Sale a la luz el arte de los autores de las Líneas de Nazca
Las famosas Líneas de Nazca, tan enigmáticas como fascinantes, no es el único rastro dejado por sus autores, una de las civilizaciones más singulares del Antiguo Perú, cuya riqueza de cerámicas, tejidos e instrumentos musicales salen a la luz para componer la exposición más grande dedicada nunca antes a los Nazca.
La muestra "NASCA", albergada en el Museo de Arte de Lima (MALI) hasta el 1 de octubre, presenta unas 300 piezas, entre ellas cinco telares exhibidos de manera inédita, que luego se presentarán en el Museo Rietberg de Zurich (Suiza) y en el Bundeskunsthalle de Bonn (Alemania), contaron a Efe sus curadores, Cecilia Pardo y Peter Fux.
Relegadas durante años a la sombra de las célebres Líneas, las vasijas, cántaros, botellas y estatuillas de los Nazca representan a pequeña escala las mismas aves, ballenas, animales y seres antropomorfos, entre otras inconfundibles figuras, que elaboraron con idéntica destreza en el desierto peruano hace unos 2.000 años.
Cada uno de esos coloridos objetos narra historias cotidianas y mitológicas que sirvieron para que los investigadores descifraran someramente la cosmología y simbología que llevó a los Nazca a tatuar con símbolos, rayas, triángulos y líneas una de las zonas más áridas del planeta.
Así pudieron intuir que, lejos de ser figuras intocables que miraban al espacio estelar, servían para celebrar procesiones sobre sus trazos, en rituales donde las sustancias alucinógenas los llevaban a encontrarse con esas criaturas mitológicas, quimeras semidivinas, luego plasmadas especialmente en las cerámicas.
En una de las salas se recrea de manera tridimensional los dibujos de una botella donde aparece un enorme ser del que emanan serpientes de pupilas dilatadas, y en cuyas manos constriñe a un sacerdote con cabezas decapitadas y otra persona con una fantasmagórica máscara blanca.
"La exposición es una oportunidad para poner en contexto las Líneas de Nazca y difundir que fueron espacios vivos por donde caminaban y bailaban en ceremonias", comentó Pardo.
Según la curadora del MALI, al contrario que otras civilizaciones coetáneas como los Moche, asentados a 1.200 kilómetros al norte de Nazca y famosos por sus pirámides monumentales, los Nazca tenían en el terreno su espacio sagrado, por ser su fuente de subsistencia, al extraer el agua del subsuelo mediante ingeniosos pozos.
En la muestra también hay un grupo de antaras, instrumento de viento hecho con arcilla, con el que los Nazca desarrollaron una escala musical de trece tonos, mil años antes que en Europa, de acuerdo a una investigación del musicólogo e investigador peruano Américo Valencia Chacón.
Según Fux, curador de arte prehispánico en el Museo Rietberg de Zurich, "no hay otra civilización prehispánica con tantos instrumentos musicales como los Nazca".
"Hay que verlo en contexto con los geoglifos. Todo es rítmico. Cuando caminas una espiral o un zig zag, es ritmo, como en la música. Los Nazca no dibujaron sus líneas para ser visibles, sino para sentirlas en procesos y en ceremonias", agregó.
Una de esas posibles procesiones de los Nazca se puede apreciar en uno de los tejidos expuestos, donde una multitud de personas caminan a ambos costados de una línea que transcurre longitudinalmente por toda la pieza textil.
La mayoría de telares presentan, sin embargo, motivos geométricos, como el 95 % de las Líneas de Nazca.
Para el especialista suizo solo hay dos o tres lugares en el mundo donde tejidos de 2.000 años de antigüedad se conservan tan bien como en Nazca.
"Es extraordinario. Se podrían vender ahora en una tienda. Son de una calidad tan alta que no podemos encontrar una corbata con una textura tan fina como esa", detalló.
Fux auguró que "NASCA", patrocinada por el Banco de Credito del Perú (BCP), causará asombro cuando en noviembre llegue a Suiza y en mayo de 2018 a Alemania, porque nunca se había reunido una cantidad similar de objetos de Nazca, y muchos menos para ser exhibidos en Europa.