Stephen Hawking: El científico que invitó a viajeros del tiempo a su funeral

Historias del mundo

Stephen Hawking uno de las más brillantes mentes científicas eran un fiel creyente en la posibilidad de los viajes a través de tiempo.

Collage de agujeros negros.

La vida de Stephen Hawking fue como un viaje intergaláctico, un vuelo que despegó de la Tierra y se dirigió a los confines más remotos del universo, explorando agujeros negros, el Big Bang y el misterio del tiempo. Pero como toda gran aventura, tuvo un final, y el de Hawking fue una despedida tan monumental como su vida.

El último adiós a un hombre extraordinario

El 31 de marzo de 2018, el mundo se detuvo para rendir homenaje a uno de los más grandes científicos de la era moderna. Stephen Hawking, que había fallecido el 14 de marzo a los 76 años, fue despedido en una ceremonia en la histórica iglesia de St. Mary the Great en Cambridge, Inglaterra. No solo fue un adiós a un científico, sino a una mente que desafió los límites de lo que es posible.

El entierro de Hawking fue un evento de gran simbolismo. En lugar de ser un acto sombrío, fue un tributo vibrante a un hombre que vivió una vida extraordinaria a pesar de las dificultades. Desde que fue diagnosticado con ELA a los 21 años, Hawking desafió todas las expectativas, no solo sobreviviendo mucho más de lo que los médicos predijeron, sino que además continuó haciendo contribuciones significativas al campo de la física teórica.

Multitudinario funeral de Stephen Hawking.

Una reunión de mentes brillantes

La lista de invitados al funeral de Hawking fue tan impresionante como el propio hombre. Entre los asistentes estuvieron figuras clave del mundo de la ciencia, la tecnología y la cultura. Desde colegas científicos que habían trabajado a su lado, hasta personalidades como el actor Eddie Redmayne, quien interpretó a Hawking en la película biográfica "La teoría del todo". 

Otros asistentes incluyeron al astronauta Tim Peake, que representó el espíritu aventurero y la conexión de Hawking con el cosmos, y científicos como el físico Kip Thorne, quien compartió su fascinación por los agujeros negros y las teorías del tiempo. Fue un evento que reflejó la amplitud de su influencia, más allá de la academia y la ciencia.

Registro para asistir al funeral

Una de las particularidades del funeral de Hawking fue que la familia permitió que mil personas pudieran asistir, pero con una condición: debían registrarse previamente. Sin embargo, en un giro que refleja perfectamente el humor y la personalidad de Hawking, el formulario de registro incluía un detalle peculiar: permitía que personas nacidas hasta el 31 de diciembre de 2038 se inscribieran. Esta invitación simbolizaba la creencia de Hawking en la posibilidad de que los viajes en el tiempo podrían ser una realidad algún día. ¿Fue solo una broma, una especie de última travesura? ¿O fue una declaración de optimismo hacia el futuro? 

"No podemos excluir la posibilidad de viajar en el tiempo porque, para nuestra satisfacción, no está refutado", dijo un portavoz de la fundación Stephen Hawking a la BBC. "Todo es posible hasta que se demuestre lo contrario", subrayó.

En las primeras 24 horas más de 12.000 personas de todas partes del mundo se habían apuntado. 

Una fiesta para viajeros en el tiempo 

En 2009, Hawking organizó una fiesta para viajeros del futuro. 

"Tengo pruebas experimentales de que el viaje a través del tiempo es imposible", dijo con humor, viendo que nadie había venido a la fiesta a pesar de que los canapés y el champán estaban a punto.

La fiesta se celebró el 28 de junio de 2009 en un elegante salón de la Universidad de Cambridge decorado con globos y una mesa servida con deliciosos aperitivos y champán. A las 12:00 en punto Hawking se instaló frente a la puerta dispuesto a recibir a los invitados.

Para probar esta idea, el físico no le contó a nadie de la fiesta hasta que ésta terminó. 

Solo entonces envió la invitación, que incluía las coordenadas exactas en tiempo y espacio de la gala.

"Usted está cordialmente invitado al evento para viajeros del tiempo organizada por el profesor Stephen Hawking", decía el texto, que también incluía la irónica aclaración de que no era necesario confirmar asistencia.

Al ver que la aguja del reloj pasaba de las 12 y nadie entró a su fiesta, Hawking pone en práctica su popular sentido del humor y dice: "Esperaba que la futura Miss Universo iba a abrir la puerta".

Y agrega: "Quizás, algún día, alguien viviendo en el futuro va a encontrar la información y usará una máquina del tiempo para venir a mi fiesta, probando que, un día, los viajes en el tiempo serán posibles".

Un legado que trasciende el tiempo

Pero el verdadero toque mágico del entierro de Stephen Hawking vino después. Su familia decidió honrar su amor por el universo de una manera que solo él podría haber apreciado. Sus restos fueron enterrados en la Abadía de Westminster, un lugar reservado para los más grandes de la historia británica, justo al lado de Isaac Newton y Charles Darwin, dos gigantes de la ciencia que inspiraron a Hawking desde una edad temprana.

En un acto simbólico, y tal vez poético, se decidió que el epitafio de Hawking incluyera la ecuación que mejor lo representa: la ecuación de la entropía de los agujeros negros, uno de sus logros más destacados. Esta ecuación no solo encapsula su contribución al conocimiento humano, sino que también sugiere la idea de que, al igual que la entropía, su influencia continuará expandiéndose a lo largo del tiempo.

Stephen Hawking fue un hombre que desafió los límites del conocimiento y la comprensión humana. Su entierro fue una ceremonia que no solo celebró su vida, sino que también capturó la esencia de su legado: la idea de que el tiempo es solo otra frontera por cruzar, y que el espíritu humano es capaz de alcanzar las estrellas, incluso después de la muerte. 

Aunque su viaje terminó en la Tierra, su influencia continúa expandiéndose, tal como lo hacen las ondas en el espacio-tiempo. Y quién sabe, tal vez en algún futuro, los invitados de su funeral finalmente lleguen a su destino, cruzando las barreras del tiempo para rendir homenaje a un hombre que siempre pensó más allá de lo posible.

 

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