Navidad en Belén, el lugar donde todo comenzó

"Lo que tiene de característico esta ciudad es que aquí se puede ver y tocar el lugar donde todo aconteció", expresa Vítores, veterano franciscano que lleva 46 años en Tierra Santa.

Un cura griego ortodoxo queman incienso en la iglesia de la Natividad de Belén, Cisjordania.
Un cura griego ortodoxo quema incienso en la iglesia de la Natividad de Belén, Cisjordania. / EFE
Efe
23 de diciembre 2016 - 14:30

Para muchas personas Navidad significa regalos, comidas con familiares o cenas de trabajo imposibles, pero su celebración en la ciudad de Belén, cuna del cristianismo, supone regresar a los mismos orígenes de la festividad y poder tocar los lugares donde, según la tradición cristiana, todo comenzó.

En realidad los actos relacionados con la Navidad en la ciudad palestina de Belén se inician en noviembre, puesto que el último sábado del mes tiene lugar la festividad de Santa Catalina, en la que se iluminan cuatro velas en la Gruta de la Natividad y, de forma simbólica, se desplazan a los cuatro puntos cardinales.

"Con esta celebración apuntamos que María es, en cierto modo, la madre que se prepara para el nacimiento, es una preparación remota, ese es el significado de este ritual", explica a Efe el fraile franciscano Artemio Vítores, recién nombrado superior de Belén.

Navidad católica, ortodoxa y armenia

El primer sábado de diciembre los festejos navideños arrancan con el tradicional encendido de la iluminación de un árbol de grandes dimensiones, profusamente decorado con bolas y guirnaldas de colores, junto a la Basílica de la Natividad, ceremonia oficial que marca el inicio de la festividad en Belén y a la que acuden unas 10.000 personas.

Aunque la Navidad se celebra en tres ocasiones en esta ciudad, de acuerdo a los distintos ritos ortodoxo, latino y armenio, cada uno de los cuales sigue su propio calendario, los días grandes a los que se suma toda la comunidad cristiana y autoridades de la región son el 24 y 25 de diciembre.

"En Belén también celebramos la navidad católica el 25 de diciembre, la ortodoxa el 7 enero y la armenia el 18 de enero. Tenemos tres navidades, por lo que no hablamos del día de Navidad sino de la temporada de Navidad. Esto crea un hermoso mosaico de gente, al que se suman los musulmanes, que se unen a nuestra alegría en esta festividad", señala a Efe el teniente de alcalde de la ciudad, Isam Juha.

El 24 de diciembre el patriarca latino, Fuad Twal, máximo representante de la Iglesia Católica en Tierra Santa, realiza una procesión entre su sede de Jerusalén y Belén, dando el pistoletazo de salida a los actos litúrgicos de la Navidad.

24 de diciembre: el centro del mundo

Aglomerados en torno a la Plaza del Pesebre, aledaña a la Basílica de la Natividad, así como en las callejuelas vecinas, visitantes y lugareños reciben a la autoridad católica entre vítores y cánticos navideños, mientras bandas locales de “boyscouts” y filas de monaguillos, vestidos con sus mejores galas, abren paso a la comitiva en medio del repiqueteo de tambores.

En ese momento, Belén se convierte en el centro del mundo y todas las cámaras y ojos están puestos sobre la plaza que, pese a las dificultades del conflicto que sacude la zona, suele llenarse de personas, decorada con banderines y ornamentos característicos de una Navidad que en el resto de la región de mayoría musulmana y judía pasa casi desapercibida.

El patriarca suele llegar a la plaza a primera hora del mediodía encabezando un convoy de vehículos que parte de mañana desde la ciudadela amurallada de Jerusalén y que tiene que sortear obstáculos físicos hasta llegar a la cuna del cristianismo.

De la sede del Patriarcado Latino sale escoltado por la Policía israelí, siguiendo un estricto protocolo que se repite cada año, y que lo lleva a atravesar el muro de hormigón que separa ambas ciudades, donde el prelado recibe las felicitaciones navideñas preceptivas por parte de las autoridades israelíes en un monasterio cercano.

A continuación cruza a la altura de la tumba de la matriarca bíblica Raquel ya en Belén, y se dirige hacia el monte donde se alza la Natividad escoltado por la Policía palestina y notables de la ciudad, entre ellos la alcaldesa Vera Babún.

