Efecto Troxler: El inquietante fenómeno que deforma el rostro al mirarse en el espejo

Los participantes de la investigación reportaron ver deformaciones y hasta criaturas inexistentes.

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Mirarse fijamente en un espejo durante varios minutos puede ser más inquietante de lo que parece. Este fenómeno, conocido como el Efecto Troxler, puede provocar alucinaciones y deformaciones aterradoras en el rostro, un efecto visual que fascina y desconcierta a la ciencia.

El Efecto Troxler fue descrito por primera vez en 1804 por el médico suizo Ignaz Paul Vital Troxler. Este fenómeno ocurre cuando la mirada permanece fija en un punto por un tiempo prolongado, lo que provoca que el cerebro ignore ciertos estímulos visuales para centrarse en lo que considera más relevante. Esta adaptación visual puede dar lugar a experiencias inquietantes, especialmente frente a un espejo.

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El Dr. Giovanni Caputo, investigador de la Universidad de Urbino en Italia, llevó a cabo un experimento publicado en la revista Perceptions para analizar los resultados del Efecto Troxler. En el estudio, 50 participantes se colocaron frente a un espejo en una habitación con luz tenue y se miraron fijamente durante al menos 10 minutos.

Los resultados fueron sorprendentes, 66% de los participantes reportaron ver deformaciones en su propio rostro. 48% aseguraron observar figuras fantásticas o aterradoras, como criaturas inexistentes. 28% afirmaron haber visto rostros desconocidos en lugar del suyo propio.

El Dr. Caputo concluyó que estas experiencias son el resultado de un estado disociativo del cerebro, que provoca una sensación de desconexión de la realidad. Según el investigador, el cerebro se enfoca únicamente en lo esencial, ignorando estímulos periféricos para ahorrar recursos, lo que genera estas extrañas percepciones.

Este fenómeno está relacionado con la forma en que las células retinianas y las neuronas sensoriales procesan la información visual. Al mantener la mirada fija, las células dejan de recibir estímulos nuevos, y el cerebro comienza a “rellenar los espacios en blanco” con información imaginaria.

Esto no solo ocurre frente a un espejo; el Efecto Troxler también puede experimentarse en situaciones cotidianas. Por ejemplo, muchas personas dejan de notar el peso de la ropa sobre su piel o el sonido de fondo en un ambiente familiar porque el cerebro decide que esa información no es relevante.

Frente a un espejo, la mente no solo procesa estímulos visuales, sino también emocionales y psicológicos. Ver cómo tu rostro cambia o desaparece puede generar una desconexión con tu identidad, lo que amplifica el impacto emocional del fenómeno.

El estudio del Dr. Caputo también sugiere que este estado disociativo podría explicar por qué prácticas como la de “Bloody Mary”, en la que se fija la mirada en un espejo para buscar apariciones, resultan tan inquietantes.

Aunque el Efecto Troxler tiene una base científica clara, sigue siendo una experiencia que mezcla lo real con lo imaginario, desafiando nuestra percepción de la realidad. Como explicó el Dr. Caputo, “estas alucinaciones son una ventana a cómo nuestro cerebro interpreta el mundo y lidia con la ausencia de estímulos”.

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