La fiebre del diamante se apodera de una aldea sudafricana
Escupe la tierra después de haber limpiado el guijarro en su boca, convencida de que tiene una fortuna. Al igual que Lihle Magudulela, miles de personas acuden a este pobre rincón de Sudáfrica en busca de unos diamantes que no son tales.
Al amanecer, ya son cientos en la ladera de esta colina en el pequeño pueblo de KwaHlathi, ubicado a 5 horas en auto de Johannesburgo, en Kwazulu-Natal (Este).
Con palas, picos o palos, revuelven la tierra y rompen terrones de tierra húmeda con sus propias manos, esperando que surja el destello de la famosa piedra preciosa.
Las fotos publicadas en las redes sociales el fin de semana amplificaron el movimiento.
"Son verdaderas", dice a la AFP Lihle Magudulela, madre soltera de tres hijos. Muestra en su mano un pequeño montón de piedras sucias, que fácilmente podrían ser cristales de vidrio vulgares.
"Podré comprar un auto, una casa, poner a mis hijos en una escuela privada", dice entusiasmada.
En el país que desenterró el diamante más grande de la historia, el Cullinan, e hizo la riqueza de los mayores diamantistas del mundo, nada impide soñar.
Especialmente a los afectados por el desempleo endémico, que alcanzó un nuevo récord con la pandemia covid-19 y ahora abarca a más del 32% de la población.
"Somos pobres, no tengo trabajo. Pero eso podría cambiarlo todo", dice Precious, de 38 años.
A su lado, su hijo de 14 años sostiene en el puño una piedra transparente del tamaño de una pelota de ping-pong.
Él y su hermana de 3 años pasaron la noche cavando en la tierra con su madre. "No están cansados, necesitamos el dinero", dice a primera hora de la mañana.
"Leyenda y rumores"
Cuenta la leyenda que el Cullinan de 3.106 quilates, descubierto en Sudáfrica en 1905, antes de la minería industrial, se extrajo a pocos metros de la superficie de la tierra con una navaja de bolsillo.
La piedra se convirtió en nueve diamantes para las Joyas de la Corona Británica.
Con una pala, Thulani Manyathi, 36 años, persigue su sueño de riqueza.
"Quiero ir a vivir a Dubái, tener una casa de dos pisos. Eso va a cambiar nuestra vida", dice entusiasmado en compañía de sus cuatro hijas que no fueron a la escuela para excavar la tierra.
Sudáfrica es líder mundial en extracción de diamantes. Y la industria minera, incluso en declive, sigue siendo uno de los pulmones de la economía. Representa más del 8% del PIB y casi medio millón de puestos de trabajo.
En la colina ya circula el rumor de que en la ciudad vecina de Ladysmith hay extranjeros interesados en comprar las piedras.
Los expertos no excluyen que las piedras puedan ser diamantes genuinos, aunque lo ven improbable.
El Departamento de Energía y Minas dijo que enviará un equipo de expertos en los próximos días.
"Estos no son diamantes", dice Bhekumuzi Luvuno, de 18 años, tras probar suerte.
Mira una de las piedras misteriosas que desenterró durante la noche y dice: "la gente está perdiendo el tiempo aquí".
El martes, los coches de la policía filtraban los accesos a la carretera.
Las autoridades de la región, que temen desbordes, pidieron orden y calma el pasado fin de semana.
El domingo, invocando las restricciones vinculadas al covid, instaron a los excavadores domingueros a irse del lugar, pero no fueron escuchadas.