Varias personas salen de la gruta de la iglesia de la Natividad de Belén, Cisjordania el 24 de diciembre donde, según los textos cristianos, nació Jesucristo.
Varias personas salen de la gruta de la iglesia de la Natividad de Belén, Cisjordania el 24 de diciembre donde, según los textos cristianos, nació Jesucristo. / EFE

Patrimonio de la Unesco

Belén recibió un impulso sin paliativos cuando, en 2012, la iglesia de la Natividad -considerada la más antigua de Tierra Santa-, y su casco histórico se convirtieron en el primer lugar de Palestina declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Además, desde septiembre de 2013 la basílica es objeto de unas restauraciones impulsadas por la Autoridad Nacional Palestina (ANP) para recuperar el brillo original del santuario que data del año 327, cuando el emperador Constantino y su madre, Santa Helena, ordenaron la construcción del templo sobre el que lugar donde la tradición marca el nacimiento de Jesús.

Para acceder al templo, una de las iglesias más antiguas del estilo bizantino, el patriarca, así como cualquier visitante, deben agacharse y bajar la cabeza en señal de respeto y también para atravesar una puerta de pequeñas dimensiones.

Por la noche, los líderes religiosos locales celebran una cena de Nochebuena en la que se invita a las autoridades municipales de Belén, aunque los restaurantes cercanos a la iglesia y los hogares cristianos albergan a familias enteras, muchas de ellas mixtas o seguidoras de ritos orientales, que celebran en torno a una mesa la principal cena de la festividad.

En paralelo, la Plaza del Pesebre alberga conciertos de villancicos donde padres con sus hijos y jóvenes locales pueden vivir el ambiente navideño, precisamente a pocos metros de donde se venera el lugar de nacimiento de Jesús.

Celebraciones y la misa del gallo

El patriarca oficia la Misa del Gallo en la Natividad, a la que asisten autoridades como el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, una tradición iniciada por su antecesor Yaser Arafat, y que se ha convertido en el mayor evento difundido a todo mundo desde territorio palestino.

Al concluir la ceremonia y, según el ritual, una imagen del Niño es portada en procesión hasta el pesebre, una estrella de catorce puntas sobre mármol que se halla en el interior de la Gruta de la Natividad. Tras la Epifanía (Noche de Reyes) retorna a su altar original de la Virgen en la iglesia adyacente de Santa Catalina, bajo custodia franciscana.

La talla fue encargada por fray Gabino Montoro en 1920 a la casa "Viuda de Reixach" de Barcelona (España) y realizada por el artista Francisco Rogés.

El día 25 de diciembre se celebra una misa navideña pero de carácter menos solemne y el 28 se rememora con otro acto litúrgico el día de los Inocentes.

"Lo que tiene de característico esta ciudad es que aquí se puede ver y tocar el lugar donde todo aconteció", expresa Vítores, veterano franciscano que lleva 46 años en Tierra Santa.

En Navidad las callejuelas del casco antiguo de la ciudad albergan un mercadillo, donde los tradicionales pesebres hechos con madera de olivo, así como otros ornamentos sencillos, simplemente barnizados y pulidos, son los protagonistas de la fiesta en Belén.

"Organizamos durante veinte días actividades para familias y niños, como talleres de escritura, de dibujo, reparto de regalos, conciertos y otros actos culturales, además del tradicional mercadillo navideño, en el que se venden todo tipo de adornos hechos en Tierra Santa. También vienen grupos musicales extranjeros, este año serán dos orquestas italianas, que vendrán a celebrar las fiestas con nosotros", asegura Juha.

Muchos turistas y peregrinos aprovechan para visitar la Gruta de la Leche, en una de las calles aledañas a la Natividad, donde según la tradición cristiana se cree que a la virgen María se le derramó leche cuando amamantaba al niño Jesús antes de su huida a Egipto, lo que tornó la cueva de un color blanquecino.

Tanto cristianas como musulmanas acuden a esta peculiar gruta, donde hay instalada una pequeña capilla, para pedir que los futuros retoños vengan bien, así como para fomentar la fertilidad.

"Lo más importante de la Navidad en Belén es que sólo aquí podemos decir que ha nacido el señor", concluye Vítores.

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