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Cecil, la emoción de la caza y la extinción de las especies

Foto sin fecha de Cecil, el león matado por un cazador en Zimbabue cuya muerte ha generado enorme revuelo entre los defensores del medio ambiente y de los derechos de los animales.
Foto sin fecha de Cecil, el león matado por un cazador en Zimbabue cuya muerte ha generado enorme revuelo entre los defensores del medio ambiente y de los derechos de los animales. / AP
Ap
30 de julio 2015 - 10:39

Para algunos extranjeros adinerados, es el sueño de toda una vida, la gran aventura africana: la emoción de cazar un león. Ahora, la matanza de un famoso felino de Zimbabue ha causado repudio mundial y enfocado los reflectores en lo que muchos consideran una industria cruel, a veces ilegal, que amenaza la supervivencia de numerosas especies.

La caza está prohibida en Kenia y Botswana, cuyas economías dependen bastante del dinero generado por turistas que quieren disfrutar de excursiones a la selva o el desierto que combinen una sensación de aventura con alojamientos cómodos. Otras naciones, incluidas Sudáfrica, Namibia y Tanzania, la permiten, aduciendo que beneficia a las comunidades y permiten costear actividades destinadas a conservar la naturaleza. Los detractores, no obstante, sostienen que a menudo los gobiernos no hacen cumplir las regulaciones o estas son directamente ignoradas por operadores de excursiones inescrupulosos.

Hay quienes creen que eso fue lo que pasó en Zimbabue, donde un cazador profesional, Theo Bronkhorst, fue acusado esta semana de "no prevenir una caza ilegal" cuando trabajaba para Walter James Palmer, un dentista estadounidense que mató a Cecil, un conocido león con una distintiva melena negra, a comienzos de julio. Ecólogos dicen que se había atado un animal muerto a un auto para atraer al león en un parque nacional y que Palmer hirió primero a Cecil con un arco antes de darle el tiro de gracia con un arma después de rastrear al animal durante 40 horas.

Palmer, quien dice que siguió las indicaciones de sus guías profesionales y pensó que todo lo que hacía era legal, ha sido denostado desde todos los rincones del mundo en las redes sociales y programas televisivos y cerró temporalmente su oficina.

"Cecil no es el primer león que es atraído con carnada", sostuvo Ian Michler, un ecólogo sudafricano. "Pasa todo el tiempo. La caza sin ética es común en todo el continente".

Michler, quien hizo un documental llamado "Leones de Sangre" que fue distribuido este año, dijo que cerca de 1.000 leones criados en cautiverio en Sudáfrica son matados todos los años por cazadores que pagan un promedio de 20.000 dólares, cuando no 50.000, por la experiencia, en condiciones que difícilmente puedan ser descriptas como deportivas. Añadió que también aumenta la popularidad de los sitios donde se cobra al turista para que acaricie y juguetee con cachorros que cuando crezcan serán cazados.

Sudáfrica asegura que la caza que se practica en su territorio respeta todos los acuerdos internacionales e incluso contribuye al bienestar de las especies, incluidos los leones, los elefantes y los rinocerontes.

"La caza es una fuente de muy necesitadas divisas extranjeras, de trabajos, de desarrollo comunitario y de progreso social", afirmó la ministra del Medio Ambiente Edna Molewa en un comunicado.

Acotó que se trata de una industria que genera unos 490 millones de dólares anuales. Numerosos ecólogos, sin embargo, dicen que esa cifra es inflada para justificar la tesis de que la caza tiene un gran impacto económico. En un informe del 2013, una agrupación llamada Economists at Large calculó que la caza produce unos 200 millones de dólares que van a parar a comunidades africanas, aunque aclaró que hay que "usar con sumo cuidado" esa cifra, la cual representa un porcentaje ínfimo del dinero generado por el turismo.

Los leones están catalogados como vulnerables en una "lista roja" de especies que corren peligro. Un estimado indica que hay menos de 20.000 leones silvestres, lo que representa una merma del 40% en las dos últimas décadas. Otro habla de unos 30.000. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza destaca que ha habido exitosos programas diseñados para proteger a los leones en el sur de Africa, pero que los de Africa occidental corren grave peligro y que también baja a paso acelerado la población de leones de Africa oriental.

Cecil tenía un collar que permitía seguir sus pasos vía satélite colocado por la Wildlife Conservation Research Unit de la Universidad de Oxford.

"Nuestra meta es comprender los peligros que enfrentan los leones y emplear los últimos avances de la ciencia para buscar soluciones a esas amenazas", declaró el director de la unidad David Macdonald en su portal. Reveló que su unidad sigue los pasos de más de 100 leones mediante satélites.

El príncipe Mupazviriho, secretario permanente del Ministerio del Medio Ambiente, Agua y Clima de Zimbabue, dijo que la caza de un león con collar fue un incidente aislado.

"El tema no es matar animales indiscriminadamente para reducir su número. Hay que hacerlo de una forma científica, lo que a su vez genera recursos para cosas como la conservación", expresó.

Este año Zambia levantó una prohibición a la caza de los leones y otros felinos vigente desde hacía dos años, según informó la prensa local en mayo.

En su portal, una organización llamada Central African Wildlife Adventures ofrece excursiones de caza en la República de Africa Central, aunque las ha suspendido por ahora por la inestabilidad y la violencia política. Su portal describe una experiencia casi mística en la que el cazador y la presa son iguales.

Asegura que "el último contacto generalmente tiene lugar a corta distancia. El león aparece de la nada en el verde follaje. Sin aviso sin emitir sonido alguno, el Rey de la Selva está repentinamente allí y llegó la hora de que se enfrenten los dos depredadores más poderosos de la Tierra".

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