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Los cumplidos que los padres hacen a sus hijos pueden influir significativamente en su desarrollo emocional y en la forma en que construyen su autoestima.
Sin embargo, algunas expresiones aparentemente inofensivas pueden no ser tan beneficiosas como se cree. La psicóloga estadounidense Becky Kennedy advierte que frases como “buen trabajo” pueden limitar la conversación y reducir el impacto del reconocimiento genuino.
“Decir ‘buen trabajo’ no perjudica a los niños”, explicó Kennedy en el pódcast The Tim Ferriss Show. “Pero es una forma de acabar con la conversación”. Según la experta, cuando un niño comparte un logro, como un dibujo o un proyecto escolar, espera algo más que una aprobación superficial.
Kennedy y otros especialistas sugieren que, en lugar de enfocarse solo en el resultado, los padres deberían destacar el esfuerzo y la experiencia detrás de cada logro. Este enfoque, conocido como “elogio del proceso”, fortalece la confianza en sí mismos y fomenta la resiliencia.
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La psicoterapeuta Lesley Koeppel recomienda hacer preguntas que motiven a los niños a compartir más sobre su día y sus emociones. “En lugar de preguntar ‘¿Cómo te fue hoy en el colegio?’, podemos preguntar ‘¿Qué fue lo más divertido de tu día?’”, explicó en una entrevista con The New York Post.
“No demuestra que te interesas de verdad por ellos: sus gustos, aversiones, toma de decisiones, amigos, profesores o puntos fuertes”, agregó Koeppel. “Es más impactante hacer preguntas que se centren en los procesos diarios del niño”.
Algunas expresiones que los padres utilizan con frecuencia pueden no tener el efecto positivo que se espera. Frases como “buen chico” o “buena chica” pueden hacer que los niños asocien su valor con la aprobación externa en lugar de desarrollar una autoestima sólida.
Kennedy destaca que los menores deben aprender a sentirse orgullosos de sus propios logros sin depender únicamente del reconocimiento de otras personas. Si esto no ocurre, advierte, pueden experimentar inseguridad y ansiedad en el futuro. “Los pequeños que carecen de seguridad en sí mismos pueden crecer sintiéndose vacíos, frágiles y muy, muy ansiosos”, aseguró.
El portal KidsHealth señala que la base de una crianza efectiva es el amor incondicional. Demostrar afecto a los niños con abrazos, palabras de aliento y tiempo de calidad juntos es fundamental para su bienestar emocional.
Además, establecer límites claros y consistentes ayuda a que los menores comprendan qué se espera de ellos. Explicar el propósito de cada norma facilita su cumplimiento y fomenta un mejor comportamiento. También es importante promover una comunicación abierta, donde los niños se sientan seguros para expresar sus emociones y preocupaciones.
El refuerzo positivo es otra herramienta clave. Reconocer sus esfuerzos y logros, por pequeños que sean, fortalece su motivación y confianza. No obstante, es importante evitar enfocarse solo en los errores y, cuando sea necesario aplicar consecuencias, hacerlo de manera equilibrada y comprensible.
Finalmente, los expertos subrayan que el ejemplo de los padres es la enseñanza más poderosa. Los niños aprenden observando el comportamiento de los adultos, por lo que es fundamental actuar de manera coherente con los valores que se desean inculcar.