ya superaron la pena máxima por este cargo en California, de once años. La otra alternativa es obtener una nueva sentencia, lo que les abriría el camino para buscar la libertad condicional. Geragos también formalizó un pedido de clemencia ante el gobernador de California, Gavin Newsom.

El periodista Robert Rand, quien escribió un libro sobre el caso, mantiene contacto habitual con los hermanos. "No saben qué va a pasar. Creo que esto podría llevar mucho más tiempo de lo que se anticipó originalmente. Podrían ser seis meses, ocho meses, un año, pero finalmente saldrán", dijo.

La fiebre por el caso parece alcanzar un nivel similar al de los años 1990, cuando el juicio se transmitió en televisión y estaba en boca de todos, dentro y fuera de Estados Unidos. Decenas de personas visitan los alrededores de la mansión en Beverly Hills donde ocurrió la tragedia que estremeció al país.

Christian Hannah, un australiano nacido casi dos décadas después del crimen, incluyó la residencia en su recorrido debido a la fascinación por el documental. "Es realmente increíble verla en persona. No sé realmente por qué es increíble", dijo. "Es sólo porque lo ves en la televisión y lo ves en persona, se siente genial. ¿Entiendes?".

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