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En un caso que ha conmocionado a la comunidad de Escondido, California, Michaela Brashaye Rylaarsdam, una modelo de OnlyFans de 31 años, ha sido acusada de asesinato en segundo grado tras la muerte de Michael Dale, de 55 años, durante la grabación de un video de contenido fetichista.
El trágico incidente ocurrió el 17 de abril de 2023, cuando Dale pagó 11.000 dólares a Rylaarsdam para que lo envolviera en film transparente y cinta adhesiva, le pegara botas de mujer en los pies y realizara actos sexuales a su lado en su residencia de Escondido.
La autopsia determinó que la causa de la muerte fue asfixia y la forma de la muerte fue homicidio. Rylaarsdam fue arrestada en febrero de 2025 y enfrenta cargos de asesinato en segundo grado.
El caso ha generado un debate sobre los límites del consentimiento y la responsabilidad en las prácticas fetichistas. Mientras algunos argumentan que los participantes adultos consensuaron las actividades, otros señalan que la seguridad y el bienestar deben ser prioritarios, y que la negligencia en estos aspectos puede tener consecuencias legales graves. Actualmente, Rylaarsdam permanece detenida sin derecho a fianza en una cárcel de San Diego, a la espera de su próxima comparecencia en abril.
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Además de la acusación de asesinato, las autoridades confiscaron el teléfono de Michaela Rylaarsdam, donde encontraron múltiples videos inquietantes que documentaban el proceso en el que Dale fue inmovilizado. En las grabaciones, el hombre aparece con las manos atadas, los dedos cubiertos con cinta y las vías respiratorias totalmente bloqueadas, sin indicios de que hubiese solicitado ese nivel de restricción.
Según la fiscalía, no existe evidencia de consentimiento explícito para que se le obstruyera la respiración, lo que ha sido clave en la formulación de los cargos. “La evidencia muestra que él la contrató para realizar actos de bondage y fetichismo, pero no hay indicios de que haya solicitado que se obstruyera su respiración”, afirmó el fiscal adjunto David Jarman.
La defensa, encabezada por el abogado David Cohen, sostiene que Rylaarsdam actuó de inmediato al percatarse del peligro y que no hubo intención de causar daño. “Está claro que no hubo intención de causar la muerte. Ella actuó de manera apropiada cuando se dio cuenta de que algo estaba mal”, argumentó el letrado. No obstante, los fiscales alegan que la falta de experiencia de Rylaarsdam en prácticas BDSM y su decisión de continuar grabando mientras la víctima yacía inmóvil podrían constituir negligencia criminal. Este aspecto del caso ha avivado un debate sobre el papel de la industria del contenido adulto y los riesgos inherentes a las prácticas extremas no reguladas.
La tragedia también ha puesto bajo escrutinio el modelo de negocios de OnlyFans y otras plataformas similares, donde los límites entre el entretenimiento adulto y el peligro físico pueden desdibujarse. Expertos legales han advertido que la monetización de fetiches extremos sin supervisión profesional o protocolos de seguridad puede conllevar responsabilidades legales severas, tanto para los creadores de contenido como para las plataformas que los albergan. Mientras la sociedad analiza el delicado equilibrio entre el consentimiento, la libertad sexual y la responsabilidad penal, el caso de Michaela Rylaarsdam promete marcar un precedente en los tribunales estadounidenses.