La historia del profesor que se ganó la lotería 14 veces utilizando una fórmula matemática
Lotería
Muchas son las personas que depositan su fe y esperanza en el premio mayor de la lotería. Ganar una bolsa millonaria a cambio de un billete que les haga cambiar sus vidas para siempre, pero como bien sabemos, tener ese 'golpe de suerte' es muy difícil y solo ha estado al alcance de muy pocos desde que se crearon los juegos de azar.
Si ganar el premio una vez ya constituye un nivel de dificultad compleja, imagine ganarlo 14 veces. Este es el caso del rumano Stefan Mandel, un matemático que cansado de vivir en la pobreza, decidió aplicar su profesión al juego y diseñó un método capaz de descifrar los valores ganadores de los juegos de lotería.
Mandel diseñó su exitosa fórmula mientras trabajaba como economista durante los años 50 en su Rumanía natal. Su idea se basó en crear un algoritmo con el que sabía que, jugando a distintos grupos de números, tenía garantizado 'al menos' un premio de segunda categoría.
Tras dar con la fórmula, Mandel decidió ponerla a prueba. Convenció a dos amigos para que se convirtieran en inversores e invirtieran en el sorteo. El matemático aspiraba a obtener un segundo premio, que solo requería cinco aciertos, pero para su sorpresa, los cuatro se llevaron el primer premio. Mandel se llevó 72,783 leus, lo que era el equivalente a su sueldo de 18 años.
Ahí cambió su vida.
12 premios mayores y un método más perfeccionista
Con su parte del dinero, el profesor emigró a Australia y ahí mejoró su plan. Creó un programa informático que le permitiera jugar a todas las combinaciones posibles en determinados sorteos para lograr el primer premio. Y convenció a multitud de personas para que invirtieran en su idea a cambio de un porcentaje del futuro premio. Y no hubo un solo premio: hubo 12.
El método consistía en hallar loterías en las que el premio mayor fuera 3 veces más amplio que el número de posibilidades de ganar. Con ello, Mantel podría comprar todos los boletos con las posibles variantes.
Dicho en otras palabras, si en una lotería en la que se gana con seis números acertados del 1 al 40 hay 3 millones de posibilidades de acierto, entonces el premio debería ser de casi 12 millones (de la moneda local).
Teniendo en cuenta esto, y suponiendo que cada billete de lotería cuesta 1 dólar, Mantel podía comprar todos los boletos a un precio de tres millones de dólares. Así aseguraba el tiquete ganador y dejaba un margen de ganancia de nueve millones de dólares.
Si bien es una inversión de tiempo y dinero importante, Mandel pudo hacerse con una gran fortuna mediante esta modalidad, pues como dijimos, logró pegarle 12 veces al premio mayor.
Con las ganancias, Mandel decidió emprender un fondo de inversión legal empleado en una labor: trabajar con su fórmula para ganar la lotería y repartir los beneficios.
El 'gordo' mayor de Estados Unidos
Su éxito le llevó a probar suerte en Estados Unidos en la lotería del estado de Virginia. ¿Por qué Virginia? pues era la lotería en la que menos combinaciones necesitaba hacer para ganar y la inversión se reducía a 7,1 millones de dólares. Pero, ¿cómo iba a llevar a cabo su plan desde Australia?
En Australia contrató a inversores que pusieron dinero y a decenas de personas que le ayudaron a rellenar a mano los boletos. Utilizó su propia impresora y gastó más de 20 toneladas de papel y 3 días para lograr completar todas las posibilidades.
Lo envió por avión a Virginia, donde contrató a una persona que se encargó de sellar todos los boletos. Lo hizo reclutando por 60,000 dólares a un ejército de personas que se repartió por los distintos puestos de lotería para sellar cada impreso y pagar por medio de cheques de viaje.
La inversión era tremenda, pero el premio al que aspiraban merecía la pena: el bote era de 27 millones de dólares, una enorme cantidad para la época.
Encomendados a la suerte
Sin embargo, todo se derrumbó cuando pocas horas antes del sorteo uno de los establecimientos dejó de sellarles los boletos. Se quedaban con cinco o seis millones de boletos que no cubrían la totalidad de las posibilidades. Y lo que iba a ser un beneficio seguro dependería ahora de que la suerte les acompañara y alguno de los boletos sellados fueran los del bote.
Mandel y su equipo se encomendaron a la suerte y, minutos después del sorteo, todos se pusieron a buscar entre las cajas llenas de boletos a ver si habían sellado el ganador del bote. Fueron horas de búsqueda entre nervios hasta que uno de los cinco 'buscadores del tesoro' dio el grito que todos esperaban: habían ganado el primer premio, el bote de los 27 millones de dólares.
Además del bote, Mandel y sus inversores lograron más de un millón de dólares con el resto de los premios menores que había en las cajas. En total hubo 2,500 inversores que no se hicieron ricos, ya que entre los gastos derivados del plan y los impuestos que tuvieron que pagar tanto en Estados Unidos como en Australia, apenas recibieron 1,400 dólares de beneficio por cabeza, además de los 4,000 dólares que invirtieron.
Investigado por el FBI y la CIA
Sin embargo, una vez se desveló su método, Mandel fue investigado por el FBI y la CIA. Es más, el descubrimiento de su método llevó al sistema de loterías norteamericano a cambiar las normas relativas a varios de sus sorteos, limitando el número de participaciones que podía adquirir cada jugador.
Mandel terminó emigrando a Israel en 1995, desde donde intentó replicar su éxito de negocios, pero se encontró bajo investigación de la Autoridad de Valores. Mandel fue interrogado, pagó la fianza, y una vez que fue procesado, en el 2002 dejó a su esposa e hijos en el país y huyó a Londres.
En el 2004, fue condenado a diez meses de prisión y una multa de casi 30,000 dólares, ya que él y su compañero no revelaron a sus inversores las verdaderas posibilidades de ganar. Se cree que Mandel vive ahora en Vanuatu, un archipiélago de islas del Pacífico donde vive disfrutando de su enorme fortuna.
***Con información de La Vanguardia y El Confidencial***