La gesta estudiantil de mayo de 1958 en el Panamá de ayer
Por percepción popular, los problemas de la educación en Panamá, tuvieron sus orígenes por los años 1980 en la dictadura de Manuel Antonio Noriega. Pero lo cierto es que esta problemática viene muchísimo antes y las protestas de mayo de 1958 dejan entrever el malestar que ya se sentía desde entonces.
El año lectivo en 1958 inició en mayo con muchas irregularidades. Algunas de estas anomalías incluían la falta de mantenimiento en varios colegios de la ciudad de Panamá (entre ellos el Instituto Nacional y el José Dolores Moscote) y del interior del país, planes de estudios desactualizados e insuficiencia en suplir la falta de docentes.
El gobierno del presidente Ernesto De La Guardia Navarro se mostraba indiferente ante el asunto, lo que llevó a que los estudiantes, encabezados por la Federación de Estudiantes de Panamá (FEP), se movilizaran buscando que sus peticiones fueran tomadas en cuenta.
El 16 de mayo, una delegación de estudiantes de Aguadulce marchó hasta la Presidencia, esperanzada en que sus demandas fueran escuchadas por el Mandatario, sin embargo De La Guardia rechazó toda iniciativa de diálogo. En vez de eso instó a que los manifestantes presentaran sus quejas por las vías normales.
Los estudiantes no decidieron quedarse de brazos cruzados y advirtieron que regresarían a los tres días.
El 19 de mayo, la marcha pretendía emular lo del 16, pero una vez arriban a los perímetros de la Plaza Catedral son interceptados por unidades de la Guardia Nacional, quienes reprimieron la protesta a punta de bomba lacrimógena y balas.
Los distrurbios se extendieron a la Avenida Central y los callejones aledaños, provocando que los comercios cerraran sus puertas.
Los estudiantes se dedicaron a vandalizar automóviles y motos pertenecientes a la Guardia Nacional, a la vez que montaban barricadas para impedir el paso de los policías.
Personas ajenas a la manifestación se unieron a los choques callejeros, algunos en apoyo a los estudiantes y otros para hacer pillaje o apedrear comercios.
La jornada de protesta del 19 de mayo finalizó con 30 heridos y con la muerte de José Manuel Araúz, estudiante del Colegio Artes y Oficios; su fallecimiento fue muy lamentado en la ciudad, al punto que el día de su entierro, miles de estudiantes de colegios secundarios marcharon junto a su féretro para rendirle honores.
La muerte de Araúz no cesó las manifestaciones, las que siguieron por varios días, dejando como resultado más muertos producto del enfrentamiento con la Guardia Nacional.
Pero los hechos de violencia, no sólo fueron en la ciudad, sino también en Colón. La FEP inició una huelga indefinida el 21 de mayo con el propósito de presionar al Gobierno para que accediera a las demandas estudiantiles. Simultáneamente, otras escuelas del país respaldaron la huelga y pedían la renuncia del ministro de Educación, Víctor N. Juliao.
El 22 de mayo la violencia recrudeció y el gobierno optó por suspender las garantías constitucionales a fin de restablecer el orden. La Guardia Nacional asedia el Instituto Nacional y persigue a los estudiantes por las áreas cercanas. Las revueltas de ese día elevaron el número de muertos a ocho, aunque otras fuentes incrementan la cifra a 30.
Las autoridades universitarias amparadas por gremios políticos y por la opinión pública, lograron reunir en la Universidad de Panamá a los principales dirigentes estudiantiles y del gobierno para llegar a un consenso. La crisis se solucionó el 29 de mayo al firmarse en la Rectoría el conocido "Pacto de la Colina".
Este pacto comprometía al gobierno a resolver el problema educativo, al mismo tiempo que debía poner en libertad a los detenidos e indemnizar a los familiares de quienes murieron en los disturbios. Dicho acuerdo no se cumplió a cabalidad y los estudiantes retomaron las protestas los meses siguientes.
Información Cortesía: Panamá Vieja Escuela