La insólita historia del secuestro del cadáver de Charlie Chaplin
Historias del mundo
La historia del secuestro del cadáver de Chaplin es el caso más conocido en el ámbito artístico.
En 1978, el cuerpo de uno de los actores y cineastas más emblemáticos del siglo XX fue robado de su tumba en Suiza. Y no, no se trataba de una broma de mal gusto o un macabro guion cinematográfico, sino de una historia real que podría haber sido sacada de una de sus propias películas.
Una vida llena de fama… y un final inesperado
Charlie Chaplin, el legendario actor conocido por su personaje de "Charlot", murió pacíficamente el 25 de diciembre de 1977 a los 88 años, en su casa en Corsier-sur-Vevey, un pequeño pueblo en Suiza donde vivía junto a su esposa, Oona, y sus hijos. Fue enterrado en el cementerio del mismo lugar. Sin embargo, tan solo dos meses después, en marzo de 1978, sucedió algo que ni siquiera el mismo Chaplin, maestro de la comedia y el absurdo, hubiera imaginado: ¡su cuerpo desapareció de la tumba!
¿Quién roba el cuerpo de Charlie Chaplin?
La noticia del robo del cuerpo de Chaplin sacudió al mundo entero. ¿Quién se llevaría el cadáver de un ícono del cine mudo? ¿Y para qué? La policía suiza no tardó en dar con la respuesta: dos hombres, inmigrantes polacos y búlgaros en Suiza, decidieron robar el cuerpo para pedir un rescate a la familia. Querían 600,000 dólares a cambio de devolver el cadáver del actor.
¿Y cómo lograron sustraer el ataúd? Pues, aparentemente, no fue tan complicado como suena. El cementerio era un lugar tranquilo, y los ladrones lo desenterraron en plena noche, llevándose el féretro en una camioneta. Más tarde, escondieron el ataúd en un campo de maíz cercano, un lugar bastante insospechado.
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La esposa que se negó a ceder al chantaje
Los delincuentes comenzaron a llamar a la viuda de Chaplin, Oona, exigiendo la cuantiosa suma. Sin embargo, la respuesta de ella fue tajante. En lugar de ceder al chantaje, se negó a pagar, argumentando que su esposo, en vida, jamás habría aprobado semejante gasto. Para ella, los recuerdos y el legado artístico de Chaplin eran más importantes que el cadáver en sí.
Mientras tanto, la policía suiza continuaba la investigación, pero el caso resultaba complicado. Los delincuentes usaban teléfonos públicos para realizar las llamadas y cambiaban constantemente de ubicación para no ser atrapados.
Por su parte, los secuestradores en cada llamada iban bajando la cantidad de dinero que querían por el cuerpo, pero la viuda fue firme. No cedería al chantaje!
Persecución y captura de los ladrones
Después de cinco semanas de intriga y tensión, la policía logró localizar a los responsables, Roman Wardas, un mecánico de origen polaco, y Gantscho Ganev, un inmigrante búlgaro. Ambos confesaron el crimen. Aparentemente, la idea del robo del cuerpo había sido de Wardas, quien pasaba por dificultades económicas y pensó que sería una manera rápida de hacer dinero.
La historia de Wardas y Ganev terminó en los tribunales. Wardas fue condenado a cuatro años y medio de prisión, mientras que Ganev recibió una sentencia en suspenso, ya que se había comprobado que él solo había sido el "ayudante" en el plan.
Chaplin, finalmente en paz
El cuerpo de Chaplin fue recuperado y devuelto a su tumba en Corsier-sur-Vevey, pero esta vez, la familia no quiso correr riesgos. Se reforzó el lugar de descanso final con una gruesa capa de concreto para evitar futuros intentos de profanación. Así, la familia y los fans de Chaplin pudieron respirar tranquilos, sabiendo que, al fin, su cuerpo descansaría en paz.
Es difícil no ver una especie de ironía en esta historia. Charlie Chaplin, el creador de personajes inolvidables, que reflejaban las injusticias y absurdos de la vida, terminó protagonizando una historia de crimen que parecía sacada de una comedia negra.
Incluso después de muerto, Chaplin nos dejó un último sketch, aunque en esta ocasión involuntario, que nos recuerda cuán frágil es la frontera entre el drama y la risa.
Este episodio nos enseña cómo la fama de las grandes estrellas puede llegar a extremos insospechados, e incluso hacer que sus restos mortales se conviertan en una "mercancía". Pero también deja ver el amor y respeto de una familia que prefirió proteger su legado y sus recuerdos, dejando en claro que la verdadera esencia de una persona va mucho más allá de un cuerpo enterrado.
Quizás, si Chaplin pudiera conocer esta historia desde donde quiera que esté, se reiría con nosotros.