Estudio revela que trastorno del sueño podría ser la primera señal de Parkinson
Las investigaciones profundizaron en la relación entre esta parasomnia y la acumulación de proteínas cerebrales.
El trastorno de conducta del sueño REM (TCSR), una afección en la que las personas recrean físicamente sueños vívidos y, a menudo, perturbadores, está ganando relevancia como una de las señales más tempranas de enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson.
De acuerdo con la Universidad de Míchigan, el TCSR puede preceder a los síntomas del Parkinson por años o incluso décadas. “La gran mayoría de las personas que atendemos en los estudios de TCSR desarrollarán parkinsonismo u otras afecciones relacionadas”, explicaron los expertos. Este vínculo no solo se limita al Parkinson, sino que también incluye condiciones como la demencia con cuerpos de Lewy y la atrofia multisistémica, las cuales comparten síntomas similares.
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Un estudio realizado en 2014 con 174 pacientes refuerza esta conexión. Los resultados revelaron que el 33 % de los participantes desarrolló una enfermedad neurodegenerativa en cinco años, porcentaje que aumentó al 76 % en 10 años y al 91 % en 14 años.
Por su parte, la Michael J. Fox Foundation, líder en investigaciones sobre el Parkinson, describe el TCSR como “uno de los primeros síntomas no motores” de esta enfermedad, destacando que puede aparecer años antes que los temblores, la rigidez muscular u otras señales características del Parkinson. Sin embargo, aclaran que no todas las personas con TCSR desarrollan enfermedades neurodegenerativas.
Un avance significativo en esta área proviene de un estudio liderado por el neurólogo Alex Iranzo del Hospital Clínic de Barcelona. Publicado en la prestigiosa revista The Lancet Neurology, la investigación confirmó la presencia de alfa-sinucleína, una proteína clave en el desarrollo del Parkinson, en el cerebro y líquido cefalorraquídeo de pacientes con TCSR.
“El líquido cefalorraquídeo es como un espejo del cerebro, por lo que encontrar la proteína allí fue muy revelador. Sin embargo, era un marcador indirecto”, señaló Iranzo. Para corroborar definitivamente la relación, sería necesario analizar las áreas exactas del cerebro afectadas tras el fallecimiento de los pacientes.
El hallazgo no solo fortalece el vínculo entre el TCSR y el Parkinson, sino que también abre nuevas puertas para tratamientos preventivos. Según Iranzo, las personas con TCSR y sin síntomas visibles de Parkinson serían los candidatos ideales para terapias dirigidas a la alfa-sinucleína, particularmente en las primeras etapas, cuando la proteína solo afecta el tronco del encéfalo. Esto podría evitar su propagación a otras áreas cerebrales que controlan funciones críticas como el movimiento y la cognición.
El neurólogo J. Andrew Berkowski, en un artículo para la Universidad de Míchigan, enfatizó la importancia de considerar un diagnóstico de TCSR como una señal de alerta. “Podría ser una indicación de Parkinson o de afecciones relacionadas”, advirtió.