El espresso de un euro en Italia está a punto de desaparecer ¿Cuál es la razón?
Por años, la bebida a ese valor ha significado un ritual que define la identidad cultural del país.
Esta tradición profundamente arraigada está bajo amenaza debido al aumento de los costos globales del café. El precio del grano ha subido un 48% en el último año, y las cafeterías italianas enfrentan una encrucijada: mantener el icónico precio de €1 o adaptarse a una nueva realidad económica.
Desde generaciones pasadas, los italianos han encontrado en el espresso un placer cotidiano asequible. Más de 6,000 millones de tazas de este café se consumen cada año en el país, y con cerca de 132,000 cafeterías, es parte del paisaje urbano y rural. En Italia, tomar un café no es un lujo, sino un derecho básico que trasciende barreras económicas.
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“En Italia, el café no es un producto de lujo, sino una necesidad diaria”, explica Andrea Pettinari, propietario de Caffe dell’Arte. Sin embargo, reconoce que esta visión cultural está en jaque: “Mantener el espresso a €1 es insostenible para todos los que participan en la cadena de suministro”.
El espresso, al igual que la pizza y el vino, es un símbolo de orgullo nacional. Muchos italianos consideran que subir su precio equivale a alterar un pilar de su cultura, una percepción que ha convertido el debate sobre el café en un tema político y social.
El alza en los precios del café se debe a múltiples factores. En Brasil y Vietnam las cosechas han sido afectadas por el cambio climático y problemas locales en la agricultura. A esto se suman interrupciones en la cadena de suministro global debido a tensiones políticas y conflictos en zonas estratégicas como el Mar Rojo.
Estas dificultades han afectado especialmente a los pequeños agricultores y proveedores, quienes enfrentan mayores costos de producción. Para las cafeterías italianas, tradicionalmente respaldadas por acuerdos con proveedores y modelos familiares de gestión, absorber este incremento resulta cada vez más complicado.
“Los costos de operación están subiendo en todos los niveles, desde los agricultores hasta los propietarios de cafeterías. Estamos hablando de márgenes de ganancia reducidos a casi cero”, advierte Pettinari.
La posibilidad de que el espresso supere el euro ha generado un rechazo generalizado entre los consumidores. Luciano Sbraga, vicepresidente de la Federación de Establecimientos Públicos Italianos, lo resume así: “El espresso es percibido como un bien esencial. Los italianos esperan que sea accesible para todos, como el pan”.