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Este emblema, que simboliza el nivel de riesgo de una catástrofe global, ha avanzado un segundo más situándose ahora a 89 segundos de la medianoche. Esta es la posición más cercana a la destrucción que el reloj ha estado en su historia, y el Boletín de Científicos Atómicos (BAS), la organización encargada de ajustar su manecilla cada año, ha revelado que este cambio responde a varios factores clave.
El reloj, que originalmente fue colocado a siete minutos de la medianoche en 1947, refleja ahora una realidad mucho más desesperante. En su declaración oficial, el BAS afirmó que este adelanto en el reloj es una “señal clara” de los peligros extremos a los que se enfrenta el mundo. Según el Boletín, cada segundo que pasa sin tomar decisiones clave para revertir esta situación incrementa la probabilidad de un desastre global.
Este ajuste fue descrito como un “crudo diagnóstico de nuestra realidad” por el expresidente colombiano y Nobel de la Paz, Juan Manuel Santos. En la presentación del reloj, Santos, quien preside la organización The Elders (Los Mayores), fundada por Nelson Mandela, hizo un llamado a la acción inmediata. “La única respuesta eficaz es que las naciones trabajen juntas”, expresó Santos, subrayando que las decisiones políticas de ciertos gobiernos, como la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París y la Organización Mundial de la Salud (OMS), son perjudiciales y ponen en peligro la seguridad global.
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A lo largo de los años, el Reloj del Juicio Final ha reflejado los altibajos de la política internacional, las tensiones bélicas y los avances tecnológicos. En 1991, por ejemplo, tras la firma del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START) entre Estados Unidos y la Unión Soviética, el reloj retrocedió 17 minutos, la mayor distancia que ha tenido el reloj desde su creación. Esta fue una señal de esperanza, en un momento en que las relaciones entre las grandes potencias nucleares mejoraban.
Sin embargo, el escenario actual es drásticamente diferente. El BAS ha advertido que la guerra en Ucrania, que lleva casi tres años de conflicto, podría escalar hasta convertirse en una guerra nuclear en cualquier momento debido a un error de cálculo o una decisión precipitada.
Además, el conflicto en el Medio Oriente sigue siendo una amenaza latente, con la posibilidad de que se convierta en una guerra más amplia, fuera de control. Los riesgos derivados de la propagación de información errónea, desinformación y teorías conspirativas también aumentan, afectando la capacidad de la humanidad para tomar decisiones informadas sobre temas cruciales. A esto se le suman las amenazas biológicas: las enfermedades emergentes y reemergentes siguen representando una amenaza para la seguridad sanitaria global.
En cuanto al cambio climático, los esfuerzos para mitigar sus efectos continúan siendo insuficientes, ya que la mayoría de los gobiernos del mundo no han logrado implementar las políticas y medidas necesarias para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
El BAS también destacó que las tecnologías disruptivas avanzan de manera alarmante, sobre todo aquellas relacionadas con la inteligencia artificial. En este sentido, mencionó que sistemas de IA se han utilizado en conflictos como el de Ucrania y Oriente Medio, y varios países están trabajando para integrar esta tecnología en sus ejércitos. Este avance tecnológico, combinado con el hecho de que potencias nucleares como Estados Unidos, China y Rusia tienen el poder de destruir la civilización, aumenta la peligrosidad de la situación. Estas tres naciones, según el BAS, tienen una “responsabilidad primordial” en evitar que el mundo se acerque aún más al abismo.
Juan Manuel Santos, en su intervención, hizo hincapié en que aún existe tiempo para tomar decisiones que inviertan el rumbo y reduzcan la amenaza que representa el reloj. “Aún estamos a tiempo de tomar las decisiones correctas para hacer retroceder las manecillas del Reloj del Juicio Final”, afirmó, apelando a la cooperación internacional. En Colombia, como en otras partes del mundo, se dice que “cada segundo cuenta”. Este es un recordatorio de que las acciones de los líderes mundiales no solo afectan a sus propios países, sino que tienen implicaciones globales. El mundo está peligrosamente cerca de la medianoche, y cada segundo perdido podría ser uno más cerca del colapso.
El Reloj del Juicio Final es una metáfora creada por el Boletín de Científicos Atómicos (BAS) en 1947, diseñada para simbolizar la proximidad de la humanidad a un desastre global. El reloj refleja las amenazas nucleares, ambientales y tecnológicas que podrían poner en peligro la supervivencia humana.
Su objetivo es servir como un recordatorio visual del riesgo existencial que enfrentamos. Originalmente, el reloj se ubicó a siete minutos de la medianoche, pero su ajuste anual refleja los cambios en el panorama geopolítico y científico global. Los creadores de esta herramienta, principalmente científicos y expertos en seguridad internacional, incluyen a figuras como el físico Leo Szilard y el premio Nobel Albert Einstein, quienes, junto con otros científicos atómicos, buscaban alertar al mundo sobre los peligros de las armas nucleares.