Revelan nuevos detalles del menor que mató a sus padres después que le quitaran el wifi y la Playstation

Parricidio

Imagen con fines ilustrativos / Pixabay

Como sacado de una película de terror, el chico de apenas 15 años tomó una escopeta y a sangre fría acabó con la vida de sus padres. ¿La razón? Le quitaron el wifi y la Playstation debido a su mal desempeño en el colegio.

El crimen ocurrió el pasado 8 de febrero en el municipio de Elche, provincia de Alicante, España, pero nadie se enteró hasta el fin de semana cuando la vecina de la familia se cruzó con el chico y le preguntó por sus padres. Hacía días que no los veía, le dijo. Santiago respondió que los había matado y durante ese tiempo no asistía al colegio.

Al enterarse de tan fuerte declaración, la mujer llamo inmediatamente a una de las hermanas de su madre y le comentó la situación. Rápidamente la mujer se dirigió al poblado donde se ubicaba la vivienda y descubrió que el relato del joven era cierto.

Fachada de la casa donde se cometieron los crímenes / Imagen de video

¿Qué fue lo que ocurrió?

Pasado los días y conforme a la investigación policial, los hechos ocurrieron de la siguiente manera:

La tarde del martes 8 de febrero, Santiago y su madre discutieron. Ella le dijo: “Eres un vago, ya está bien”. Encarnación, de 52 años, estaba enojada por las calificaciones escolares de su hijo, un buen estudiante que había bajado el rendimiento en los últimos meses.

“A partir de ahora vas a trabajar al campo con tu padre”, continuó la mujer. Y tomó medidas: prohibido acceder al wifi ni usar el ordenador ni jugar con la PlayStation.

Santiago subió a su habitación, y tras meditar un rato, decidió buscar la escopeta de caza de su padre.

Primero disparó contra su madre. Un tiro por la espalda y otro para rematarla. Después salió detrás de su hermano, Gonzalo, de 10 años, que trataba de escapar. Le disparó dos veces. Lo mató por temor a que lo “delatara”, dijo. Después llevó los dos cadáveres al cobertizo que hay junto a la casa.

Esperó entre cuatro y cinco horas hasta que llegó su padre del trabajo. Al oír el motor del auto, Santiago se escondió tras la puerta de la cocina. Cuando Jaime, de 50 años, entró, Santiago le disparó. El tiro impactó contra la mandíbula. El hombre quedó malherido, pero alcanzó a su hijo y le arrebató el arma, la dejó en el pasillo y se dirigió hacia el baño. “Pero, ¿qué has hecho?”, le dijo Jaime a Santiago. El joven volvió a agarrar la escopeta y le disparó dos veces al padre, que quedó tendido sobre el suelo del aseo. Lo mató porque sabía “que se iba a enojar”, explicó tras ser detenido.

A partir de ahí, el adolescente de 15 años empezó a construir una gran mentira, un universo paralelo en el que se hacía pasar por sus padres.

Primero tomó el teléfono móvil de su padre y envió un mensaje de WhatsApp al jefe para decirle que tenía covid y que no iba a ir a trabajar al día siguiente. Después trasladó el cadáver al cobertizo, con los otros dos.

Santiago regresó a la casa y se puso a limpiar. Cuentan los investigadores que lo hizo durante horas, que después se duchó, se preparó la cena y se encerró en su cuarto para jugar con la PlayStation.

Ojalá hubiera sido todo una ficción como las que protagonizaba este adolescente tímido e introvertido cuando jugaba al «Fortnite», un videojuego al que estaba enganchado y que ofrece mucho realismo en escenas cotidianas de los personajes. De forma similar a ese mundo virtual, había planeado primero cómo podía vengarse de su madre por castigarle sin wifi, tras una fuerte discusión por sus malas notas, relata el diario ABC de España.

Los días pasaron y Santiago volvió a suplantar la identidad de su padre y de su madre. Contestaba los mensajes haciéndose pasar por ellos; El jefe de Jaime insistía en que debía llevar el parte médico que justifica que está enfermo y el chico respondía que aún no había recibido los resultados del PCR.

Asimismo, contestaba los mensajes que su tía le mandaba a su hermana, la madre asesinada. La tía, impaciente porque Encarnación no respondía al teléfono, decidió al fin, el viernes 11 de marzo, acercarse hasta la casa. Fue con una amiga.

El chico vio a las dos mujeres al otro lado de la valla que separa la casa de la calle. Se cercó y las mujeres le preguntaron por sus padres. Santiago respondió: “No los molestéis, están durmiendo”.

Las mujeres lo amenazaron con llamar a la Policía. Santiago volvió al interior de la casa, agarró el móvil de su padre y se acercó a su tía. “Mira, los he matado. He matado a papá, a mamá y a mi hermano”, dijo enseñándoles la fotografía de los cadáveres a las dos mujeres.

La Policía Nacional ha verificado que, efectivamente, los cuerpos presentaban seis disparos en total, dos la madre, uno el niño y tres el padre.

Reformatorio de menores

Desde el pasado domingo, Santiago ha ingresado en un centro de internamiento de menores en régimen cerrado en la provincia de Valencia, alejado del foco mediático, dada la repercusión que ha tenido este caso.

Fue trasladado tras prestar declaración ante la Fiscalía de Menores y ser sometido a un reconocimiento médico y psicológico, aunque no hay antecedentes suyos de ningún episodio de violencia o agresividad. El juzgado de menores, en funciones de guardia, decretó su internamiento con medidas socioeducativas. La causa permanece bajo secreto de sumario.

En estos casos, al tener entre catorce y dieciséis años de edad, los delitos más graves prescriben a los cinco años, según la ley de responsabilidad penal del menor, cuando se imponen penas de más de diez años.

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