La universal cultura del vino se abre camino en Panamá
El consumo y la popularidad del vino como bebida de elección va en aumento a nivel mundial, y Panamá no escapa a ese efecto, Cada año la distribución comercial de vinos aumenta tanto en volumen de botellas vendidas, así como en variedad de opciones provenientes de todas las regiones vinícolas del mundo.
El beneficio para el panameño no sólo se ve en el consumo de una bebida que con moderación es saludable, sino además en el enriquecimiento cultural que es inherente al mundo de los vinos, explica el sommelier Carlos Mata.
De acuerdo con la Autoridad Nacional de Aduanas, en el año 2018, se importaron a Panamá 6 millones, 235 mil 510 litros de vino.
Agrega que por otra parte, también cada vez hay más comunicadores capacitados para presentar los vinos y hablar sobre ellos.
Resalta que el consumo del vino en el país es aún medianamente popular, en comparación con el elevado consumo de otros licores como la cerveza, el ron o el whisky, por ejemplo.
No obstante, es inevitable que el vino se aferre a su imagen aparentemente elitista, dado que las estadísticas comprueban que el consumo del vino es mucho mayor en los grupos sociales más cultos de la población, por un lado, y en rangos más altos de edad.
Dicho de otra forma, expresa Mata, personas menos versadas culturalmente hablando, y las generaciones más jóvenes se interesan menos por el vino.
Nosotros los comunicadores de la cultura del vino intentamos todo el tiempo romper este paradigma. En muchos países de Europa y Sudamérica, por ejemplo, el vino es una bebida de consumo popular”, resalta el experto.
Desconocimiento
El sommelier expresa que en Panamá no hay tanto conocimiento referente al consumo de vino.
Dijo que “la cultura del vino es muy vasta y universal”, así como lo son las bellas artes y la música culta. No obstante, sería óptimo que tan solo el promedio de las personas conociese las variedades de uvas más importantes a nivel universal y las regiones de donde proceden.
Mejor aún, recalca, sería que la mayoría de las personas conocieran el amplio abanico de opciones que comúnmente existe en el mercado para ofrecer el mejor maridaje posible de los vinos espumosos, blancos, rosados, tintos, y vinos de postre con la buena gastronomía y la buena mesa.
‘Trendy’
En los últimos meses Como en todo en la vida, la moda siempre influye en la conducta social; por lo tanto, es importante. Las cervezas artesanales, por ejemplo, representan una interesante y atractiva novedad. Lo que hace falta, y se está haciendo, es ofrecer comunicación. Dictar charlas, hacer catas de vinos, invitar a los enólogos cuando se puede, para que presenten su vino y sus historias, e involucrar a los maestros del arte gastronómico local para mostrar y maridar los vinos con la cena.
Universalidad
El vino posee un carácter universal, paralelo al hombre casi desde que apareció la historia de la humanidad, que básicamente no hace falta aprender a apreciarlo, dice Mata al cuestionarlo sobre si es una bebida para todo tipo de personas.
No obstante, es un “hermoso valor agregado” conocer elementos adyacentes al vino, como lo son la historia, la geografía, la geología, la artesanía en la elaboración de tantos diferentes vinos, la tradición y antigüedad de algunas dinastías famosas en ese arte, los nombres de algunos enólogos destacados, e incluso la aparición de algunos vinos famosos en la literatura o en momentos históricos trascendentales.
¿Qué es maridaje?
Explica Mata que es el ejercicio de poner los vinos en acción. Es regalar a los sentidos propios la dinámica contemplativa de poder experimentar la interacción gustativa del vino con las diferentes comidas. Y muchas veces, en el maridaje se puede encontrar el propósito y la intención del enólogo al momento de diseñar y crear su vino.
El vino también debe inspirar al artista de la cocina”, sostiene Mata.
Agrega que un maridaje es la percepción contemplativa que ofrecen tanto el vino como el plato al interactuar ante los sentidos del consumidor.
Aclara que muchas veces es cuestión de “gusto propio” y se puede tener una experiencia o un maridaje inapropiado, uno bueno, o uno simplemente sublime e inolvidable para los sentidos.
Para muchas culturas, sobre todo las europeas, el vino es una bebida de consumo diario y la sirven para acompañar desde el desayuno hasta le cena.
Por ejemplo, los vinos espumosos muchas veces se utilizan con carácter festivo y no necesitan ir acompañados de un plato. Algunos vinos fortificados como los de la Región de Oporto, por ejemplo, se pueden ofrecer al finalizar el día.
Ideal en Panamá
Tomando en cuenta las características del clima y la cultura, es lógico que en Panamá, por su clima caluroso, los vinos blancos y rosados que se sirven más fríos constituyan la oferta ideal tanto para la mesa o para un día veraniego de playa, explica Mata.
Por otra parte, según el experto, en la gastronomía panameña hay elementos difíciles de maridar con vinos, como por ejemplo el ceviche de corvina, o platos étnicos muy condimentados, para los que consideraría "ideal" aparear con vinos elaborados de las variedades blancas: Sauvignon blanc o Riesling.
Mata también dijo que es muy importante impulsar la educación formal sobre el tema para poder estar a la par cultural con otros países que, aunque no tengan tan buena oferta de mercado, ofrecen de manera formidable la carrera de estudios sobre el conocimiento y el servicio del buen vino.